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Columna de opinión: ¡La paz difícil... pero no imposible

Negociar en medio del conflicto va a ser cruel y doloroso por lo que una negociación rápida es deseable.

5 de septiembre de 2012 Por: Diego Arias*

Negociar en medio del conflicto va a ser cruel y doloroso por lo que una negociación rápida es deseable.

Negociar en medio del conflicto va a ser cruel y doloroso por lo que una negociación rápida es deseable.Al tiempo que se ha hecho oficial el inicio de negociaciones formales con las Farc y eventualmente con el ELN, ha surgido un amplio espectro de opiniones, la mayoría de ellas de moderado optimismo, confianza y respaldo al Gobierno y al proceso; pero igual otras que expresan preocupaciones validas, desconfianzas y franca oposición.El tono y los contenidos del mensaje presidencial fueron concretos (los justos y necesarios), firmes (sin señales de claudicación o debilidad) y claros: “Vale la pena tomar un riesgo razonable para ganar la paz”. Fue la confirmación, en lo esencial, de lo que ya se había mencionado en medios políticos y de prensa, pero en voz del Primer Mandatario lograron transmitir confianza y credibilidad. Su insistencia en que no se repetirán los errores del pasado y que este proceso es distinto de los anteriores fueron enunciados que respaldó con argumentos serios y validos. De este tono del Presidente no resultó extraño escucharle reconocer, sin problemas, que en esta primera etapa de diálogos exploratorios, las Farc estaban cumpliendo.En cuanto a la declaración de las Farc en la Habana, la intervención de video de Timoleón Jiménez, ‘Timochenko’, deja ver, en lo esencial, un compromiso serio para encontrar el fin del conflicto armado por vía de una solución negociada, no obstante el tono histriónico (mezcla de argumentación histórico-política y arenga revolucionaria) de su disertación. Pero el lugar común de lo que han expresado y acordado las partes, es que por lo pronto, la etapa de negociación que inicia, se dará en el marco de la continuidad y un seguro incremento de acciones militares, del Estado, por supuesto, pero también por parte de la insurgencia. Muchos sectores reclaman que si se van a hacer negociaciones de paz, lo justo es acordar un cese a las hostilidades. Esta preocupación es por un lado estrictamente humanitaria, pero otros la demandan como la “cuota inicial” o el precio que la guerrilla debe pagar si quiere sentarse a dialogar.Pero aquí vienen las dificultades: un cese al fuego debiera ser bilateral (algo que algunos no aceptan en principio) y de hecho el Presidente ha dicho que no cesarán las operaciones militares oficiales, al menos por ahora. Comenzar un proceso de paz por un cese al fuego puede llevar a un posible fracaso. Administrar una tregua en las operaciones militares requiere concentrar los efectivos y montar un dispositivo de verificación, que es complejo y toma mucho tiempo instalar. Pero el mayor riesgo es que lo esencial de una negociación no avance en medio de disputas sobre posibles incumplimientos del cese de hostilidades. El cese al fuego puede estar a mitad de camino de un proceso de paz o como etapa previa a la firma de los acuerdos definitivos. Así sucedió, con éxito, en El Salvador, para citar un ejemplo. Pero no caerían mal decisiones que “desescalen” progresivamente el conflicto, empezando por el respeto de las personas y los bienes civiles o la desvinculación de menores en las filas insurgentes.Es cierto que hablar en medio del conflicto es riesgoso. Una acción desproporcionada puede dar al traste con el esfuerzo. Negociar en medio del conflicto va a ser cruel y doloroso y puede llevar al límite el apoyo público a las conversaciones por lo que una negociación rápida es deseable. Con todo hay que decir que la paz pactada ha sido, es y seguirá siendo la mejor de las paces posibles. *Analista y excombatiente del M-19 y Fmln (El Salvador).

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