El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cultura

Artículo

Una novela para entender los orígenes del conflicto colombiano

Después de varias novelas históricas recreadas en el Siglo XIX, el escritor sincelejano Rafael Baena nos hace viajar al Siglo XX para contarnos en ‘Siempre fue ahora o nunca’ la vida de esa generación que vivió la génesis del conflicto armado colombiano.

15 de junio de 2014 Por: Redacción de GACETA

Después de varias novelas históricas recreadas en el Siglo XIX, el escritor sincelejano Rafael Baena nos hace viajar al Siglo XX para contarnos en ‘Siempre fue ahora o nunca’ la vida de esa generación que vivió la génesis del conflicto armado colombiano.

Después de ‘¡Vuelvan caras, carajo!' y ‘La bala vendida’, que nos ubican en el Siglo XIX, ¿por qué ‘viajar’ esta vez al Siglo XX en su nueva novela?En ‘Siempre fue ahora o nunca’ cambian los tiempos, pero no el tema. De repente me pareció que era válido abordar el tema de la violencia desde una perspectiva generacional, de mi generación, la de los nacidos en los años 50. Mi tarea en la literatura sigue siendo un ejercicio de memoria sobre las violencias en Colombia. Usted dice que con este libro intenta concretar todos los rodeos que da en novelas anteriores, asentadas cómodamente en el siglo XIX, con la cobarde intención de ocultar las tristezas del presente bajo los eufemismos del pasado. ¿Por qué es que nos cuesta asomarnos al pasado?Siento que mis novelas anteriores eran un gran eufemismo. Una manera de echar mano de la anestesia al momento de llamar las cosas por su nombre. Pero, cuando cuentas una historia de la Colombia de los últimos 50 ó 60 años no hay espacio para el eufemismo, pues muchos de sus protagonistas siguen vivos. Peor que eso: viviendo un sentimiento de frustración por lo que creímos iba a ser un tiempo de cambio. Y ese cambio no se dio ni por las buenas, ni por las malas.Hoy, Colombia parece estar dividida entre quienes quieren la paz por una vía negociada y quienes quieren acabar el conflicto con las armas. Esta novela entonces es muy coyuntural, porque para algunos la paz ‘es ahora o nunca’... Sí, es una gran coincidencia, pero la novela no tiene un fin moralizante ni aleccionador. No pretende tener moraleja. Pero, cuando haces un ejercicio de memoria, debes plantear una reflexión no solo sobre la guerra sino sobre la paz, que es lo que algunos seguimos creyendo que es el camino que debemos tomar como Nación más allá de unos nombres escritos en un tarjetón. ¿El que escribe esta novela es el mismo periodista marcado por cubrimientos como la guerra sandinista en Nicaragua, que vivió la violencia tan de cerca? Por supuesto. Es que uno escribe desde lo que sabe. Y lo que soy y sé está marcado por todas esas situaciones de orden público en Colombia y fuera del país que viví como periodista. Ahora, esta no es la novela de un veterano de las guerras que hace literatura para lavar el espíritu. El periodismo nunca lo sufrí, siempre lo gocé. Justamente una de las cosas que llama la atención de esta novela es que Raquel, la protagonista, es periodista, y a través de ella usted desliza varias reflexiones alrededor del oficio. ¿Hay mucho de desahogo en estas páginas?Sí, aunque mientras estuve en ejercicio, casi 32 años, me las arreglé para decir lo que pensaba en los consejos de redacción y en las conversaciones de pasillo. Hasta que me fui desencantando porque me di cuenta que los periodistas somos piezas intercambiables de una máquina económica que tiene unos intereses bastante diferentes a la verdad, la objetividad y esas cosas románticas por las que uno abraza el periodismo. La ficción es, pues, un terreno más cómodo para plantear el desencanto...Sí, en la ficción uno puede escribir con la pluma más suelta de esas cosas que incomodan, como la gerencia metida en el consejo editorial. Es decir, los intereses económicos del medio influyendo en la agenda informativa. ¿Quién es Raquel, la protagonista, de quiénes está hecha?Raquel soy yo, en parte, pero es también la sumatoria de varias mujeres periodistas que conozco. Amigas muy cercanas que ejercieron y a las que les tocó durísimo porque, cuando empecé mi carrera, las periodistas eran pocas y estaban ‘condenadas’ a escribir sobre cultura, farándula o en la página social. Les tocó dar la pelea para demostrar que estaban igual de capacitadas para cubrir otros temas, entre ellos orden público. Y lo triste es que eso aún persiste. Así que ‘Es ahora o nunca es un homenaje a todas ellas’.¿Cómo logra tejer tantos personajes en una misma historia?Es puro trabajo de overol, de carpintería. De untarse de barro. Y hacerlo teniendo siempre claro lo que uno quiere decir. Los personajes que no son protagonistas van apareciendo en la medida en que la historia los necesita. Y, una vez aparecen, los cuido y trato con sumo cuidado dentro de la historia para que esta no pierda coherencia.

AHORA EN Cultura