El Teatro Calima fue un escenario donde en los años 60, 70 y 80 muchos caleños robaron un beso y se enamoraron... del cine.
Sus escaleras, que tenían debajo una cascada iluminada, recibieron a niños y adolescentes que hoy en día son gobernantes, empresarios y líderes de la región, y que lloran de emoción hoy en día cuando ven de nuevo en pie este escenario de estilo romano, considerado un bien de interés cultural y patrimonio arquitectónico de la ciudad. El mismo que estuvo abandonado por 18 años, durante los cuales se sumió en el deterioro y el olvido.
La última proyección de una película allí fue el 9 de julio de 1999, cuando el Teatro cerró tras entrar en quiebra debido a los altos impuestos, la irrupción de los múltiplex y los teatros en casa. Funcionó esporádicamente como sede de una iglesia cristiana y después fue dejado a su suerte.
El Teatro se inauguró el 27 de noviembre de 1963 con la proyección de ‘Una noche en Hong Kong’, durante el I Festival de Cine Japonés. Luego se convirtió en uno de los más grandes de la ciudad bajo la dirección de Galindo Buenaventura, y albergó diversos grupos de cinéfilos y cineastas caleños entre los que se destacó el Cineclub de Cali, dirigido por Andrés Caicedo. Hugo Suárez Fiat, director del Museo del Cine Caliwood, cuenta que “la boleta costaba cuatro pesos, lo que daba derecho a ver dos películas”.
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Precisamente mañana se cumple un año de la reapertura de este Teatro, ubicado en la Avenida Sexta con Calle 12 Norte 4N-20, que reabrió sus puertas con un concierto de Bambazú, agrupación del Pacífico, al que asistieron 900 espectadores.
Personalidades del gobierno municipal que han visitado el Teatro renovado se emocionan, hasta el llanto, al recordar que siendo muy pequeños sus padres los llevaron y ya grandes, se dieron el primer beso con la pareja con la que conforman actualmente matrimonios consolidados. “Conserva ese aire romántico de cuando se proyectaban aquí famosas películas”, recordaba una señora que acudió el pasado 15 de junio a ver a Raphael, el cantante español, que contó con lleno total y recordó aquellas filas monumentales que se formaban en otras épocas cuando no existían los múltiplex. Algunos espectadores del show del cantante español, muchos de ellos miembros de gremios productivos de la región, lanzaron comentarios positivos por ver el renacer de este escenario caleño por el que pareciera detenerse el tiempo y que hubiera mejorado con los años.
Ha sido tal la acogida de empresarios, gestores culturales y público caleño frente al restaurado Calima, que este en tan solo un año ha sido sede de múltiples eventos, como el CaliExposhow, la Bienal de Danza, conciertos de Santiago Cruz, Willie Colón, Richie Ray y Bobby Cruz, Sobredosis de Soda —tributo a Soda Stereo— y varios humoristas nacionales. Además se han realizado 100 actividades de emprendimiento y 60 culturales.
El responsable de esta hazaña de restaurar el Teatro Calima fue José Bobadilla, abogado de profesión y empresario por vocación, nacido en Neiva y un caleño más desde hace 15 años. Quien fuera rector de la Universidad Autónoma del Cauca durante una década, es conferencista y youtuber en temas de éxito, emprendimiento y negocios, y hace parte del Amway Founders Council, el grupo de empresarios más exitosos a nivel mundial de la compañía norteamericana de marketing multinivel, fundada en 1959.
Bobadilla adquirió en octubre de 2016 el Teatro, que levantó de nuevo después de 7 meses de arduos trabajos de recuperación, restauración y reconstrucción. Su sonrisa lo dice todo. “Hemos tenido eventos en los que nos ha tocado cerrar puertas porque el Teatro está colmado. Han estado por entrar 1500 personas y hemos tenido que hacer doble función, como pasó con conferencistas culturales y espectáculos de humor como el de Ricardo Quevedo que tuvo lleno total”.
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Bobadilla recuerda el día que pisó por primera vez el Teatro. Estaba buscando un local para hacer un salón de eventos y le indicaron aquel lugar. Al entrar el panorama fue desolador. “El aire acondicionado estaba obsoleto, la acústica deteriorada, los techos dañados por el excremento de las palomas y las goteras, la madera desecha, así como los paneles, y la silletería podrida”, relata.
“No conocía el sitio, había visto un documental en el que se hablaba de este. No podía creer que un teatro tan hermoso estuviera abandonado, me impactó profundamente y decidí hacerme responsable de su restauración”, confiesa Bobadilla, quien se acompañó de un equipo de 45 trabajadores, especialistas en electricidad, plomería, talla en madera, fundición y acústica para tal odisea. Restauraron silla por silla. Montaron talleres en el parqueadero —de 1000 metros cuadrados— e instalaron hornos de fundición para fabricar piezas que ya no se conseguían en la industria. El lobby fue despejado, se rescató el piso en granito original y se rehabilitó la cascada.
Cada detalle de la antigua construcción fue fríamente estudiado. Hugo Suárez Fiat, director de Caliwood, uno de los asesores para la restauración, le soltó muchos datos al nuevo propietario, que también leyó artículos de universidades, vio archivos de fotografías y videos de Youtube para conservar su estética original. “Me imaginé que con $300 millones -unos US$ 100.000— podía maquillar el Teatro para que quedara bonito, pero hemos sobrepasado el millón de dólares. Logramos la financiación con el sector bancario”, admite Bobadilla. Pero valió la pena. Con la reapertura del Calima se valorizaron mucho los predios del sector, debido a que la afluencia de público a los espectáculos acrecentó el aprecio por la zona. Se revivieron los parqueaderos y se despertó el interés del gobierno por restaurar la Avenida Sexta. La nueva cafetería, con tecnología de punta, se abrirá al público la próxima semana, y se convertirá en tertuliadero. Bobadilla sueña con crear un hall de la fama donde artistas como Raphael tengan su estrella.
En detalle
Para la restauración del Teatro Calima se hizo una gran inversión en tecnología, en un aire acondicionado de cien toneladas, moderno, liviano, amigable con el medio ambiente, práctico para la época y más eficiente.
El Teatro tiene equipos de producción de última tecnología para video y un audio para eventos como congresos. Tiene una pantalla monumental cóncava de 20 metros en una superficie de 200 metros, que es como la original que tenía el Teatro, y una óptima iluminación.
Al cantante Raphael le encantó la visualización que hay con los espectadores, la acústica y el backstage tipo museo, cómodo y lindo de recorrer, con grandes sillones, peinadores, espejos gigantes, batería sanitaria privada, tres salidas hacia el escenario.
Además, los artistas son transportados en una Volkswagen Combi modernamente equipada.
70 mil espectadores han pasado por el Teatro Calima desde su reapertura hace un año.
40 mil personas hicieron parte del público en el primer semestre de reapertura del Teatro.
19 años estuvo cerrado el Teatro Calima desde la proyección de la última película, en abandono total.
1187 sillas tiene el Teatro Calima con perfecta visualización hacia la tarima.