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El fleteo, un delito peor de lo que parece en Cali

Pese a que las cifras hablan de reducción, el flagelo no cesa: bandas organizadas operan en la ciudad. Zoom a un crimen cambiante.

10 de julio de 2011 Por: Elpais.com.co

Pese a que las cifras hablan de reducción, el flagelo no cesa: bandas organizadas operan en la ciudad. Zoom a un crimen cambiante.

Esta vez fue un médico. Felipe Betancourt Azcárate: oftalmólogo, 47 años, dos hijas de 1 y de 3. El pasado martes entró a un supermercado del sur y retiró del cajero millón y medio de pesos. Sólo eso; apenas un puñado de billetes que doblado en el bolsillo hacía menos bulto que una cajetilla de cigarrillos. El médico salió caminando. Diez minutos después, a una cuadra del Instituto para Niños Ciegos y Sordos donde trabajaba hace 14 años, lo interceptan dos tipos; lo encañonan, le piden la plata, hay un forcejeo, le disparan en el estómago. Eran las cinco de la tarde. Dieciocho horas más tarde el médico muere en un quirófano.La noticia, entonces, apareció publicada en tono de alarma. Y en los titulares se repitieron otra vez algunas de esas palabras penosamente célebres en la realidad de esta ciudad: “Rechazo”, “Condena”, “Repudio”. Hace apenas cinco meses había sido un fiscal: Elber Arango Correa, quien terminó muerto a tiros por robarle el dinero. Y dos años atrás, Juan Pablo Becerra: arquitecto, modelo, actor. Esos son los casos más conocidos. Pero en el medio de uno y otro, la situación se ha repetido decenas de veces.Aunque las autoridades hablan de una reducción del 4% en el fleteo, una realidad distinta pareciera estallar en las calles: en lo que va del 2011, 210 personas fueron atracadas de la misma manera. Sólo hasta el mes de abril, la suma calculada de lo que les quitaron ascendía a 320 millones de pesos. Y en contraste, apenas nueve capturas, tres motos decomisadas, cuatro armas de fuego incautadas. ¿Cómo funciona ese negocio criminal que cada día deja en el bolsillo de los atracadores 2.7 millones de pesos y sigue resultando casi imposible de conjurar?Sí existen: son entre 14 y 18 bandasPese a que una alta fuente de la Sijín asegura que en Cali no hay bandas dedicadas exclusivamente al fleteo, en la Fiscalía General de la Nación creen lo contrario. Un investigador del CTI que lleva tiempo intentando descifrar las intimidades de esa modalidad criminal, le reveló a este diario que en este momento hay entre 14 y 18 grupos de fleteros operando en la ciudad.De acuerdo con sus pesquisas, cada una de esas bandas está compuesta por al menos seis personas. Son estructuras piramidales donde las funciones de cada quien se encuentran tan definidas, que casi nunca se dan cambios de roles. Por ejemplo, explica, hay gente que se dedica sólo a hacer la infiltración en los bancos. Hombres, mujeres, a veces muchachos de inocente apariencia, que se especializan en detectar a las posibles víctimas mientras simulan alguna transacción. Ellos son los que luego, afuera de la entidad, dan aviso a sus cómplices a través de una seña gestual o un mensaje de texto. A eso, en el lenguaje del fleteo, se le llama poner la marca.La marca es recibida por quienes se encargan del seguimiento: normalmente dos o tres que se transportan en una moto y un taxi, o una moto y un carro particular. La moto se mantiene más lejos de la víctima, puesto que en ella se moviliza quien lleva el arma con la que luego efectuarán el atraco. De esta manera, dice el investigador, no se exponen quienes van en el carro, en caso de un retén. Cuando a través de mensajes de texto o llamadas definen el sitio de la interceptación final, del carro o taxi se baja un miembro de la banda denominado “el cogedor”. Éste, que tiene la responsabilidad de aprisionar a la víctima, va desarmado. “Es así como han depurado su técnica de asalto. Lo hacen de esa manera para evitar que en caso de un forcejeo, la víctima pueda quitarles la pistola o el revólver que generalmente usan”. Mientras eso ocurre, el tipo de la moto se lleva el dinero. Hay bandas, al parecer, con tal nivel de ‘estatus criminal’, que ya son reconocidas por sus nombres. En la mayoría de los casos lo que ha ocurrido es que han adoptado el apodo del líder del grupo o del sector bancario donde han hecho el golpe mayor. En varias de ellas están operando mujeres. Incluso, una de las más temerarias, estaría bajo las órdenes de una rubia.

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