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Glenn Close: de Cruela De Vil al mayordomo Albert Nobbs

Aunque pocos la imaginaron vestida de hombre en la pantalla que siempre se ha regodeado con su feminidad, ella sí lo tenía en mente desde 1982, cuando interpretó a ‘Albert Nobbs’ en Broadway, obteniendo un Premio Obie.

3 de septiembre de 2012 Por: Alberto Posso Gómez | Especial para El País

Aunque pocos la imaginaron vestida de hombre en la pantalla que siempre se ha regodeado con su feminidad, ella sí lo tenía en mente desde 1982, cuando interpretó a ‘Albert Nobbs’ en Broadway, obteniendo un Premio Obie.

Glenn Close fue mamá de Robin Williams en ‘El mundo según Garp’, pérfida marquesa en ‘Las relaciones peligrosas’, psicópata acosadora en ‘Atracción fatal’, Cruella de Vil en ‘101 dálmatas’, y ahora la muy popular Capitán Monica Rawling en la serie televisiva ‘The shield’. Aunque pocos la imaginaron vestida de hombre en la pantalla que siempre se ha regodeado con su feminidad, ella sí lo tenía en mente desde 1982, cuando interpretó a ‘Albert Nobbs’ en Broadway, obteniendo un Premio Obie.Sentía verdadera fascinación hacia este personaje de la novela del irlandés George Moore, a quien admiraba tanto como a Emile Zolá y Oscar Wilde. Sin embargo, tuvo que batallar durante quince años para llevarlo a la pantalla grande. En 2000 estuvo a punto de concretarlo, pero no logró reunir el presupuesto. Las cosas empezaron a darse en 2005, cuando filmó ‘Nueve vidas’ con Rodrigo García, el cineasta colombo mexicano que se enamoró de la idea. “Es una historia de época, centrada en la vida interior de una persona y sus problemas de identidad, de borrarse a sí misma y vivir escondida. Pero también es una dramática historia de personajes, algo poco habitual en el cine de hoy. Me parece que tiene mucho de actual y siempre lo tendrá”, dice García.Albert Nobbs no es lesbiana ni transexual. Se viste de hombre por necesidad. Representa una de las millones de mujeres que por su género jamás podían hallar un trabajo de cierta dignidad en el Siglo XIX. Esta forma de travestismo, se volvió cruelmente popular en la época, y es la salida que encuentra nuestra protagonista para poder laborar como mayordomo en un hotel de clase media de Dublín.De su secreto, depende su futuro. Los ahorros con los que espera algún día tener una cafetería. Todo parece marchar perfectamente, la rigurosa faja que aplasta sus senos, y los apretados trajes oscuros. Pero el conflicto de Albert Nobbs comienza cuando conoce a otra mujer en su caso, disfrazada de fontanero.Una cuidadosa ambientación y escenografía le conceden el perfecto tono visual a esta fascinante película: ‘Albert Nobbs’. El diseñador del vestuario, el francés Pierre-Yves Gayraud, es el mismo de la serie televisiva ‘Coco Chanel’; y de las películas ‘Indochina’ (1992) y ‘El perfume, historia de un asesino’ (2007). Glenn Close, quien es también productora y coguionista (se asoció con el escritor John Banville), cuidó hasta el más mínimo detalle para garantizar la calidad de la película. Uno sus mayores retos de la interpretación fue lograr más que una mirada masculina, una mirada que no fuera la suya, para hacer más creíble la caracterización. Por lo que fue necesario usar un aparato especial para la boca, llamado ‘plumper’, que le hizo cambiar la forma de la mandíbula; y efectos de maquillaje para que los ojos, la nariz y las orejas se vieran más grandes. “A pesar de todo esto, no creo que el maquillaje de ‘Albert Nobbs’ haya sido menos complejo que el de Cruela de Vil, por ejemplo. Son gajes del oficio que se asumen con propiedad y empeño”, asegura la propia Glenn.Cada vez que habla de su personaje se refiere a este en género femenino. “Ella cambia su apariencia, su voz, pero es una mujer. Y Rodrigo, en los detalles, nos muestra todo eso. Incluso al vestir como una mujer, anda como un hombre. Albert tiene algo de clown”, dice.Este personaje significa el máximo punto de madurez de una de las actrices más respetadas de los últimos treinta años. Es su obra cumbre, su herencia y su gloria.“Glenn es una de las diez mejores actrices en los últimos ochenta años. Es una combinación de talento y elección de papeles. Estamos hablando de 30 años de actuaciones nominadas”, sostiene Cari Beauchamp, autora del libro ‘El poder femenino en Hollywood’ y miembro de la Academia.

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