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Las dudas que asaltan a Antonio Sanint

Admite que ya cuarentón sigue considerando a las mujeres como una secta.

31 de agosto de 2014 Por: Isabel Peláez y Claudia Bedoya, El País

Admite que ya cuarentón sigue considerando a las mujeres como una secta.

No niega que lo asaltan las mismas dudas que a otros hombres: ¿Cómo tener una noche de hombres y salir bien librado con la pareja? ¿La calvicie tiene cura? Antonio Sanint, el autor del libro ‘Todo lo que siempre quiso saber y su papá nunca le explicó’, es de los que creen que “la mujer abre el camino para que uno crea que la conquista, pero desde el principio la que toma la decisión es ella. Y sobre todo, cuando se crea una relación con propósito de matrimonio. Cuando ya una mujer ve su nido, es una decisión muy femenina”. Admite que ya cuarentón sigue considerando a las mujeres como una secta. “Lo que pasa es que no hemos podido saber exactamente qué es lo que planean. Ellas son más proveedoras, inteligentes, capaces, manejan el mundo mucho más claro que los hombres y nosotros nos morimos de la rabia y de la envidia porque no tenemos todo eso”.Y pese a la poca credibilidad que entre las mujeres podría generar un comediante, Sanint dice que su profesión la ejerce en horas de oficina. “A veces soy muy callado y muy serio. Y solía ser malgeniado, siento que heredé eso de mi papá. Y durante muchos años ha sido un norte para trabajar porque es como un hábito que no es sano ni bueno, no vale la pena, no construye y creo que he podido evolucionar en eso”.En algún tiempo se sintió estereotipado en sus papeles de rolo gomelo, por el que algunos colombianos lo detestan (otros lo alaban en la calle), hasta que Dago García le dio el papel de un papá de clase media, “que es en últimas lo que uno termina siendo en el país. Es un lugar en el que me siento muy cómodo y muy tranquilo, y contento de representar a ese personaje colombiano. Y acabo de rodar otra película por ese estilo”, admite Sanint, quien ya tiene andando una película suya y terminó otra con Dago.Esta última “es un historia bonita, de una familia clase media, donde soy un papá soñador que no tiene mucha plata y mi hijo le manda una carta al Niño Dios y tengo que cumplirle ese sueño para no dañarle la fantasía”. Antonio tiene dos hijos, una de 17 años y otro de 13. “Trato de tener un canal muy abierto con ellos. Aunque llega un momento en que son herméticos, les permito saber constantemente que ese canal está abierto así no lo quieran abrir”.Y suelta un consejo de papá: “Si tiene un adolescente en casa y usted va a su cuarto y la puerta está cerrada, golpee antes de entrar. Pero no falta el papá que golpea y abre. Dé un espacio de unos minutos y ahí sí, abra”.Dice que más que llorar por una mujer, son sus hijos quienes lo hacen a menudo lagrimear “por sus triunfos y sus cosas. Soy lagrimita suelta”, confiesa.Sabe que no es monedita de oro para caerles bien a todos. Una vez una compañía telefónica le mandó una carta amenazándolo: si no quitaba un chiste lo iba a demandar. “Me pregunté cómo una compañía tan grande en vez de mejorar su señal trataba de callarme. Si el chiste no tiene eco es que no es verdad, pero si lo tiene, lo es”.

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