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Destituyen a siete militares implicados en dos falsos positivos

Entre los militares destituidos por la Procuraduría General de la Nación hay un teniente coronel.

28 de febrero de 2014 Por: Elpaís.com.co | AP

Entre los militares destituidos por la Procuraduría General de la Nación hay un teniente coronel.

Siete miembros del Ejército Nacional, entre ellos un teniente coronel, fueron destituidos por la Procuraduría General por el asesinato de dos hombres a los que falsamente hicieron pasar como delincuentes muertos en combate, en una de las mayores purgas en las filas castrenses en tiempos recientes. La decisión afectó al teniente coronel Wilson Javier Castro, al teniente Eduar Antonio Villany, al sargento Jesús Eduardo Ñiámpira y a cuatro soldados profesionales, dijo la Procuraduría en un comunicado de prensa difundido el viernes. Los siete uniformados formaban parte de un batallón de infantería con sede en el municipio de Cimitarra, en el departamento de Santander. Las víctimas, Eduardo Garzón y Andrés Pesca Olaya, "fueron trasladadas con engaños desde Soacha a Santander y fueron puestas a disposición de algunos uniformados que les causaron la muerte y procedieron a reportar el hipotético combate, fundándose en el montaje que ya tenían preparado con los informes de inteligencia y manipulación de otros documentos oficiales", explicó la Procuraduría. Los dos hombres fueron sacados de Soacha con inexistentes promesas de trabajo y, según el reporte oficial, "se estableció entonces que se manipularon documentos oficiales (por parte de los militares) para dar un carácter legal al homicidio de dos personas protegidas por la normatividad interna e internacional". Por el asesinato de Garzón y Pesca, ocurrido en julio de 2011, un juzgado condenó al teniente coronel Castro a 54 años de cárcel y a 55 años a Villany y Ñiámpira. A mediados de 2008 medios locales denunciaron que 11 hombres de Soacha, una localidad ubicada al sur de Bogotá, estaban desaparecidos y que al parecer habían sido reclutados por militares y llevados al noreste de Colombia donde habrían sido asesinados. Tiempo después se estableció que los 11 hombres habían muerto a manos de militares para mostrar una aparente contundencia en las operaciones contra los grupos al margen de la ley.

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