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Motivados por el deseo de servir, muchos universitarios acceden a oportunidades de crecimiento personal y profesional como los voluntariados. Una experiencia única con múltiples ventajas.
Pasión, disciplina y entrega son algunas características que identifican a los universitarios que donan su tiempo libre para servir a las comunidades que más lo necesitan o para apoyar determinada causa.
En estos espacios, los jóvenes adquieren una postura altruista que les permite vivir experiencias únicas, forjarse como ciudadanos cívicos y destacarse en los procesos de selección propios de una vacante o una beca para estudios de posgrado en el extranjero.
Bajo esta premisa, las universidades les brindan a sus estudiantes la oportunidad de asumir el rol de voluntarios durante su formación académica, con el fin de aportar no solo a la construcción de profesionales altamente competitivos, sino de seres humanos conscientes de la sociedad en que viven y de sus problemáticas.
Los programas de voluntariado están destinados a aquellos jóvenes que tienen el anhelo de trabajar en equipo por un bien común y sin esperar remuneración económica, pues como su nombre lo indica, se trata de una labor realizada por iniciativa propia, una elección motivada por un deseo nato de darles a otros tiempos, capital humano y/o conocimiento.
Para Víctor H. Fernández, coordinador del Proyecto Social de Bienestar Universitario de la Icesi, un voluntariado “va mucho más allá; es la fuerza de querer contribuir, el deseo no solo de conocer las realidades sociales, sino también de intervenir y en el transcurso de ello, aprender herramientas que me hagan mejor ciudadano y profesional”.
Es así como la Universidad Icesi, a través del área de Bienestar Universitario, desarrolla Proyectos Sociales Universitarios (PSU) como propuestas de intervención que buscan fortalecer el capital social de las comunidades con las que se interactúa.
Julián Enrique Narváez, estudiante de noveno semestre de economía y negocios internacionales en esa institución, ingresó a los PSU en segundo semestre y desde entonces ha participado continuamente de los programas de voluntariado. “En estos años he conocido personas y lugares maravillosos; experiencias de vida que te cambian y he aprendido más sobre mí mismo y la comunidad”.
Gracias al voluntariado, este estudiante de 23 años también se ha beneficiado a nivel profesional, pues le permitió descubrir el enfoque que desea darle a su carrera: el talento humano y el mercadeo. “El voluntariado me abrió la visión para decidir qué es lo que quiero y así definir qué camino voy a tomar a la hora de ingresar al campo laboral”, sostiene.
En la página web www.mooc.areandina.edu.co, cualquier universitario puede acceder a un curso de 48 horas de Formación de Voluntarios, totalmente gratis.
Las soft skills o habilidades blandas son aquellas competencias sociales que facilitan las relaciones interpersonales, las cuales también dan cuenta del comportamiento de una persona en el ámbito laboral.
Si bien las universidades buscan preparar a sus estudiantes para desarrollar lo aprendido en el salón de clases, las habilidades blandas requieren de acciones para facilitar su aprendizaje.
Es por esto que los voluntariados se convierten en el escenario ideal para adquirirlas o fortalecerlas, por medio del trabajo en equipo, fundamental para alcanzar el bien común.
Al respecto, Mariana Gómez, ingeniera industrial y coordinadora de Responsabilidad y Proyección Social de la Fundación Universitaria del Área Andina de Pereira, destaca que, dado que “en la universidad los chicos todavía no han salido al mundo profesional, en el voluntariado ponen en práctica habilidades como la comunicación asertiva, el trabajo en equipo, el liderazgo y la resiliencia”.
El Alma Máter cuenta con un amplio portafolio de voluntariados dedicados a trabajar en pro del bienestar de las comunidades y sus habitantes, el cuidado de los animales y la protección del ambiente con un enfoque basado en el desarrollo sostenible. Además, todos los estudiantes pueden acceder a estos espacios, aplicando los conceptos de cada área de conocimiento vistos en clase. Al ser esta una institución acreditada en Alta Calidad Multicampus, los voluntariados también están disponibles en las sedes de Bogotá y Valledupar, logrando impactar y favorecer a diferentes fundaciones a nivel nacional con 17 programas pertenecientes al área de Responsabilidad y Proyección Social.
Vanessa Trespalacio, estudiante de psicología, de la seccional Valledupar, explica que "El voluntariado en la Escuela de Artes Casa Barco me ha brindado la oportunidad de desarrollar habilidades sociales y comunicativas necesarias para mi futuro ejercicio como profesional. También me ha permitido relacionar todas las prácticas y experiencias con las bases teóricas que se me han expuesto en clase”.
Uno de los beneficios que le trae el voluntariado a un universitario que pronto se enfrentará al campo laboral es la diferenciación de su perfil frente a otros candidatos, teniendo en cuenta que los voluntariados les facilitan a los reclutadores conocer e identificar rasgos de personalidad y creencias.
“El solo hecho de hacer una labor altruista me dice a mí que la persona tiene conciencia social, reconocimiento por el otro, capacidad para establecer relaciones interpersonales y que tiene interiorizado el tema de la humanidad. Es una persona que trabaja fácil en equipo y que implementa el trabajo colaborativo, a través de una buena comunicación”, asegura Jhany López, psicóloga y coordinadora de Cultura y Desarrollo Humano de la Universidad de San Buenaventura Cali.
Sumado a lo anterior, quienes han hecho voluntariado también son fuertes candidatos para realizar intercambios y ganar becas de posgrados, pues las bondades que conlleva esta labor son muy apreciadas por las universidades extranjeras.
“La labor altruista te permite ser consciente del medio y esto te lleva a otro nivel de pensamiento. Te vuelve más sensible a la transformación, al cambio. Un joven que es voluntario no vuelve a ser el mismo. Por eso si el deseo es estudiar fuera del país, esta labor aporta mucho por la formación integral y la estructura de personalidad”, asegura López.
Finalmente, vale la pena destacar que, tanto en la Universidad Icesi, como en la Fundación Universitaria del Área Andina, los estudiantes pueden acceder a un certificado en el que constan sus horas de servicio en los voluntariados, permitiendo que las empresas validen esta experiencia.
En 2021, los voluntarios de la Areandina sembraron más de 2000 árboles, recolectaron 400 kg de alimento para animales y trabajaron con 20 organizaciones aliadas, fortaleciendo los procesos de formación.
Espacio para conocer, interactuar y aportar a personas o grupos en condiciones de vulnerabilidad. Universidad Posible. Iniciativa que nace a raíz de la importancia de la prueba de estado Icfes para el acceso a la universidad, por lo tanto, en este voluntariado los estudiantes apoyan el proceso formativo de jóvenes vinculados a fundaciones e instituciones.
Trabaja por el reconocimiento de los derechos y deberes de los niños, a través de la promoción de valores y habilidades sociales
Promueve siembras y reforestaciones, entre otras actividades de cuidado del Planeta.
Aporta al cuidado y bienestar de los animales.
Atiende a niños que se encuentran en situación de calle, enseñándoles a través del arte.
Compartir con la comunidad es una de las cosas que más me ha alimentado el alma. Es muy especial sembrar para quienes lo necesitan; es vivir para servir”. Zharick Rincón Bermúdez, estudiante de enfermería de Areandina, seccional Pereira.
Actividades como las de tipo ecológico, relacionadas con la recolección de basuras, hacen parte de la lista de aportes de los estudiantes voluntarios en la sociedad.
