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“Cali por fin encontró el camino para reducir la violencia”: exdirector de Urgencias del HUV

Laureano Quintero, quien fue durante diez años director de urgencias del HUV, cree que la actual política de seguridad está logrando resultados y debe mantenerse para reducir la tasa de homicidios en la ciudad.

5 de enero de 2015 Por: Redacción de El País

Laureano Quintero, quien fue durante diez años director de urgencias del HUV, cree que la actual política de seguridad está logrando resultados y debe mantenerse para reducir la tasa de homicidios en la ciudad.

Mientras miles de caleños estaban de remate en la Feria, mientras muchos celebraban el Día de la Madre, mientras tantas parejas se entregaban regalos de Amor y Amistad, mientras cientos de hinchas gritaban por el triunfo de su América o Cali del alma, él corría de un lado a otro por los pasillos de la sala de urgencias del Hospital Universitario del Valle (HUV), intentando salvar a los heridos que dejaron aquellos días de fiesta.El doctor Laureano Quintero, quien estuvo durante diez años en el servicio de urgencias y la Unidad de Trauma del HUV, no sabe de celebraciones. Para él, diciembre, por ejemplo, no es más que el mes más estresante del año. Una época en la que los heridos por arma de fuego se disparan y el hospital no da abasto.Aunque Laureano Quintero desde hace dos años dejó el HUV y hoy es el director de la Clínica Amiga (de Comfandi), cuenta que todos los lunes, martes y viernes sigue “pasando revista” en el hospital que recibe a la mayoría de heridos de Cali y el resto del Valle.Desde su experiencia, el doctor reconoce que Cali sigue teniendo unos índices de violencia “inaceptables”, pero resalta que se han logrado avances en la política de seguridad. Usted durante muchos años fue el jefe de urgencias del HUV, ¿cuál es su análisis de la situación de violencia que enfrenta Cali?Con el conocimiento que se tiene por palparle el pulso a la ciudad cada madrugada, uno ve cómo la tendencia se ha mantenido. Y es que la realidad que uno vive y la percepción que uno tiene de la ciudad es muy diferente si uno se la pasa en las urgencias de un hospital a la de un supermercado, o en una empresa pública o privada. Yo le puedo decir que durante los últimos diez años nosotros recibimos en el servicio de urgencias del HUV una tendencia de cinco heridos diarios por arma de fuego. Pero, en el seguimiento que hemos hecho en el último período de tiempo, vemos que hubo una baja sensible y pasamos a unos cuatro heridos diarios. Esa reducción de un caso pareciera una tontería, pero corresponde a un 15 %, lo cual es un porcentaje alto. A pesar de esa reducción de la que usted habla, lo cierto es que en las fechas especiales, como la Navidad, la cifra de heridos se sigue disparando…Sí, en las fiestas seguimos viendo un número muy alto de heridos por arma de fuego. Yo he estado el 24 y 31 de diciembre en urgencias del HUV y he visto la tensión que se genera en estas fechas. Y aunque yo no soy el vocero oficial del hospital, soy alguien que estuvo allí mucho tiempo y puedo decir que tener un promedio de cuatro heridos diarios, o hasta tres, sí corresponde a una disminución importante. Sin embargo, sí es cierto que cuando llegan estas épocas especiales las cifras aumentan, lo que demuestra que sigue siendo necesaria una intervención más profunda para estas fechas. ¿Por qué cree que, a pesar de todas las campañas de prevención, los caleños siguen recurriendo a la violencia en las festividades?La cultura de nuestra gente es que la celebración se desborda y entonces se consumen sustancias que afectan el comportamiento. Ha sido documentado con claridad que el licor es un compañero frecuente de las festividades y eso implica que la persona pierda el control de sus acciones, de sus sentidos y su reacción no es la misma, pues se vuelve más sensible. Las campañas de prevención han ayudado mucho y han logrado disminuciones, pero es claro que el trabajo debe continuar, porque si no se hace un seguimiento responsable, las cosas no funcionan. Bogotá es un ejemplo contundente, allí las campañas se han mantenido y hoy la cifra de homicidios de la ciudad es menor a la de Cali, a pesar de que tiene cuatro veces más habitantes. Allí tienen una cifra de 14 o 15 homicidios por cada cien mil habitantes. Eso demuestra que la cultura y la aplicación de estrategias permanentes sí dan resultado. Lo que el alcalde Rodrigo Guerrero ha podido sembrar con contundencia en Cali es algo que debe mantenerse. Ojalá toda la comunidad tenga eso claro, para que cuando esta administración termine no corramos el riesgo de escoger a alguien que no tenga la misma sensibilidad. Necesitamos que quienes vengan den soporte y continuidad a los resultados, para que no arranquemos de cero. Entonces, ¿usted cree que el Alcalde sí ha mejorado la seguridad en Cali?El Alcalde es uno de los más conocedores de la realidad académica y epidemiológica de Cali, él ha adoptado una serie de medidas, en conjunto con la Policía, que han ido mostrando resultados de forma progresiva. Este 2014 terminó con una reducción del 23 % en la cifra de homicidios, pero muchos advierten que eso no es suficiente, pues el año pasado la ciudad siguió reportando un alto índice de muertes violentas, 1515.Lo primero que hay que reconocer es que la contundencia de los datos es evidente, pero es cierto que no nos podemos dormir sobre ese resultado, sino que debemos continuar profundizando las campañas. En Bogotá y en otros países y capitales del mundo la tendencia fue así: empezaron a disminuir de forma progresiva hasta que se alcanzaron las cifras deseadas. Y, según usted, ¿qué está haciendo esta administración para disminuir la violencia que antes no se realizaba?Hay continuidad en las políticas de ciudad, continuidad en los controles. Hoy tenemos un enlace muy firme entre la Policía y la Alcaldía, además de actividades con la comunidad, con el componente educativo y familiar. Hay coherencia en políticas de salud y educación. Pero Cali sigue siendo la ciudad más violenta del país…Yo diría que Cali es la ciudad con alcances más significativos en el país y que ha mostrado que el camino para reducir la violencia se encontró por fin y hay que seguir adelante. Una cosa es decir que Cali es la ciudad más violenta del país y otra es decir que Cali demostró que identificó un problema y que tiene datos contundentes que muestran que es la capital con alcances más sensibles en reducción de homicidios. Sin embargo, es una ciudad que requiere mucha intervención y que sigue teniendo una realidad inaceptable en el nivel de violencia. En todas esas madrugadas que usted pasó en el HUV, intentando salvar a tantos heridos y viendo morir a muchos, ¿qué fue lo que más lo impactó?El dolor de administrar el sufrimiento, uno terminaba prestando un servicio incomprendido, pues la gente celebraba después de la Cabalgata y daba un buen reporte del evento, o volvía del Festival de Orquestas y hablaba bien. Pero cuando salían los reportes del HUV, eran calificados como el pesimismo rampante. Porque le insisto: nuestra percepción del riesgo es distinta. Entonces nuestra situación era difícil, pues veíamos que la ciudad merecía una intervención más a fondo. Nos tocó administrar mucho sufrimiento y nos dolía mucho no lograr resultados, pero ahora se están viendo en la ciudad. Desde el HUV usted lideró muchas campañas de prevención frente al uso de la pólvora; sin embargo, la problemática sigue siendo muy grave y en el año que acaba de terminar en el Valle aumentaron los casos de heridos con pólvora. ¿Por qué la gente sigue siendo tan imprudente?Sí, eso es muy complejo de explicar. Para mí no es fácil entender por qué si a un ser humano se le explica que sus hijos pueden perder los ojos, que pueden quedar con secuelas para toda su vida, la tradición sea tan fuerte que no se logre romperle el espinazo a ese problema. Aunque eso no quiere decir que los resultados de los últimos años no sean positivos. Yo, por ejemplo, pude controlar esta situación mes a mes y logramos una reducción hasta del 35 % en los casos de heridos por pólvora que recibimos en el HUV. Pero que en el 2014 hayamos tenido más casos que el año pasado es inaceptable y nos sigue mostrando que la educación y el control son claves. ¿Ha habido negligencia de parte de las autoridades para controlar la venta y el uso de la pólvora?Sí ha faltado finiquitar cosas que se han dicho. Se dijo que si usted permitía que su hijo usara pólvora, sería sancionado; sin embargo, vemos que la gente lo hace y ocurren lesiones graves, pero la sanción no aparece. Aunque el Hospital Universitario del Valle es una referencia nacional e internacional, sigue teniendo muchos problemas administrativos. ¿Cuál cree que ha sido el detonante de la crisis de la entidad?El hospital ha sido víctima de las EPS, que no han asumido su responsabilidad y siguen debiendo montos que debieron pagar hace rato. Por eso ha sido necesaria una contundente acción de las entidades de salud para exigir que paguen. Sin los recursos suficientes para la atención que requieren los pacientes, es muy complejo que el hospital pueda salir adelante. En la entidad hay una gran división entre sindicatos y directivos, que incluso motivó su salida...Mi salida fue hace dos años porque yo confronté abiertamente a la administración anterior por haber politizado al máximo el hospital y por empezarlo a feriar a cambio de situaciones politiqueras. Yo no podía convivir con eso y por eso me fui.

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