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No contar con los fármacos pone en riesgo la continuidad de tratamientos para contrarrestar la leucemia en niños. Pueden sufrir recaídas e incluso la muerte, dicen expertos.

141 niños son diagnosticados con cáncer cada año en Cali

Preocupa baja supervivencia a la enfermedad. Leucemia, la que más ataca a los menores.

21 de febrero de 2017 Por: redacción de el país

Las cifras de cáncer infantil en Cali se mueven entre la esperanza y la agonía. Cada año, en la capital del Valle del Cauca son diagnosticados 141 menores de 15 años con algún tipo de cáncer y, en promedio, solo el 58 % de los niños que conviven con la enfermedad logra sobrevivir después de cinco años que se les detecta el mal.

El año pasado, por ejemplo, en la ciudad se registraron menos diagnósticos que en el 2015, pero las muertes de niños con cáncer incrementaron.

Durante el 2016 se identificaron 98 casos nuevos de cáncer en menores de 18 años y, en ese periodo de tiempo, 25 niños con algún tipo de esta enfermedad fallecieron. En el 2015, en Cali se reportaron 117 casos y hubo 30 muertes de menores que tenían cáncer.

“La situación en Cali y el Valle no es buena porque la sobrevivencia de los niños con cáncer es muy baja, lo que no es bueno porque en otros países hay un porcentaje de supervivencia que roza el 80 %. Esta situación tiene que ver con que muchos de los pacientes vienen de domicilios lejanos y los diagnósticos se hacen de forma tardía, cuando los niños tienen la enfermedad muy avanzada y, en ocasiones, no hay condiciones para que se realicen los tratamientos”, aseguró la oncóloga pediatra María Ximena Castro, quien indicó que pese a que hay un recorte en la ‘tramitomanía’ por parte de algunas EPS, aún existen barreras de acceso a los tratamientos.

Esta situación se hace mucho más visible hoy, cuando se celebra la décimo sexta versión del Día Internacional contra el cáncer infantil, una fecha en la que se busca sensibilizar sobre la enfermedad y los efectos que esta causa en los menores de edad.

El coordinador del grupo de Salud Pública y Epidemología de la Secretaría de Salud, Freddy Agredo, señaló que la supervivencia de los niños al cáncer, en una gran porción de los casos, está relacionada directamente con el régimen de salud al que estén afiliados.

“A pesar de que hace varios años el Ministerio de Salud trató de igualar ambos planes de beneficios, en el régimen contributivo la supervivencia es del 63 % mientras que en el subsidiado es del 45 %. El índice de supervivencia de los niños con cáncer de la población pobre no asegurada está entre el 28 % y el 37 %. Esta desigualdad está muy marcada en la ciudad y está afectando la calidad de vida de los pacientes”, aseveró el funcionario.

La leucemia, esa enfermedad de la sangre en la que la médula ósea produce glóbulos blancos anormales, es la que más ataca a los menores en Cali. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, este mal concentra el 35 % de los casos identificados en la ciudad. El 28 % de los casos obedece a linfomas y otros tumores malignos, mientras que otro 24 % de los reportes tiene relación con problemas del Sistema Nervioso Central.

De acuerdo con Agredo, aunque el diagnóstico de la enfermedad en los niños no es fácil, hay varias señales que se deben atender y con las que se debe consultar al especialista para detectar la enfermedad a tiempo.

“En algunos casos puede presentarse pérdida de peso, palidez, sangrado por la nariz o las encías. También se debe estar atento a la presencia de ganglios en la axila o la región inguinal. Otro síntoma es cuando el niño se cansa fácilmente o presenta sudoración nocturna. Es importante estar alerta y consultar al especialista porque eso puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte”.

María Fernanda Portela, directora de la Fundación Carlos Portela, dijo que las demoras en la atención para esta población continúan y que, en ocasiones, los tratamientos solo rinden frutos cuando los menores están hospitalizados.

“Mientras que los niños están dentro de las clínicas, no les falta nada. El problema es cuando los pacientes son ambulatorios, porque las EPS siguen poniendo trabas para agendar citas y entregar medicamentos. No hay continuidad en la atención y eso complica la situación de muchos niños que tienen leucemia, por ejemplo, pues el tratamiento puede durar hasta tres años pero para garantizar el éxito hay que ser constantes. De lo contrario, se pueden dar recaídas que compliquen la salud de los niños”.

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