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A la derecha de la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, Daniela Florez, luciendo un vestido confeccionado por las Bordadoras del Norte del Valle, con el que desfiló al final del evento, junto a Alfredo Barraza. | Foto: Bernardo Peña / El País

GOBERNACIÓN DEL VALLE

Pasarela de Inclusión: la plataforma de historias de tenacidad vallecaucana

Conozca tres historias de modelos que fueron el centro de atención en la cuarta versión de la Pasarela de Inclusión que se realizó anoche en el sur de la ciudad.

17 de mayo de 2019 Por: Valentina Valencia Bernal / Periodista de El País

La cuarta versión de la Pasarela de Inclusión, evento organizado por el despacho de la Gestora Social de la Gobernación del Valle, Jimena Toro,  se llevó a cabo anoche en el Coliseo de Hockey Miguel Calero. La belleza y el glamour de personas de la comunidad Lgbti, en condición de discapacidad, población afrocolombiana e indígena y con diversas enfermedades, pudieron verse sobre la tarima y ser aplaudidos por cientos de asistentes.

Diseñadores como Alfredo Barraza, reconocido por su amplia trayectoria en el Concurso Nacional de Belleza y que ha vestido a 21 Señoritas Colombia; Doralba Zapata, que ha vestido a las damas de la Asociación Nacional de Cafeteros; Diego Morales, vallecaucano que ha representado al país en pasarelas de París, Chile y Estados Unidos; Guio di Colombia, un abanderado de la moda con sentido social y las Bordadoras del Norte del Valle, son algunos de los talentos que se encargaron de vestir a los participantes.

Presentamos algunas de las historias de los modelos que desfilaron y llevaron un mensaje de admiración y fuerza a los miles de asistentes anoche.

Daniela, una luchadora

Fue hace menos de una semana que Daniela Florez, de 11 años, decidió que participaría en la Pasarela de Inclusión. Es una niña venezolana que llegó hace siete meses a vivir con su familia al barrio Antonio Nariño, en el oriente de Cali. Desfilar anoche vestida por las Bordadoras del Norte del Valle la hizo feliz, como quizás nunca se había sentido: desde los 3 años fue diagnosticada con un rabdomiosarcoma, un tumor cancerígeno que se ha apoderado del lado derecho de su rostro.

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Daniela y su madre, Ruth Bullez, salieron de Carabobo, Venezuela, buscando un mejor tratamiento para el cáncer, pues como consecuencia del régimen venezolano la escasez de medicamentos ponía aún más en riesgo la vida de la pequeña. “La vida en Venezuela fue muy difícil los últimos meses. Vivíamos a cuatro horas del hospital, yo viajaba constantemente con ella, me quedaba en una fundación porque a veces la hospitalizaban para realizarle el tratamiento, pero al final ya no había ni siquiera alimentos ni medicamentos”, recuerda su madre sobre la vida hace unos meses en el país vecino. Daniela es en extremo callada, pero siempre sonriente. De lo poco que le gusta hablar es sobre sus gustos, que no son muy distintos a los de otras niñas de su edad: dibujar y jugar a las muñecas. Vivir una infancia lo más normal posible ha sido su gran reto ya que el cáncer no le permite salir de su casa más que para ir al Hospital Universitario del Valle, lugar donde recibe su tratamiento gracias al Sisbén.

Estudia en el colegio Carlos Holmes Trujillo , en el oriente, pero ir a clases no es usual. Solo va dos veces por semana cuando su estado de ánimo por la enfermedad se lo permite. “Si fuera por los médicos ella no podría ir a ningún otro lado que no fuera la casa o el hospital, es muy débil ante cualquier virus que se encuentre en la calle. Pero ella no está muy bien, quién soy yo para prohibirle ir a estudiar”, dice su mamá.

Daniela, “si Dios quiere”, dice doña Ruth, cumplirá 12 años el próximo 8 de junio. El regalo que está pidiendo es que Migración Colombia le dé un permiso permanente para residir en el país, y no un salvoconducto que tiene que renovar cada tres meses. Si tuviera ese documento podría estar afiliada a una EPS y así tener una mejor calidad de vida.

“Quiero ser un ejemplo para otros”

El 16 de marzo del 2016 le cambió la vida al soldado Cristian Silva. Mientras se encontraba de servicio en un batallón de ingenieros en el Chocó pisó una mina antipersona que le amputó su pierna izquierda. Desde entonces cree que ese hecho no fue en vano: “Todo pasa por algo.
Yo creo que Dios puso ese artefacto en mi camino para mostrarme el rumbo que siempre quise tomar. Quiero que mi historia sirva de ejemplo para otras personas que están pasando por algo similar”, reconoce.

“La vida me cambió para bien”, dice. Desde el accidente se ha dedicado a hacer sus sueños realidad. Entró a estudiar música en la escuela Rodrigo Leal, en Bogotá, y es pesista profesional. “Todo cambió radicalmente. He tenido la oportunidad de hacer cosas que soñaba desde niño”, reconoce Cristian, que llegó a hacer parte del desfile de ayer gracias a su participación en el calendario de la Fundación Altruistas de Corazón, realizado por el diseñador Guio di Colombia.

Visibilidad trans

Alexandra Sierra tiene 35 años, es publicista, modelo y desde los 18 años hace parte de pasarelas de visibiliad trans. Y el evento de anoche, en el que participó desfilando para la diseñadora caleña Pamela Bocanegra, no fue la excepción. Su transición la comenzó desde los 18 años. Sin embargo, desde mucho antes se sintió en el cuerpo equivocado.

“Lo más bonito del tránsito ha sido verme en el espejo y reconocerme mujer. Me siento una embajadora de mi comunidad. Lo más emocionante de participar de este tipo de pasarelas es que estoy frente a frente con la gente y puedo ver su reacción. Eso es lo más bonito porque es poner en escena lo que más amo hacer, que es el modelaje, para que no nos sigan discriminando”.

El tránsito jamás termina, dice Alexandra. “Una siempre quiere verse ‘más mujer’, más ‘normal’, pero yo siempre me cuestiono ¿qué es ser ‘normal’? Por eso creo que jamás termina”. A aquellos que aún insisten en que las mujeres trans no son mujeres les envía un mensaje: “Tienen que leer. Abrir sus mentes, sus ojos, porque es una realidad, siempre hemos existido”.

Si desea dar alguna donación a la pequeña Daniela Florez puede comunicarse al 313 500 0290, pregunte por Katherine Zapata, y ella lo pondrá en contacto con la familia.

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