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Hace tres años, Chavela Vargas le dijo a El País que ya quería partir

En su última entrevista con El País, la recién fallecida cantante Chavela Vargas habló sobre su longevidad, la muerte y su trayectoria.

6 de agosto de 2012 Por: Redacción de El País

En su última entrevista con El País, la recién fallecida cantante Chavela Vargas habló sobre su longevidad, la muerte y su trayectoria.

A 90 kilómetros de Ciudad de México, Chavela Vargas vive aislada, sola e incomunicada. El País habló telefónicamente con ella desde su casa en Cuernavaca. ¿Qué se siente tener 90 años?Me siento ‘de la patada’... Ya 90 años es despedirse del mundo, ya quiero partir, a pesar de que me siento físicamente bien, pero en lo que no estoy bien es de espíritu.Explíqueme eso...Me agarra en la tarde una nostalgia que ni puedo con ella, porque sé que en cualquier momento dejaré de vivir lo que he vivido. Pero todo es confuso porque quiero irme de este mundo.Entonces, ¿ya se le quitaron las ganas de cantar?No es que me levante y no tenga ganas de cantar. A mí siempre se me antoja no cantar. Cuando no lo hago se me ocurren muchas cosas, como no recibir a ninguna visita en días. Me gusta la soledad, al momento de no cantar.Uno de sus dones siempre fue ser diferente. ¿Cuándo decidió serlo y por qué?Porque un día me levanté y me dio la gana de ser diferente.Se hizo cantante de la mano de José Alfredo Jiménez. ¿Qué ha representado él para usted?A José Alfredo lo quiero mucho, siempre estuvo –y está- en mi vida. Después de muerto lo podía ver, hablar con él, llenarme de toda su angustia, de toda su hermosura, de las cosas bellas que él sentía y que me contaba, aunque la mitad fueran mentiras. Pero era lindo el hombre.¿Cómo hace para que cada canción sea única? Usted las canta, las declama, les pone silencios... Dicen los compositores musicales que Chavela se ‘roba’ las canciones. Simplemente es que cada canción la hago mía, a mi estilo, y luego ya nadie las puede cantar a excepción de Chavela. Curiosamente, eso les da risa y miedo a los compositores.Ha dicho que hay otro ser que la habita. ¿Puede explicar eso?De verdad lo he dicho, pero es muy confuso. Tendríamos que pasar horas y horas hablando para que me entendieran. Sólo puedo decirte que alguien se apodera de mi voz y canta.¿Aún le da miedo el escenario?Sí, y no sé por qué aún me da miedo el escenario. Cuando me llaman a escena me muero de miedo.¿Qué pasó entre los años 70 y 90 que desapareció de la escena musical?Nada, absolutamente nada, fíjese. Sólo fui vagabunda, me dediqué a hacer viajes inesperados, a hablar con desconocidos, a aguantar hambre... y hacer lo que se me daba la gana. Lo que no hacía, por ejemplo, era disparar pistolas porque eso ya me aburrió. No vale la pena dispararle a tanto desgraciado que hay. A mí no se me antoja matar.¿Por qué dice las cosas cantando y no hablando?(Risas) Sí. Sin darme cuenta digo lo que pienso, digo las cosas cantando. Fíjese que a mí me gusta transmitir rabia y dolor, que es lo que vive a diario este mundo. Sin embargo, mi vida, en cambio, ha sido de alegrías y tristezas.¿Qué tanto le gusta ser mujer?Me gusta mucho ser mujer, pero jamás macho. Para eso hubiera vuelto a vivir, y eso no me interesa. Así soy y así me quedo.¿Algún sueño por cumplir?Mire que no tengo sueños que no haya podido realizar. Casi siempre mis sueños son despierta. Se me quitan los sueños cuando duermo, y eso es extraño. Entonces, me quedo sola viviendo, que es mi eterna soledad.¿Qué le dice Costa Rica, su país de nacimiento?Nada. Es un país que yo no quiero, que no existe para mí.¿Quién podría ser su sucesora?Es muy difícil decirlo. Mucha gente se me arrima, entre ellas cantantes nuevas y veteranas, a conversar conmigo y me dicen: “Me da pavor ser su sucesora”. Y yo le digo: “Hace bien”. (Risas).

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