El pais
SUSCRÍBETE
La vista 360 grados que ofrece el Sky Costanera sobre Santiago, impactante. | Foto: Paola Guevara

ENTRETENIMIENTO

Viaje a Chile: un recorrido por un país inabarcable al que vale la pena visitar

Antes a la sombra de la polifacética Argentina, ahora Chile reclama su lugar de privilegio como potencia económica, turística y gastronómica.

20 de diciembre de 2017 Por: Paola Guevara, editora de Vé

A una ciudad como Santiago hay que verla desde arriba para tener dimensión de su belleza, planeación y grandeza.

Dos grandes miradores recomiendo, para empezar. El primero es la vista desde el Sky Costanera, el mirador más alto de América Latina, un moderno edificio de 66 pisos que en su cúspide ofrece una inigualable vista de 360 grados sobre la ciudad, abierto los 7 días de la semana y los 365 días del año.

Hay que pagar una entrada para acceder a los dos pisos finales del Sky, dotados con binoculares móviles, que giran para permitirle al observador captar los detalles de la ciudad y el contraste entre lo urbano y ese telón de fondo que aporta la imponente Cordillera de los Andes.

El segundo gran mirador de la ciudad es bastante inusual: un templo de adoración Bahá’í, culto que busca la armonía universal de los seres humanos sin diferencias de religión. Queda a pocos minutos de Santiago, enclavado en la precordillera.

La arquitectura del templo Bahá’í es bellísima, traslúcida de día y resplandeciente de noche, compuesta por cristales curvos, mármol de Portugal y nueve brazos que representan la integración de todos los seres, pues el 9 es el número supremo que contiene y supera a los demás números.

Santiago desde arriba es tan fascinante como desde abajo, con esenciales como el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, que nos recuerda de dónde viene este país y cuántas heridas profundas ha debido afrontar y sanar para estar donde hoy está: en paz y avanzando.
Se trata de una ciudad ordenada y respetuosa de las normas, con un sistema de transporte público muy eficiente gracias, por ejemplo, al metro que conecta la ciudad y que resulta ser el sistema más económico para moverse entre extremos, pues los taxis en Santiago son costosos.

Alquilar un auto es otra opción que muchos turistas descartan, también por el alto costo.

Lea también: En fotos: ¿Cómo es Antofagasta, la ciudad chilena donde viven 19 mil colombianos?

Tenga en cuenta que 106 mil pesos chilenos son 500.000 pesos colombianos. No es común el pago con dólares, así que lleve moneda local.

Mención aparte tienen sus restaurantes, populares imperdibles como el mercado central, con una oferta de mar fresca y exquisita. Y los de altísimo perfil, como Boragó, ya usual en la lista ‘Latin America’s 50 Best Restaurants’, con un menú de degustación de 17 tiempos que transita por todas las altitudes chilenas y permite saborear el país de norte a sur, con sorpresas como flores comestibles del desierto que solo florecen una vez al año.

Santiago, por donde se le mire, bella, valiente, resiliente, pujante y apetitosa.

Valparaíso y Viña del mar:

A un par de horas de Santiago en bus queda Valparaíso, y a pocos minutos de esta ciudad, su vecina y rival Viña del mar. Son dos experiencias completamente diferentes. Valparaíso vivió tiempos gloriosos a comienzos del siglo XIX pero fue desplazada como Puerto por Panamá, así que su belleza es antigua y su arquitectura habla de viejas grandezas que hoy luchan por sobrevivir. De calles coloridas y clásicas mansiones pintorescas, se percibe sin embargo el deterioro de la calidad de vida de sus habitantes y de su economía local.

En cambio, Viña del mar, sede del importante festival de la canción, goza de cierto espíritu aristocrático, de vitalidad comercial, de hoteles espléndidos y de lujosas propiedades frente a hermosas playas.

Planes imperdibles:
paseo en bote en Valparaíso para ver a los leones marinos. Y en Viña, ver el mar desde las rocas costeras.

Santa Cruz y Pirque: La hora del vino

De Santiago hacia las regiones vinícolas del centro y sur del país hay que prepararse para varias horas de camino en bus. Pero el premio no podía ser mejor: los más hermosos paisajes y numerosas viñas que abren las puertas a locales y turistas para permitirles degustar sus mejores vinos.

A la izquierda Santa Cruz, en la región de Colchagua, con hostales acogedores y en cuyos alrededores la viña Santa Cruz ofrece paseo en teleférico con vista a sus viñedos. A la derecha, en Pirque, la casa del Marqués de Concha y Toro y su ‘Casillero del Diablo’, donde guardaba sus mejores vinos de la voracidad de los ladrones.

AHORA EN Entretenimiento