Viaje al Amazonas, al corazón de la película de Ciro Guerra
Antes del rodaje, todo el equipo de la película pidió permiso a la naturaleza para que las condiciones climáticas y de seguridad les fueran dadas.
Antes del rodaje, todo el equipo de la película pidió permiso a la naturaleza para que las condiciones climáticas y de seguridad les fueran dadas.
Antes del rodaje, todo el equipo de la película pidió permiso a la naturaleza para que las condiciones climáticas y de seguridad les fueran dadas. Hicimos un minuto de silencio y un chamán a través del tabaco condujo una bonita ceremonia en la noche, en un lugar muy bonito de Mitú, en la que cada uno hizo el pedido a la Madre Tierra, narra el actor indígena Miguel Dionisio Ramos.
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Tanto él como Ciro Guerra y el resto del equipo están convencidos de que fueron bendecidos por la selva. Solo eso explica que nadie se enfermara en medio de una geografía y un clima indómitos en Mitú (Vaupés) y Puerto Inírida (Guainía), y pese a las culebras, avispas y zancudos que se encontraron a su paso. Dionisio cuenta que había gente de la Defensa Civil que cuidaba del equipo para que los animales no les hicieran daño, pero a la vez a estos para que no sufrieran maltrato alguno.
Dionisio dice que hubo momentos complicados, como un viaje en lancha que hicieron por el río Vaupés, cuya corriente puede ser mortal. Pero al final del día, cuenta divertido, nos reíamos con el abuelo Antonio y con Jan Bijovet, que durante los 20 días que nos acompañó tuvo que aprender español y nos quedábamos ensayando hasta que nos daba la medianoche. Nos burlábamos de escenas como una en la que él estaba enojado, pescando, se resbala y casi se ahoga.
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Confiesa que con su paisano, Nilbio Torres, hicieron una gran amistad, se la pasaban preguntándose cómo habían llegado al mundo del cine. Y soñando con nuevos papeles. La idea es esperar más propuestas, que alguien nos llame, dice Dionisio, quien estudió educación física, lo cual ha beneficiado su presencia escénica.
Etienne Boussac, quien fue el editor de El Abrazo de la Serpiente, admite que uno de los grandes retos fue trabajar el idioma indígena y que le tocó subtitular las escenas para entender todos los diálogos, pues la cinta es hablada en español, portugués, alemán, latín, catalán, cubeo, wanano, tikuna y uitoto.
Ciro Guerra considera que eso es lo más significativo, que es una película hablada en lenguas indígenas, idiomas que para los colombianos son también una lengua extranjera. Ojalá sea esta una oportunidad para que nuestra sociedad empiece a valorar y apreciar el conocimiento milenario de nuestros pueblos amazónicos, que son los verdaderos protagonistas de esta historia.
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Ese fue el primer gran reto, según Etienne, los idiomas. Para poder armar una escena, hacer el montaje de una escena, debes entender lo que los actores dicen y en este caso, como eran idiomas indígenas, me tocó subtitular las escenas para entender lo que estaban diciendo. Había momentos donde los actores naturales, los indígenas que representan a Karamakate viejo y a Karamakate joven tienen algunas improvisaciones que no estaban dentro del guion y yo me perdía y tocaba ir otra vez a Ciro, que manejaba mejor los idiomas para que me explicara hacia dónde iba la improvisación.
En este que él describe como un viaje bellísimo a través del Amazonas y del tiempo, comenta que descubrió historias desconocidas del Amazonas, como la de la cauchería, el atropello a las comunidades indígenas y cómo se han defendido, los medios de comunicación no nos muestran lo que está pasando con el Amazonas, con la deforestación o cómo los colonos están acabando con la madera. Son cosas que no hacen parte de nuestra cotidianidad y que la película nos comunica.
La película fue una coproducción de Ciudad Lunar de Colombia con NorteSur de Venezuela, MC Producciones y Buffalo Films de Argentina, en asocio con Caracol Televisión y Dago García Producciones.
A Cristina Gallego le sorprende que se diga como un halago que esta película no parece colombiana, cuando estamos orgullosos de serlo y seguros que no solo en Colombia, sino en el continente hay un nivel profesional muy alto. El abrazo de la serpiente es colombiana, venezolana, argentina, es una producción sudaca y, como el Amazonas, es nuestro regalo para el mundo. Ojalá esta nominación abra las puertas para que muchas mentes y corazones puedan ser tocados por el conocimiento, la belleza, la magia y el misterio amazónico.
Ellos contaron con el apoyo de Ignacio Priego, un antropólogo que lleva años estudiando a las comunidades amazónicas y quien sirvió de puente entre dichas comunidades y el equipo de producción. El proceso fue lento, las comunidades estudiaron muy bien cuál era la finalidad de la película.
"Llevamos cinco años con esta película. Son varios años en todo el proceso de escritura, financiación, traducción. Solo en edición y montaje de imagen estuvimos cinco meses, Cristina Gallego, productora de la película.
Ignacio, un estudioso de la historia de Teodor Koch Grunbuerg con sus diarios y de la investigación que hizo en el Amazonas mientras participó en La sombra del caminante, primer largometraje de Guerra, le narró a él y a su esposa las historias que fueron la base para que, once años después, se estrenara una cinta inspirada en estas.
Según Jéronimo León Rivera, profesor investigador en cine y televisión de la Universidad de La Sabana, con esta nominación se espera un impulso mayor para el cine colombiano, para que el público nacional valore más el cine que se está haciendo acá.
Coincide con él Lisandro Duque, para quien se abren posibilidades al cine colombiano y a Ciro Guerra que ha sacado adelante el tipo de películas que nacen de su sensibilidad, sin aceptar presiones de tipo populista para que sus películas sean concesivas con una chistografía televisiva que ha tenido más reconocimiento por parte del público.