Lo que llamamos “salsa” se gestó en medio de la llegada de migrantes latinos a los Estados Unidos, los ritmos tradicionales del Caribe, afros y criollos se mezclaron en las calles de Nueva York recreando, musicalmente, las condiciones que se vivían en la década de los 70s. Particularmente las letras de las canciones están atravesadas por la nostalgia de estar lejos, versos que evidencian los ires y venires de quienes pacientes aguardan con esperanza y, por qué no, con desesperanza, la hora de volver a ver a sus seres queridos, de volver a gozar de sus fiestas, de disfrutar los sabores de sus platos, de respirar sus olores y ver sus calles y paisajes.
En el 2016, visitando a mis papás en Cali, escuché por primera vez la versión que hizo la Orquesta Power a la canción ‘Todos Vuelven’ compuesta por el escritor peruano Cesar Miró en la década de los 40s. El tema, que se hizo famoso en el ambiente salsero por la versión de Rubén Blades en el álbum Buscando América, narra las vicisitudes emocionales del que parte de su tierra esperando el día de su suerte, es un poema que se hizo himno pues su mensaje con espíritu combatiente y de lucha identifica a los latinos migrantes en el mundo.
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El soneo de Juan Manuel Lebrón se me metió en el corazón aquella tarde en la casa de mamá. Su voz, su espontaneidad le dan una frescura tremenda a este guaguancó, tanta que, lo volví mío. Eran los días en los que los motivos de mi partida de Cali se nublaban y perdía el poder de mi decisión, y aunque me fui segura de que un día iba a volver, el desasosiego y la incertidumbre no me dejaban tranquila. Y es que cuando te vas de tu ciudad salís lleno de valentía y con muchas ganas de ser feliz. Llegás a un lugar con costumbres y lenguajes diferentes, un sitio que aprendés a querer porque te abrió las puertas y porque te permitió vivir el sueño del progreso.
Pero por más agradecido que estés, sabés muy bien que no sos de ahí y que tu tierra está a la distancia con las costumbres, el acento y con la salsa que te pertenecen. Se me volvió un ciclo, un espiral, porque irónicamente el único refugio que tenía era la música que me recargaba de esperanza el anhelo de empacar maletas, que me llenaba de nostalgia y de fuerzas para estar preparada el día del regreso.
Todos vuelven a la tierra en que nacieron,
al embrujo incomparable de su amor.
Todos vuelven por la ruta del recuerdo,
por si acaso floreció más de un amor,
Bajo el árbol solitario del pasado,
cuantas veces nos ponemos a soñar.
Por supuesto no todos viven la distancia como yo, conozco muchos caleños que no desean regresar o que por el contrario su mayor deseo es tener una visa para partir. Cada decisión es legítima. A lo que voy es que sea el motivo que sea, siempre terminás en aquel circulo espiralado.
Tomar la decisión de volver no es fácil. Es buscar trabajo, cambiar de universidad, encontrar dónde vivir y desligar vínculos. Y es aquí cuando descubrís que la vida te pone de nuevo en el mismo lugar: en la nostalgia.
Resulta que los amigos se vuelven tu familia, comés con ellos los domingos, salís a mercar con ellos, les confiás a tu gato, abrazás sus aciertos y desaciertos. Y quedás de nuevo con melancolia ¿no se supone que dejarlo todo para volver era la cura a la nostalgia? Al parecer no.
En youtube hay un video de Rubén Blades con los Seis del Solar, están en un show en Perú listos para tocar ‘Todos Vuelven’, antes de su interpretación aparece el compositor Cesar Miró quien toma el micrófono para dar un mensaje corto, sencillo pero bellísimo “siempre hemos defendido la integración de América Latina como una necesidad de nuestros pueblos”. Y aquí está la respuesta a mi pregunta: No es un tema individual, ni de familia, es un tema de fronteras políticas que te impide sentirte libre y cómoda, es el marco histórico en el que nacimos que nos hace unos nostálgicos en rehabilitación permanente.
Siempre reconozco la grandeza de la salsa porque todo lo que la compone, me ha mostrado el camino. Finalmente se me cumplió mi deseo, fui privilegiada y volví.
Me encuentro en Cali escribiendo este texto pensando en todo lo vivido, agradecida con la vida que me puso de nuevo en el lugar que quería, al lado de mis padres´ cuidándolos de una pandemia y disfrutando el ambiente de la navidad caleña que me hace tanto bien. Sin embargo, también pienso en los hermanos y las hermanas que no pudieron volver por la situación mundial que atravesamos.
A todos ustedes los que están lejos y que quizás me están leyendo, quiero invitarlos a volver a la música, a encontrar en ella regocijo, esperanza, fuerza y libertad. Les comparto un listado de 10 canciones (arriba) que los pondrá a bailar, a recordar y les brindará un refugio lleno de esperanza.
Cantos de esperanza
1. Todos vuelven – Orquesta Power
2. Siembra – Willie Colón y Rubén Blades
3. Tomatero – Kim de los Santos
4. Pa´Los Ponceños – Sonora Ponceña
5. Mi Pueblo Natal – Grupo Niche
6. Lejos de ti – Ángel Canales
7. Mi Jaragual – Ismael Rivera con sus Cachimbos
8. Oiga, Mire, Vea – Guayacán Orquesta
9. Testigo Fui – Ray Barretto
10. Canción del Viajero – Nelson y sus Estrellas