'El chachachá del diluvio', la nueva obra de Delirio

Por primera vez una obra literaria del vallecaucano Medardo Arias Satizábal será llevada a las tablas musicales, adaptada al baile, al circo y a la orquesta.

‘El chachachá del diluvio’, su novela premiada en España, ha sido la fuente de inspiración para el nuevo espectáculo de Delirio que lleva el mismo nombre y que se estrenará el próximo 30 de noviembre.

Con 200 bailarines en escena, un escenario que incluye agua y una bellísima arca construida por artesanos del Pacífico, los asistentes deberán alistarse porque se vienen 40 días y 40 noches del segundo diluvio universal, según anunció un Ángel a un grupo de personas en un parque de Cali, por allá en los años sesenta, cuando el impulso industrial se iba llevando todo a su paso.

Quienes lleguen a la Carpa de Delirio (en el Centro de Eventos Valle del Pacífico), acompañarán en su travesía, a mar abierto, a siete elegidos que viajarán en el arca. Su única tabla de salvación serán los valores éticos, en especial el respeto por la madre naturaleza, para convertirse en el prototipo de la nueva especie humana que repoblará la tierra.

‘El chachachá del diluvio universal’ tiene varios personajes protagónicos, como el ángel, el poeta, un intelectual amante de la naturaleza, interpretado por Brando Pérez; el bailarín errante, personaje a quien el baile lo ha llevado a vivir todo tipo de aventuras en muchos (Carlos Paz); la mujer de los años 70 que representa la liberación femenina (Viviana Vargas); el Piruncho, líder de la Gallada, que de joven estuvo cerca de la mala vida, de las pandillas, pero ahora lidera la travesía y sirve de apoyo a todos poniéndole buena energía a la vida; la hermana misionera, una mujer rebelde, al servicio de Dios y cuya vocación no está volcada en la oración sino en la acción; la mujer rastafari, bondadosa, siempre en pro de la concordia y la ninfa (Giselle Rodríguez).

Y los villanos del paseo serán los hacheros, que hacen de la naturaleza una víctima, se la pasan talando árboles, desviando ríos, cazando animales y quemando el bosque, no entienden que todo lo que se le quite a la naturaleza debe ser devuelto.

“Durante un año de investigación, desde la antropología y desde la sociología, buscamos tendencias internacionales para conseguir un tema de trascendencia actual, para lograr la sintonía con el público. Estábamos en esta búsqueda y coincidimos con Medardo, que nos contó sobre su obra que fue inspiración para el colectivo. Hicimos también un trabajo de campo, acompañados por la CVC, en San Cipriano, una reserva de la naturaleza de los vallecaucanos, de los colombianos, que todos deberíamos conocer, un espacio mágico”, cuenta Andrea Buenaventura Borrero, directora de la Fundación Delirio.

Fue allí, en la zona rural de Buenaventura en el Pacífico vallecaucano, adentrándose en sus ecosistemas naturales, que el colectivo de Delirio, se hizo testigo de la importancia de transmitir un mensaje social que logre fusionar a los seres humanos en torno al cuidado del planeta.

“El nuevo espectáculo es una fantasía que conmocionará los sentidos y nos hará reflexionar sobre el comportamiento humano y la protección del medio ambiente, imaginando que hay una última oportunidad y que los valores éticos son nuestro pasaporte a la salvación”, agrega.

Para Medardo Arias, escritor, periodista, poeta, docente, guionista, salsero consumado, bonaverense, con 12 títulos en su obra literaria y buen bailarín —según el autor—, “es muy honroso saber que el estreno de este año en Delirio estará basado en mi novela, que recibió un premio internacional en España, en diciembre de 2017, cuando estaba todavía en original, y Andrea Buenaventura decidió que sería el próximo montaje de Delirio, porque es una novela que está atravesada por la música, es una novela que se puede bailar. Se publicó en abril pasado, fue presentada en la Feria del Libro de Madrid, luego fue a la FilBo (Feria Internacional del Libro de Bogotá) y hace un par de semanas, en Cali”.

Cuenta que es una parodia del diluvio, más exactamente de un segundo diluvio. “En sueños un ángel le reveló al poeta que volverá a llover durante 40 días y 40 noches, que es necesario que él aliste un arca para hacer el prototipo de la nueva especie. Reúne a gente de este tiempo y mandan a construir una bellísima arca de madera en el Pacífico. En la embarcación viaja un imitador de Héctor Lavoe, de Benny Moré, una monja escapada de un convento, una mujer rastafari de San Andrés Islas y un violinista de la Sinfónica. Ellos quieren ser el prototipo de la nueva especie. Refundar el mundo con nuevos valores. Estos se hacen a la mar en una noche de diciembre escuchando en altavoz ‘All You Need Is Love’ (Todo lo que Necesitas es Amor), una canción de los Beatles”.

Insiste Medardo en que para él es un “honor” ver por primera vez una novela suya “llevada a las tablas musicales, al circo, a la salsa, a una orquesta y estoy tan nervioso como todo el equipo de Delirio, esperando el estreno este 30 de noviembre”.

El escritor participó en algunas audiciones de los artistas que interpretarían sus personajes, pero no quiere ver el montaje sino hasta su estreno. “Uno debe ser compasivo. Una nueva obra no tiene que parecerse al libro. De hecho, los artistas de Delirio ya han hecho muchísimas adiciones. Yo recomendé una banda sonora con melodías que tienen que ver con la lluvia, como Lluvia con Nieve, El Bibrón del Aguacero, Esperando que Pare de Llover, Lluvia tienen los Charcos, Hachero pa’ un Palo.

En el montaje 12 personas trabajan en la escenografía, hay 14 coreógrafos de las 4 escuelas de salsa y de circo, 25 personas del colectivo del vestuario crearon y produjeron 300 prendas de fantasía, con diseños de Camilo Zamora y Wendy Perea, y ‘el diseñador de reinas’, Alfredo Barraza.

La orquesta de Delirio y el grupo de asesores musicales se han encargado de 7 arreglos musicales propios. Habrá 200 artistas en escena, con un grupo invitado, el Quinteto Acople Vocal—. Hay 690 personas entre personal logístico, de producción y catering, para las funciones agendadas hasta el 2019.

El lobby, en medio del complejo cultural de 23 metros cuadrados, está concebido como un prólogo de la obra, será un bosque encantado, recreando destinos ecoturísticos.

“Para esta obra hemos ensayado durante más de tres meses todos los días, de 6:00 p.m. a 10:00 p.m.”, confiesa Giselle Rodríguez, quien lleva dos años y medio en Delirio, baila desde los 8 años, cuando estaba en el Colegio Enrique Olaya Herrera del Distrito de Aguablanca, estuvo en grupos como Nueva Juventud y Tropical Swing, y entró al máximo show de salsa de Cali a los 23 años.

Por su parte Viviana Vargas que lleva 11 de los 12 años que tiene Delirio, dice que ha crecido como persona y profesional en este colectivo. “Antes decía que si no podía bailar, no sabía hacer nada más, hoy en día estoy terminando mi carrera de gestora cultural, tengo muchos proyectos con mi escuela de danza Estilo y Sabor, un proyecto de vida y metas a futuro, Esa madurez nos la dio Delirio”.

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