El pais
SUSCRÍBETE

Inolvidable concierto de Vicente en Medellín, el charro al que nadie quiere despedir

Más de 20.000 personas asistieron al concierto que brindó Vicente Fernández, la noche del martes en Medellín. Lágrimas, copas, sonrisas y recuerdos de corazones heridos se unieron para corear todos sus éxitos por más de dos horas de concierto. Ni el mismo Vicente quería decir adiós.

8 de agosto de 2012 Por: Elpais.com.co | Colprensa

Más de 20.000 personas asistieron al concierto que brindó Vicente Fernández, la noche del martes en Medellín. Lágrimas, copas, sonrisas y recuerdos de corazones heridos se unieron para corear todos sus éxitos por más de dos horas de concierto. Ni el mismo Vicente quería decir adiós.

Un señor de pelo blanco está sentado en una silla plástica al final del tendido de arena en la plaza de toros. A su lado está su esposa. Pronto serán las nueve de la noche y la presencia, plácida y tranquila, de esta pareja contrasta con el alboroto que hay alrededor. Beben a sorbos de un tarro plástico con un líquido transparente que parece agua pero que no lo es. Ellos desentonan. Se ven tranquilos en medio de la euforia que precede a la llegada del gran señor.¡Chente! ¡Chente! reclaman unas 20.000 gargantas. Se calienta el aire de La Macarena. Huele a música, a fiesta y a rancheras.A las 10:30 de la noche todavía le faltaba gente al recinto. Fueron muchos los que tuvieron que llegar apuradísimos a sus puestos. Don Vicente Fernández decidió que este concierto de despedida iba a empezar 45 minutos antes de lo que estaba previsto y, mientras tanto, todavía había gente afuera. Tal vez querían evitarse el tumulto de la entrada, tal vez se distrajeron preparando el corazón a punta de aguardiente.A las 10:46 minutos llegan las trompetas. Luego los violines, se arma el mariachi con 16 músicos. Luego entra él. Y dice cantando que está feliz, que llegó “de muy lejos para alegrar los corazones porque en Medellín estamos en Feria de Flores”.“Muchas gracias por el respeto, por el cariño y por el apoyo que siempre he recibido en Medellín”. La Macarena se desgarra en una aclamación.“Empezamos”, dice Vicente y, por momentos, se le olvida a uno que el que está allá arriba tiene 72 años. Se ve pleno, dueño del escenario. Luce imponente con su traje de charro súper apretado y exhibiendo un vozarrón potente, al que parece que no le pasaran los años.Más de uno llora, todo el mundo brinda, las parejas cantan mirándose a los ojos: ‘Por tu maldito amor’, ‘Lástima que seas ajena’, ‘De qué manera te olvido’, ‘Sublime mujer’, ‘El último beso’.Ha pasado una hora. Vicente pide “una copita” y se acerca a una mesa. Llegan ‘Amor eterno’, ‘Cada día te extraño más...’.El señor de pelo blanco y su esposa ya dejaron atrás la compostura y el tarro plástico está vacío. Cantan como si tuvieran 20 años y se juraran amor por primera vez. Están ebrios y felices. Miran asombrados hacia arriba: El cielo despejado y las tribunas repletas de fanáticos.Han pasado 180 minutos de un concierto inolvidable. Don Vicente quiere decir adiós pero no le sale de la garganta. México lindo y querido se oye mejor que una palabra triste. Caen lágrimas, una tras otra, por el rostro de este macho. Está feliz y agradecido.No va a ser el último concierto, eso quedó clarito. Tanto amor, tanta devoción no tendrían a dónde ir si Chente no vuelve más a esta, su segunda casa.

AHORA EN Entretenimiento