Dice que se había enamorado una vez en la vida hasta hoy cuando sueña con ser padre. Óscar Julián González Osorio quedó flechado con Vanessa, la niña que nació en la Fundación Carlos Portela que dirige su esposa María Fernanda Portela —que apoya a niños con cáncer—, y que Yamilé, la mamá de la pequeña, pensó entregar a Bienestar Familiar porque no tenía con quién dejarla, mientras a Dayana, la hermanita de esta, le hacían un trasplante de médula ósea—tiene cáncer—, y eso implicaba internarse junto a ella cuatro meses en una clínica.
Óscar es lo que podrían llamar un papá de un hijo ajeno, un padre prestado, pero no por eso menos amado.
“Mi esposa y yo ya habíamos decidido no tener hijos. Un día a la Fundación llegó Dayana con su mamá que estaba embarazada de Vanessa. Cuando llegó el momento del trasplante de Dayana, su mamá se preguntó cómo iba a hacerse cargo de ambas, entonces nosotros nos ofrecimos a ayudarla con la pequeña y desde entonces la apoyamos.
La niña le dice cariñosamente “Papito” a Óscar. “Nosotros aportamos al estudio, la alimentación, la ropa y todo lo que requiera Vanessita. Ella es muy especial, la adoramos. En los centros comerciales nos miran raro, cuando la llevamos a pasear, como con prejuicio, porque nos ven que tenemos un color distinto de piel y todo el mundo me pregunta que si soy su papá y les digo que sí, que es mi hija, porque así lo siento en el corazón”, dice con emoción por la niña que se encuentra en proceso de adopción legal.

Óscar Julián González y María Fernanda Portela le han dado mucho amor a Vanessa, a quien consideran “una bendición”.
Cortesía para El País
“Vanessa ha sido una bendición que nos puso Dios y la asumimos con todo el amor y la responsabilidad del mundo. La estamos acompañando, desde cuando le hicieron el trasplante a su hermanita. Tiene 3 años y medio, los cumplió el 5 de enero. Es nuestra adoración, tanto para mis papás como para la familia de María Fernanda”, relata este candidato a papá, que ya se sueña como tal.
Ya han compartido momentos muy dulces, como cuando le enseñó a cabalgar, y en la clausura del colegio al ver a la chiquita bailando con todos los niños, que lloró, como todo un papá, de emoción, igual que el primer día escolar.
Otra Vanessa afortunada de encontrar un papá prestado es Vanessa Prado, quien halló en Eduardo Prado no sólo a un padre sino a una madre cuando la suya falleció de cáncer. “Tenía 4 años cuando formalicé la relación con su mamá. No tuve la oportunidad de conocer a mi papá, de hecho, el apellido que tengo es de mi mamá. Por eso cuando entré a la vida de ‘Vane’ empecé a participar mucho en su proceso académico. Ella se presentaba como Vanessa Egas Velasco, con los apellidos de la mamá, pero me dije ‘No va a vivir lo que yo’ y le di mi apellido”.
Aunque la mamá de Vanessa le decía a Eduardo que no tenía que asumir una responsabilidad que no le correspondía, él dijo con absoluto convencimiento que por el hecho de no tener su misma sangre no dejaba de ser su hija. “Luego llegó la hermanita, mi hija biológica, pero mi sentimiento por ‘Vane’ nunca cambió”. Incluso, cuando la mamá de ella falleció, él asumió el rol de mamá y papá, porque aunque la joven conoció después a su papá biológico, este también murió.
Su consejo para los padres que no son padres es que no conciban a sus hijos no biológicos como “ajenos, porque con ese pensamiento nunca van a tener la posibilidad de participar activamente en su formación. Hay cosas que uno puede inculcarle a los muchachos, sin necesidad de compartir los mismos genes”.
“Que una pareja tenga hijos de otra persona no debe ser un motivo para descartar esa relación, esto se convierte en un hermoso reto de participar en la formación de un ser humano, porque incluso, aunque tenga características absolutamente distintas a las de uno, termina asemejándose. Vanessa tiene muchas cosas mías, no lo digo con orgullo vano sino sentimental. Uno puede transmitir esa información, ese carácter. Ella tiene rasgos físicos similares a los míos, es que ellos terminan pareciéndose al papá que no es papá”, concluye.
El caso de Gabriela Vélez es distinto, ella vivió la dulzura de tener un abuelo-papá. Su padre falleció cuando ella tenía 6 años, a su mamá le tocó estudiar y trabajar al tiempo, por lo que sus abuelos asumieron su cuidado.
“Mi abuelo ha sido ese apoyo sentimental, económico, sé que todo el mundo me podría dar la espalda, pero él va a estar allí, es mi cómplice, el que no me juzga, que me alcahuetea todo. Siempre ha sido muy cariñoso, me ha dado mucho amor”, cuenta Gabriela.
“Le creo más a mi abuelo que a mi mamá, le hago más caso a él, por no hacerlo enojar. Sin que él tuviera la potestad de todo, porque mi mamá era quien decidía dónde estudiaba yo, me daba los permisos, pese a que él fue mi figura paterna, respetó muchísimo la imagen de mi papá y de mi mamá. Siempre le he dicho ‘abue’, aunque es lo que entiendo como papá”, agrega. Para Gabriela contarle las cosas a su ‘papá-abue’ le da tranquilidad, paz, “porque sé que él me guía y me aconseja, para encontrar la solución a las cosas”.
Admite que le heredó a su abuelo-papá la impaciencia y que sí nota un cierto favoritismo comparado con sus primas. “Él adoptó totalmente ese rol y me ve como su hija. Él me dice ‘Mi negrita’, ‘La flaca’, sí confieso que he sido más malcriada que mis primas. Es como si quisiera llenar con sus mimos y regalos ese vacío que no quiere que yo sienta por la ausencia paterna”.
Otro criado por sus abuelos fue el actor de Hollywood Jamie Foxx. Sus padres, quienes se divorciaron cuando él tenía 7 meses, y se lo dieron en adopción a sus abuelos.
Los padres del futbolista italiano Mario Balotelli, dos inmigrantes de Ghana (Africa), Thomas y Rose Barwuah, debieron darlo en adopción a Francesco y Silvia Balotelli, luego de pedir ayuda a servicios sociales porque no tenían dinero para pagar las intervenciones que requería por sus graves complicaciones intestinales.
A James Rodríguez su padre biológico, Wilson James, le pidió perdón, hace cuatro años, por “haberlo descuidado”, al separarse de su mamá, María del Pilar Rubio y de él —a sus 5 años—. Fue Juan Carlos Restrepo quien asumió su crianza. “Cuando lo vi con un balón, pensé: ‘Este niño tiene un bonito talento’”, contó en su momento quien impulsó su carrera.
Jossé Narváez: "Tu hijo es mi hijo"

La presentadora Cristina Hurtado junto a su esposo Jossé Narváez tienen dos hijos: Daniel (i), fruto de una relación anterior de ella, y Juan José (d), hijo biológico de la pareja.
Foto tomada del Instagram de Cristina Hurtado.
"Siempre soñé con tener una familia, pero nunca pensé que fuera a conocer una mujer que ya tuviera un niño. Me arriesgué completamente por amor. Desde que lo vi por primera vez, cuando Daniel tenía tres años, me enamoré de sus ojitos. Nuestro relación padre e hijo fue amor a primera vista, a diferencia del mío con Cristina, que no fue a primera vista”, admitió en una oportunidad el actor Jossé Narváez, al referirse al hijo de Cristina Hurtado, que aunque ella lo tuvo con una pareja anterior, él aceptó como suyo.
Los actuales conductores del programa ‘Guerreros’ del Canal Uno, se conocieron en el reality Protagonistas de Nuestra Tele 2013 y desde entonces constituyen una de las parejas más estables del mundo artístico.
Lea también: 'El 'reto' de Cristina Hurtado en el programa 'Guerreros''.
Jossé describe la llegada de Daniel a su vida como “un maravilloso regalo de Dios; le encontré propósito a mi vida a través de ese niño, comprendí cuál era mi misión en el mundo. Él me necesitaba y yo lo necesitaba para aprender, para mejorar y para entender el verdadero significado de la palabra amor”.
Ahora, el hijo adolescente comparte con su hermano menor, Juan José, a su padre. “Les doy amor todo el tiempo. No existe un manual para ser papá”.
Jossé y Daniel, junto a Juan José, disfrutan de su pasión por el fútbol, de cocinar y de los videojuegos.
“Lo que sé lo heredé de mi padre. Pese a que no vivió con nosotros, fue muy amoroso e hizo todo para entregarnos lo mejor. Mis hijos me dan lecciones cada día y me hacen mejorar como persona”, ha dicho
Jossé sobre su enriquecedora experiencia.
Ariadna Gutiérrez y un tío muy padre

Ariadna Gutiérrez junto a Wilson Gutiérrez, su tío político, a quien consideraba su padre.
Cortesía para El País
Shirley Alvarez entregó a su hija Ariadna Gutiérrez, de 6 meses de edad, a su tía abuela, Josefina Arévalo y al esposo de esta, Wilson Gutiérrez, apellidos con los que se inscribió a la hoy exvirreina universal, quien fue criada como una de los seis hijos de la pareja.
Doña Josefina le contó al programa ‘Suelta la sopa’, de México, que la pequeña “era divina, nació con el pelo parado, roja, después se puso mona, rubia, de bebé era preciosa”. “Siempre nos hemos sentido orgullosos de ser sus padres, no porque sea Miss Colombia sino porque es nuestra hija”, dijo en esa ocasión don Wilson. En una entrevista a la madre biológica de Ariadna le preguntaron si la reina había sido criada por doña Josefina y respondió con un refrán: “Damos hijos para el mundo, y toda la familia es el mundo, todos nos cuidamos, gracias”.
Wilson Gutiérrez, a quien Ariadna llamaba Papito, murió en abril pasado, en Miami, EE.UU., por un cáncer de cerebro. Durante la convalecencia de su padre, ella no dejó de expresar su amor por él en redes sociales y de pedir a sus seguidores que oraran por su recuperación. Con un “Te extraño tanto”, anunció su partida, y escribió: “Fuiste un luchador a lo largo de la horrible y cruel enfermedad que te invadió y que sin ninguna compasión, poco a poco, se apoderaba de tu cuerpo y tu mente, día tras día. Verte sufrir de la forma que lo hiciste ha sido la prueba más dura y dolorosa por la que hemos tenido que pasar y te pido perdón, papá, por no haber podido salvarte. Me siento tan orgullosa de decir que tú eres mi padre y siempre dejaré en alto tu legado con todos los valores y enseñanzas de la vida que me dejaste. Ahora todo es diferente, papito mío, pasaste de vivir con nosotros a vivir en nosotros. Te amaré por siempre. Tu beba”.
Naty Botero: "Dos papás"

Naty Botero junto a su hermana, su mamá, su hermano menor y el que también considera su padre Mario Hernández.
Especial para El País
Naty Botero nació en Medellín, de donde es su padre biológico, pero sus papás se separaron cuando tenía dos años, y su mamá se fue a vivir a Bogotá y se volvió a casar cuando la futura cantante tenía 4 años. “Y conoció a Mario Hernández, un señor demasiado generoso, especial, además muy trabajador, que nos adopta a mí y a mi hermana. Yo era Natalia Mora y él me puso Natalia Hernández y cuando me volví cantante me puse el apellido de mi mamá, porque me parecía más sonoro, pero sigo siendo Natalia Hernández en mi cédula, con el apellido de mi papá”, cuenta la intérprete de ‘Te quiero mucho’.
Fue precisamente por su papá de crianza que se volvió una viajera. “He vivido en 10 países diferentes. Hablé primero en inglés que en español, es que mis papás viajaban mucho”.
Y aunque Naty reconoce que sus genes “son un poco más locos” que los de sus medio hermanos, porque venía de un padre que tenía problemas de adicciones, tener otro papá fue para ella un gran ejemplo. “Tengo mi papá de sangre, que ahora es muy amigo mío también, de él heredé su alegría, su irreverencia y locura, esa forma de ser tan artística, que es como yo me reflejo en la música. Todo es perfecto. Soy muy afortunada de tener esos dos mundos, esa locura de mi primer papá, Bernardo Mora, y Pero Mario, que es mi padrastro, también toca percusión, es bailador, pero más centrado, me enseñó sobre el trabajo, los valores, la esencia de que en la vida tienes que hacer que las cosas sucedan, porque no te van a pasar porque sí, tienes que trabajar, salir adelante. Creo que una mitad de ti son tus genes y la mitad lo que vives y tengo las dos cosas, le doy gracias a Dios porque tengo un papá que es mi centro, mi fuerza, mi apoyo, y otro que es de donde vengo, que es de donde viene también toda esa irreverencia, esa locura y esas ganas de vivir y ese humor.
Yo le dije a mi papá de sangre que mi papá es mi padrastro, porque para mí el que te cría y el que lucha ese es tu papá. Soy amiga de ambos, me caen súper bien y los adoro a los dos. Siempre llamo a mi padrastro primero. Pero sé que tengo un papá de sangre, lo respeto y lo quiero”.
Kathy Sáenz y su escándalo más bello: Sebastián

En Instagram, Martínez publicó esta foto con el ‘ex’ de Katy en su cumpleaños y dijo: “Un encuentro muy lindo en un día maravilloso”.
Cortesía para El País
Cuando Kathy Sáenz y Sebastián Martínez se flecharon en pleno rodaje de ‘Juegos Prohibidos’, la exreina y actriz estaba casada con el empresario Sammy Bessudo, con quien tenía una hija de un año y de quien estaba esperando otra, y Sebastián era novio de la actriz Johana Bahamón. Al finalizar la novela, cuando se concretó la relación —que Kathy le describió a la periodista Beatriz Arango como “un escándalo muy bello”—, ella se preguntaba cómo asumiría Sebastián el tema de sus hijas, Alana y Shenoa.
“Él me aceptó con mis dos pequeñas y lo asumió con entereza y madurez. Las adora. Es respetuoso, no intenta suplantar roles. Ellas tienen a su papá, que es maravilloso. Y ese concepto de familia se fue construyendo muy bien, con naturalidad. Luego, hablamos de tener un hijo los dos. Somos uno solo. Y cada día se va descubriendo la relación de familia que integramos. Somos un parche”.
Por su parte, Sebastián asegura tenerle un profundo respeto a Sammy, “es un gran papá, un gran tipo y asumió la cosa de la mejor manera”.
Sebastián tiene junto a Kathy un hijo propio, Amador, y viven en una casa finca con perros, gatos, peces y pavos, aman la naturaleza y procuran ser muy felices. “Cuando mi trabajo me lo permite, paso el mayor tiempo posible como papá”, le confesó una vez a Pilar Castaño este papá coraje.
Famosos con padres prestados

Steve Jobs. Cofundador de Apple fue dado en adopción.
Agencia EFE

Nelson Mandela. Tras la muerte de su padre fue adoptado.
Agencia EFE

John Lennon tuvo como papá y mamá a su tía materna, Mimi.
Agencia EFE

Marilyn Monroe no tuvo una figura paterna fija.
Agencia EFE

Mario Balotelli fue adoptado por Francesco y Silvia.
Agencia EFE