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"Aún falta la recuperación social de las ollas”: Alto consejero para la Seguridad

Francisco José Lloreda, consejero presidencial para la Seguridad Ciudadana, habla del balance del trabajo en estos sitios y de lo que se viene.

8 de junio de 2013 Por: Elpais.com.co | Colprensa

Francisco José Lloreda, consejero presidencial para la Seguridad Ciudadana, habla del balance del trabajo en estos sitios y de lo que se viene.

El alto consejero presidencial para la Convivencia y Seguridad Ciudadana, Francisco José Lloreda, sostuvo que la orden presidencial para la intervención de las ollas tiene dos componentes fundamentales, de los cuales solo uno se ha implementado al 100%. Según el alto funcionario, la Policía Nacional tenía que desmantelar las estructuras criminales y capturar a los responsables del microtráfico, lo que ya se hizo, mientras que por otro lado las alcaldías y las gobernaciones tienen la misión de recuperar esas zonas y a sus habitantes, componente que aún hace falta y se demorará varios años. La Alta Consejería informó que durante la intervención en el país “de las 25 ollas priorizadas, 23 presentan un avance del 100%. Se realizaron 1.641 capturas, 314 allanamientos, se incautaron 79 armas de fuego y 780.067 dosis de droga. Asimismo, se llevaron 98 bienes para extinción de domino, se radicaron 66 investigaciones y se capturaron 42 cabecillas”. Lloreda sostuvo que las autoridades continuarán con la intervención de otras 25 ollas para desmantelar las estructuras criminales que operan en las distintas ciudades de Colombia. El gobierno dijo que hasta ahora se ha intervenido el 80% de las ollas, ¿el plazo no fue suficiente? Inicialmente se priorizaron 25 ollas en 20 ciudades, de ellas, en 23 se cumplió la instrucción del presidente. En esos lugares fueron erradicados los componentes criminales en un 100%. Sin embargo, en dos ollas localizadas en Bogotá, no se logró, específicamente en el sector de los Mártires y Santafé. Que se haya cumplido en la mayoría de sitios quiere decir que el plazo fue el adecuado, hay que recordar que no todas las ollas del país son iguales. En diferentes partes del país, como por ejemplo Cali, se habla de que les pueden salir hijos a las ollas intervenidas, ¿usted cree eso posible? Las ollas recogen una realidad compleja, propia de todos los centros urbanos, allí se combinan criminalidad; marginalidad social; consumo de sustancias psicoactivas y otros elementos. Seguramente la criminalidad buscará mecanismos de supervivencia, pero en la medida que las estructuras delictivas que operaban en estas ollas fueron desmanteladas la labor de los traficantes se va a dificultar.Lo anterior no significa que otras ollas más pequeñas no reciban a aquellos que logren migrar. Pero es allí donde hay una segunda orden del presidente Santos, para identificar las 25 ollas siguientes para erradicarlas también. Se trata de un proceso donde la perseverancia en la acción judicial será fundamental. Entonces ¿esperan acabar primero con las estructuras grandes y luego ir acabando con los pequeños focos? Es necesario identificar y desarticular todas las estructuras independientemente de su tamaño, lo que hemos hecho es un duro golpe contra el microtráfico. Que ese fenómeno vaya a patalear y buscar como permanecer en el mercado sabemos que eso va a pasar, pero es allí donde señalo que hay golpes duros de la Policía. El Estado no solo va a permanecer en estos lugares, sino que va detrás de quienes adelantan estas actividades en otras ollas de menor importancia. ¿Cuál es el desafío de ahora en adelante? Hay un desafío y es el de contrarrestar de una manera cada vez más efectiva el microtráfico. Esta primera fase desde el punto de vista policial es sin duda un golpe contra esta modalidad delictiva. Eso no significa que ese delito esté acabado. La decisión del Gobierno es perseverar y más temprano que tarde quienes insisten en esto van a entender que el Estado es quien se termina imponiendo. ¿Cómo ha sido la implementación de los centros de ayuda a las personas que consumen drogas? Debemos entender que es difícil encontrar una ciudad del mundo que no tenga zonas cafés o marrón, zonas de transición donde independientemente de la criminalidad encontramos personas en extrema marginalidad, habitantes de la calle, un alto nivel de consumo de drogas y prostitución, entre otros fenómenos sociales. El caso de Colombia no es la excepción, por eso el Presidente dijo que luego de la labor policial para combatir la criminalidad en estos lugares, el desafío siguiente es recuperar estas zonas de manera integral, empezando por los seres humanos. En las ollas conviven mínimo tres tipos de población, quienes residen allí y han visto deteriorar su entorno, aquellos que han encontrado un espacio para deambular y pasar la noche, que necesitan un apoyo de carácter social y aquellos que van a adelantar una operación de carácter comercial que en muchas veces era delictivo, ellos ni viven allí, ni son de allí. ¿Cuál es el papel de las alcaldías y gobernaciones? Con las alcaldías y gobernaciones se han hecho grandes esfuerzos para vincular a los adictos y habitantes de calle a los programas de salud pública. Hemos dirigido diversos recursos al Ministerio de Salud para que se implementen los centros de escucha en las ciudades que fueron intervenidas. La idea es afianzar y ampliar los programas sociales y de esa manera avanzar en un proceso de renovación urbana, sabemos que se ha dado un primer paso, pero reitero que para recuperar las ollas aún falta tiempo.

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