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Óscar Naranjo de Protagonistas de Nuestra Tele es el premio del programa

No puede resistirse a la figuración, a las cámaras, los flashes y la adulación. Su figura andrógina, soportada en su delgadez extrema, entrega esa sensación de ser un espécimen raro, incluso invertebrado. Todo un acto circense. Es un coctel por el que cualquier ‘reality’ babearía. Es una máquina de generar ‘rating’ y producir dinero.

24 de agosto de 2012 Por: Lisandro Penagos | Especial para El País

No puede resistirse a la figuración, a las cámaras, los flashes y la adulación. Su figura andrógina, soportada en su delgadez extrema, entrega esa sensación de ser un espécimen raro, incluso invertebrado. Todo un acto circense. Es un coctel por el que cualquier ‘reality’ babearía. Es una máquina de generar ‘rating’ y producir dinero.

Óscar Naranjo reúne todas las características de un protagonista de novela: no es actor, pero actúa; ambiciona la fama, aunque su calidad artística le alcance solo para el reconocimiento momentáneo; su vida es un drama llevado a la comedia, por el que recibe un mísero pago; es conflictivo, inseguro, nervioso, agresivo, competitivo y, como si le faltaran elementos, tiene el nombre del mejor policía del mundo, un general “papito” dicen las señoras y uno que otro señor. No puede resistirse a la figuración, a las cámaras, los flashes y la adulación. Su figura andrógina, soportada en su delgadez extrema, entrega esa sensación de ser un espécimen raro, incluso invertebrado. Todo un acto circense. Es un coctel por el que cualquier ‘reality’ babearía. Es una máquina de generar ‘rating’ y producir dinero. Hasta su padre fue envuelto por el canal y terminó abrazándolo ante las cámaras, aunque lo había rechazado siempre. Oscar lloró otra vez, acomodó su hirsuta y escasa cabellera y asumió otra de esas poses femeninas que dividen a la teleaudiencia y hacen sonar la caja registradora. Su gran virtud -quién lo creyera- es su carácter, esa condición humana que escasea en la sociedad y en los realities. Para no hablar de nuestra pantalla, digamos que Hollywood está lleno de actores y actrices homosexuales que interpretan papeles heterosexuales y logran encubrir su condición. Óscar no ha podido, ni podrá. Solo sabe interpretar su papel, el de su vida, ninguno más. Su voz, sus quiebres, su baile, su forma de caminar, de acomodarse, de posar, de mirar, de cantar, de bailar y de vivir es singular. Por eso lo sacaron, ya le exprimieron su jugo y ahora arrojan el bagazo.RCN anuncia que sale por “crisis emocional” de ‘Protagonistas de Nuestra Tele’ y como premio le pagará estudios de actuación. Su telón ha caído. Volverá a interpretarse a sí mismo y quizá lo llamen par ser jurado en un reinado de belleza, para presentar un magazín de medio pelo, o con tanto seguidor decida lanzarse a la política y se gane un Óscar por sus camaleónicas posturas

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