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Y Selma se hizo oír

La película que lleva por nombre ‘Selma’ centra su atención en 1965, momento en que la historia le otorgaría un triunfo a la igualdad de derechos civiles en Estados Unidos. Su directora, Ava Duvernay supera el facilismo de tener a Martin Luther King por protagonista y logra una producción contenida y bien narrada.

1 de marzo de 2015 Por: Claudia Rojas Arbeláez l Especial para GACETA

La película que lleva por nombre ‘Selma’ centra su atención en 1965, momento en que la historia le otorgaría un triunfo a la igualdad de derechos civiles en Estados Unidos. Su directora, Ava Duvernay supera el facilismo de tener a Martin Luther King por protagonista y logra una producción contenida y bien narrada.

Al cine y sus espectadores les gusta alimentarse de la historia. No de la que se encuentra en las enciclopedias ni en los documentos oficiales, sino en la que nace de las anécdotas de dramas familiares, sentimentales y nacionales que van tildados con las palabras adversidad y perseverancia. Como si el ‘pasado’ ejerciera una especie de hechizo seductor que funcionara siempre, o como si por eso fueran más importantes que las que se originan solo en la mente de un creador. Sin saber muy bien el porqué, ahí han estado y seguirán estando los terrenos fértiles en los que se puede cosechar historias protagonizadas por triunfadores y también por víctimas. Y aunque dicen que la historia siempre la cuentan los triunfadores, en el cine muchos prefieren oír, mirar y solidarizarse con las causas ajenas de los sufridos. Si no lo ha pensado, lo invito a que recuerde cuántas producciones nos han entregado narrando las penurias de los judíos en la Segunda Guerra Mundial, de los vietnamitas en los sesenta y hasta de los mismos homosexuales en épocas represoras. En estos conflictos de intolerancia, ya reconocida, el cine ha encontrando momentos históricos que le han permitido recoger sus frutos con películas de emociones desbordadas. Y lo que antes nos dieron los judíos por montones, ahora nos lo aportan los grupos raciales segregados y oprimidos durante muchas décadas tal como los afroamericanos en Estados Unidos. Lo vimos con la película ‘The help’ (del año 2011) que recibió el nombre de ‘Vidas cruzadas’ y mucho antes en propuestas de directores de directores como Spike Lee y Steve McQueen. Ahora llega ‘Selma’, la ópera prima de la directora afroamericana Ava Duvernay. El filme recrea el momento histórico en el pueblo de Estados Unidos que lleva este nombre, que se hizo visible gracias a la gran marcha que de allí se dirigía a Montgomery y cuya finalidad era hacer respetar el derecho del voto a los ciudadanos afroamericanos, que no podían ejercerlo por culpa de la segregación.La película, que ocurre en 1965, tiene por protagonista a Martin Luther King, pero esto sin embargo no la convierte en una biografía del activista político. Un punto a favor. No es fácil tener entre manos a un personaje histórico tan interesante, tan decidido y tan lleno de historias y salir bien librado de poemas románticos impregnados de nostalgia. Aunque en ‘Selma’ hay un poco de eso, Duvernay sabe manejarlo hasta cierto punto, sin perder la atención en lo que realmente la convoca, que es el movimiento activista, liderado por Luther King.Un movimiento que logró poner en jaque al gobierno de Lyndon Johnson. De ahí que la película transcurra sin primas, con una narración contenida y tensa, manteniendo en alto la promesa real de que algo fuerte va a pasar. Y lo logra. Durante dos horas, estamos atentos, entrando y saliendo de la Casa Blanca, de las oficinas del movimiento y de la casa del líder, involucrándonos de más, siendo juez y parte. Ansiando que llegue aquella marcha pacífica que se extenderá por 80 kilómetros y que cambiaría el rumbo de la legislación estadounidense. Mientras tanto, asistimos a la cotidianidad de los afroamericanos en una ciudad que los doblega, los menospreciaba y les niega sus derechos, como el resto del país. En ese contexto aparecen las muertes auspiciadas por el Gobierno, los ecos del Ku kux clan y el anhelo colectivo del voto igualitario. Situaciones en que la directora se toma su tiempo y exhibe con la pasión, que le permite regodearse en el dolor y en el sufrimiento, de la misma manera que en otrora han hecho otros directores con temáticas parecidas. Por eso es imposible no pensar en que otras historias y protagonistas similares, en los judíos y su persecuciones, en los ciudadanos inocentes azotados por las guerras, ¡en tanta manipulación maniquea! Sin embargo, el ojo femenino de Ava Duvernay enfoca la historia a su manera. Prestando más atención a lo cotidiano, a los dramas sencillos e incluso desarrollando las sub tramas con las que quita la atención del gigante insuperable que, sin duda, representa Luther King. Y sabiendo que es fácil ceder a la tentación, ella logra superar la lágrima fácil y hace de ‘Selma’ lo que podría considerarse una película bien contada con un guión bien armado y un protagonista interpretado por David Okelowo en un punto ideal. Con él comparten créditos, Tim Roth, Carmen Ejogo y, claro, no podía faltar Oprah Winfrey y Cuba Gooding Jr. En su propósito, Duvernay consigue crear imágenes memorables que entreteje al final con archivos históricos, logrando zafarse del lugar común y de los momentos más emblemáticos de la vida del líder político. Aquí lo que importa es lo que ocurrió en Selma y no cuidar la imagen de un hombre tan necesario como complejo. Al final, como regalo, el puente Edmund Pettus en una imagen que promete quedarse en nuestra memoria cinematográfica. @kayarojas l Docente Universidad Autónoma de Occidente.

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