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“Construyendo la paz llevamos diez años”: Alejandro Éder

El Alto Consejero para la Reintegración, Alejandro Éder dice que la única forma de consolidar la paz es aprendiendo a perdonar y preparando a la sociedad para recibir a los desmovilizados.

1 de octubre de 2012 Por: Elpais.com.co

El Alto Consejero para la Reintegración, Alejandro Éder dice que la única forma de consolidar la paz es aprendiendo a perdonar y preparando a la sociedad para recibir a los desmovilizados.

Si hay alguien en el país que sabe de perdón es Alejandro Éder. Su familia fue víctima del secuestro de la guerrilla y tuvo que salir al extranjero huyendo de la violencia. Hoy, al frente de la Agencia Colombiana para la Reintegración, trabaja por los desmovilizados, de quienes dice aún carecen de oportunidades en el país ante el recelo de la sociedad.Éder, dicen quienes lo conocen, prefiere evadir su experiencia familiar, pero en la responsabilidad que le entregó el presidente Juan Manuel Santos tiene claro que los desmovilizados no se les premia, “se les brindan oportunidades”.Este vallecaucano no vacila en decir que Colombia entró en un proceso de paz hace diez años y que lo que tiene que hacer el país es preparar a la sociedad para recibir a los desmovilizados.En este país, en conflicto armado ¿existe una experiencia para los procesos de reinserción y reincorporación?Desde hace diez años hay una política de reintegración y, en ese tiempo, se han desmovilizado más de 50.000 personas y 34.000 que aún siguen en el proceso de reintegración. Obviamente el proceso ha tenido todo tipo de dificultades, pero ha venido evolucionando positivamente, que está dando resultados positivos y que cada vez estamos perfeccionando.El reto más grande que tenemos es la estigmatización que aún sufren los desmovilizados en la sociedad. Si nosotros no logramos superar eso, va a ser más difícil nuestra labor.¿Esa estigmatización está llevando al traste esta política?La dificulta, porque nosotros buscamos la reintegración social y la reintegración económica sostenible. Con la situación con la que nos encontramos hoy, tenemos un proceso que dura seis años, donde las personas se educan, reciben formación para el trabajo y su resocialización y cuando ya están listos para ingresar a la fuerza laboral, por ejemplo, muchas veces las empresas les cierran las puertas por el simple hecho de ser desmovilizados. ¿Es decir que el sector empresarial no le apuesta al proceso?Hoy tenemos alrededor de 9.000 desmovilizados mensuales que están trabajando en el sector formal de la economía, la mayoría lo hacen sin estos estigmas, son personas que salieron a buscar trabajo y lo consiguieron, eso es bueno porque hace parte del proceso. Pero es un reto, porque muchas veces se nos dan casos de desmovilizados que llevan mucho tiempo trabajando en una empresa, cuatro o cinco años, el jefe o algún compañero de trabajo se da cuenta que es un desmovilizado y los echan por esa sola razón sin importar si son buenos trabajadores o no.Entonces si todos nosotros, si toda la sociedad no ponemos de nuestra parte para que la reintegración sea posible, esta tarea va a ser muy difícil.Con el nuevo proceso de paz que se inicia se avecinan desmovilizaciones grandes. ¿El país está preparado para recibir a todas esas personas?Creo que no hay que especular hacia el futuro. Cómo le decía hoy tenemos 34.000 desmovilizados, todo lo que se hace en Colombia para desmovilizar integrantes de las Farc y el ELN y el proceso es uno de los que está andando. Mi responsabilidad como Director de la Agencia para la Reintegración es ir perfeccionando ese proceso todos los días y eso es lo que estamos haciendo. Pero también hay otra parte y es concientizar a la sociedad civil de que esto no es una responsabilidad del Gobierno únicamente, todos los colombianos tenemos que poner de nuestra parte, en especial el sector privado y las organizaciones comunitarias.¿Entonces, lo que existe es un muro de contención en contra de los desmovilizados porque existe desconfianza?Desafortunadamente sí. Eso se debe a una percepción equívoca que tiene la sociedad y que desconoce lo que es el proceso de reintegración. Mucha gente se imagina que cuando alguien deja las armas, el Gobierno le da una platica y esa persona sigue delinquiendo, eso es lo más lejano de la realidad. Y, ¿no es así?Cuando una persona se desmoviliza tiene que pasar por un proceso de reintegración riguroso que tiene tres componentes: psicosocial, formación académica y formación para el trabajo. Si las cumplen con cada uno de estos se les paga un apoyo económico de $160.000 por cada componente, es decir que el máximo que puede recibir un desmovilizado mensual es de $480.000. Para recibir esos recursos ¿solo tienen que cumplir esos tres componentes?Todos los desmovilizados deben hacer servicio social y participar en trabajos comunitarios, eso como parte de este proceso de rehabilitación, de reparación simbólica a la sociedad, porque lo que buscamos es la reintegración. Esto, desafortunadamente, al no conocerlo y al especular sobre el tema, genera muchos malos entendidos y muchos imaginarios equivocados, entonces en la medida en que la sociedad va conociendo lo que hacemos va reconociendo que los desmovilizados son personas que quieren salir adelante, que quieren rehabilitarse, que quieren ser personas de bien todo esto se va conociendo y se va acercando a la construcción que se quiere tener.¿Esta situación en que la sociedad repele al desmovilizado podría dilatar el proceso postconflicto que se puede dar en el país?Colombia está en una posición de construcción de paz hace una década, nosotros ya estamos en esa realidad. Lo que tenemos que seguir haciendo es seguir fortaleciendo el entorno, a los desmovilizados, ir preparando a la sociedad para que reciba a estas personas, además que otros elementos, pero poquito a poco vamos llegando. Creo que cada día la sociedad se da cuenta de la importancia de este proceso.Hay quienes dicen que el proceso de reincorporación podría exigir la inversión de dos puntos del PIB, ¿eso es así? No quisiera especular, pero este proceso no es tan costoso. Enfoquémonos en lo que tenemos hoy: un proceso de reintegración con 34.000 personas activas, el costo percápita por cada uno es de 7 millones de pesos, para el proceso. Se ve algo costoso, pero lo es menos que las otras alternativas que tenía nuestra sociedad antes de entrar a este proyecto.¿Cómo garantizar que los desmovilizados no pierdan sus derechos?El proceso de reintegración no es un premio y tampoco una serie de derechos que se les dan a estas personas. El proceso de reintegración es una oportunidad que la sociedad colombiana les da a quienes dejan las armas para que se puedan reintegrar a la sociedad, ellos pueden o no aprovecharla. Lo que la experiencia nos ha demostrado es que más del 80% de las personas que dejan las armas se comprometen con el proceso.¿Ustedes trabajan de la mano con otras entidades del Estado?Nuestro principal esfuerzo es coordinar las demás instituciones públicas tanto a nivel nacional como regional y municipal para implementar el proceso. Somos una agencia de coordinación.Ante la falta de oportunidades, ¿qué tan alta es la posibilidad de que los desmovilizados reincidan en el delito?Ese es un riesgo que se presenta en este proceso y los enfrentamos aquí en Colombia como lo han afrontado otros países con procesos similares, pero así y todo la tasa de reincidencia está entre el 15 y el 20%, es decir que el resto se encuentra dentro del programa y para que esta salida sirva es fundamental que la sociedad les abra las puertas y les den oportunidades.Algunos expertos dicen que el proceso de postconflicto puede durar, por lo menos, 20 años...Nosotros llevamos diez años en el proceso y el trabajo con los desmovilizados dura más o menos seis años y medio, creo que es importante enfocarnos en lo que tenemos hoy más que en el futuro.Pero, si un desmovilizado requiere de seis años y medio para su reintegración y el programa lleva diez años, ¿se podría decir que hasta ahora se está aprendiendo?Mire, Colombia puede aprender de muchas experiencias de otros países que han superado situaciones similares y hay que tener en cuenta que la construcción de la paz tiene un precio que hay que pagarlo para recibir los beneficios.O sea que, en definitiva, ¿se requiere del perdón y el olvido de la sociedad?Una sociedad que ha vivido la experiencia de nosotros nunca debe olvidar, porque estaría condenada a repetir la historia. Lo que nosotros tenemos que hacer es perdonar a las personas, ayudarles porque cuando uno logra reintegrar a alguien que estaba en armas lo que uno está haciendo es contribuyendo un grano de arena para la consolidación de la paz en nuestro país.

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