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El drama de los perjudicados por paro judicial que ya completa 21 días

Una bebé enferma. Una mujer que necesita su pensión. ¿Qué hay más allá de las marchas y los reclamos?

31 de octubre de 2012 Por: Andrés Felipe Becerra | Reportero de El País

Una bebé enferma. Una mujer que necesita su pensión. ¿Qué hay más allá de las marchas y los reclamos?

¿Qué hay más allá del congelamiento en que se encuentra la justicia? El paro de la rama judicial que hoy cumple 21 días ha generado problemas, situaciones, de los que tal vez pocos se han percatado.Mientras al menos 40 mil funcionarios de la justicia piden una nivelación salarial, es decir, mejorar la diferencia que existe entre lo que gana un magistrado, un juez, un fiscal y un auxiliar, un número incontable de ciudadanos han terminado afectados por el cese de actividades: los juzgados permanecen cerrados, no hay atención al público y, si la hay, solo es para casos muy urgentes, como por ejemplo, audiencias en las que darán libertad a algún procesado.En Cali han sucedido situaciones como esta: un joven fue capturado por agentes de la Policía la semana pasada tras hurtar una motocicleta en un barrio del sur. Al llegar a uno de los juzgados del centro de la ciudad, para la legalización de su captura, el lugar estaba cerrado. Uno de los policías que llevaba al capturado dijo una frase que, se teme, ha sido repetida en otras ciudades: “De seguir así tendremos que dejar que los delincuentes sigan haciendo de las suyas. Y nosotros en las mismas: capturarlos y dejarlos libres de inmediato”.Miedo. El paro de la justicia ha generado un miedo colateral. Aunque no hay cifras precisas, se habla de al menos 23 mil procesos afectados: ¿Cuántos detenidos podrían salir libres por cuenta de este paro? El exfiscal Alfonso Gómez Méndez lo explicó así: si el paro continúa “el país tiene que prepararse para una especie de excarcelación masiva”, argumentando que si los capturados no son sentenciados en el término estipulado por la Ley, los juristas podrán solicitar la libertad y los jueces no podrán dejar de otorgarla, pese al paro.Procesos como el que hay contra el exsenador Juan Carlos Martínez, por su presunta participación en el intento de fraude en las pasadas elecciones para gobernador del Valle del Cauca, podría verse “embolatado”, incluso.La audiencia en la que se decidiría si el excongresista iba a ser cobijado con una nueva medida de aseguramiento, tuvo que ser aplazada porque, aunque se presentaron los jueces y fiscales para su realización, el despacho en el que iba a ser realizada en el centro de Cali se encontraba bloqueado. Martínez se encuentra detenido en Bogotá mientras es juzgado por otro delito, el de narcotráfico.Alejandro Arenas, decano de la Colegiatura de Abogados Litigantes de Cali, contó que el cese de actividades ha causado traumatismos tal vez mayores que si la rama estuviera laborando: abogados de muchos detenidos han solicitado la libertad de sus defendidos ya que sus clientes no les pagan sus honorarios mientras la justicia no adelante ningún proceso.Solo en Cali hay al menos 200 abogados afiliados a la Colegiatura, mientras que a nivel nacional son 30.000. Todos, según Wiliam Castiblanco, de la Corporación de Jueces y Magistrados, se han visto perjudicados con el paro judicial.3Otros dramasA pesar de que van 21 días de paro, de las marchas, de los registros en noticieros y periódicos, las personas que necesitan con urgencia el servicio judicial siguen llegando hasta las oficinas esperanzadas en tramitar tutelas, demandas o cualquier otro recurso legal.Personas como David Alexander Cruz, que por estos días han tenido que vivir su propio calvario a raíz del paro: desde el 1 de octubre interpuso una tutela por la vulneración del derecho a la salud de su hija, una pequeña de 11 meses que está en estado grave por cinco enfermedades que, según él, contrajo tras llevarla con una convulsión a una clínica de la ciudad. La menor necesita una atención especializada urgente, que no le han podido brindar en dicho centro de salud.Y ya ha pasado un mes desde que interpuso la demanda, pero no ha habido respuesta por parte del Juzgado Penal Segundo de Cali. Hace dos semanas, cuando fue a ese despacho en busca de alguna razón, lo encontró cerrado, simplemente cerrado, mientras su niña sigue en cama. “La justicia me ha puesto a esperar, mientras tanto mi niña sigue grave, necesitando esa atención especializada”, dice David. Y como ellos, esperando también está María Bedoya, de 58 años, quien desde hace dos semanas ha ido casi todos los días a uno de los juzgados de Cali para que le den respuesta a la tutela de su pensión. Pero lo único que se ha encontrado es a los funcionarios jugando dominó a las afueras del despacho. “Necesito lo más pronto esa pensión, estoy enferma y lo necesito para los gastos de mi salud”.Lo de los juegos de mesa no es una burla a la gente. Es, más bien, otro de los reflejos del paro: durante estos 21 días, los funcionarios de la justicia han tenido que madrugar y cumplir con sus horarios en cada uno de los despachos a los que están asignados. Se quedan ahí, firman una asistencia y esperan, como congelados, hasta que llegue el final del día.

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