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La música de El Gran Combo está arraigada en los corazones de los colombianos

Pero la cotización de esta orquesta no es sólo por su calidad musical, sino por su consolidación como una empresa responsable.

24 de junio de 2012 Por: Redacción de El País

Pero la cotización de esta orquesta no es sólo por su calidad musical, sino por su consolidación como una empresa responsable.

El Gran Combo de Puerto Rico se mantiene como una agrupación cotizada a escala internacional. En nuestro país, a donde es llamada con gran regularidad, una de sus presentaciones “puede estar entre los US$50.000 y US$75.000, todo depende del aforo del sitio”, asegura Leobardo Amú, empresario de artistas y ex director de Corfecali. Pero la cotización de esta orquesta no es sólo por su calidad musical, sino por su consolidación como una empresa responsable. De acuerdo con su director Rafael Ithier en este trabajo, al igual que en una oficina, no se permite que alguien llegue borracho o drogado. “Nosotros somos bebedores sociales, tomamos uno que otro trago, pero hasta ahí. La droga aquí está prohibida por ley de El Gran Combo, no de Rafael Ithier. Yo no tengo un detective detrás de nadie, así que todo el mundo puede hacer lo que le venga en gana, la única gravedad es que si me entero de que algún músico comete esas faltas queda fuera de El Gran Combo”. Con el ánimo de conservar la disciplina y la unión de la agrupación es que se han abstenido de contratar mujeres. Para el director “no es prudente” tener a una mujer como una de sus integrantes porque “El Gran Combo viaja mucho y como hombres ya nos conocemos hasta la respiración. Aunque hay una actitud de respeto, siempre viene el vacilón, el relajo, que entre hombres nos aceptaremos, pero una mujer se puede sentir ofendida”. Además, agrega Ithier, “casi siempre la mujer se va a enamorar de uno o uno de ella, entonces se forma el bochinche y eso puede traer un problema”.

Unido a Colombia

La música de El Gran Combo está tan arraigada en los corazones de los colombianos como la música colombiana en los corazones de sus catorce músicos. Por eso no es de extrañar que varios de los grandes éxitos de esta agrupación sean melodías originalmente vallenatas, como Matilde Lina o Nido de Amor. Cuenta el director que, en una salida a Barranquilla a tomarse unos traguitos, él, junto a Andy Montañez y Pellín Rodríguez, oyeron un conjunto vallenato que cantó Matilde Lina. “Me gustó tanto que mandé que me lo repitieran. Desde ese momento me enamoré de la cadencia y del mensaje del vallenato. Hasta que lo grabé no estuve tranquilo”. No podían ir a un baile sin que le pidieran tocar ‘El Timbalero’ y los vallenatos ‘Nido de Amor’ y ‘Amor Comprao’, comenta Ithier. “Fueron muchos los vallenatos que tuvieron tanta aceptación en Colombia y fuera de este país que por eso grabamos tantos”. Y qué curiosidad. Fue un colombiano quien bautizó la orquesta como La Universidad de la Salsa: el salsómano y periodista barranquillero Ley Martin. “Ley Martin nos llamó así en un escrito para la parte trasera de una carátula. El escrito nos llamó tanto la atención que fuimos a una universidad, nos pusimos unos birretes y unas togas e hicimos la carátula. A la gente le agradó mucho y de allí nos siguieron llamando así”. Y la Universidad de la Salsa sigue dando cátedra de buena salsa, de esa pal’ bailador, de esa que le gusta a la gente de Cali, la ciudad que, como bien lo dice Ithier, sigue respaldando este ritmo al 500%. “Ustedes conocen este género, lo digieren y lo aceptan como tal. La reacción que nosotros encontramos en la gente cuando tocamos aquí no la sentimos en ninguna otra parte”.

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