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Una abogada, una artesana y un fitopatólogo los caleños 'gomosos' de la navidad

Mercedes Andrade empieza a coser los muñecos de su casa desde mayo. Bertha Pérez hace lo propio con sus figuras de la antigua Judea. Y José Hernández va por el mundo comprando pesebres para su colección.

15 de diciembre de 2013 Por: Redacción de El País.

Mercedes Andrade empieza a coser los muñecos de su casa desde mayo. Bertha Pérez hace lo propio con sus figuras de la antigua Judea. Y José Hernández va por el mundo comprando pesebres para su colección.

Tienen en común un fervor inacabable por la Navidad, que cada año parece aumentar, porque cada diciembre le agregan algo más a sus colecciones. Siempre hay un nuevo pesebre, un nuevo motivo o una nueva decoración, casi completa, de la casa.Entrar a sus viviendas es como sumergirse en ese mundo de fantasía, de historias y de arrullos que significa la llegada del Niño Dios. Son un emblema de la Navidad porque durante el año dedican buena parte de su tiempo y de su esfuerzo a preparar sus casas y sus colecciones para la celebración. Mercedes Andrade empieza a coser los muñecos de su casa desde mayo. Bertha Pérez hace lo propio con sus figuras de la antigua Judea. Y José Hernández va por el mundo trabajando y comprando pesebres singulares para aumentar su colección. Son los ‘gomosos’ de la Navidad.Una casa toda vestida de NavidadLa casa de la abogada Mercedes Andrade está llena de la Navidad. Desde la puerta hasta el patio, pasando por la sala, el comedor, los baños, los cuartos y los corredores. El baño está lleno de toallas rojas con los colores de la Navidad. Hay adornos de Papá Noel, campanas, cetros y botas de Navidad. Los tapetes, el forro del sanitario, los cuadros del baño, su tocador, su espejo y los portajabones son todos de motivos navideños. Desde octubre, Mercedes recoge todo el vestido interior de su vivienda y lo cambia por los adornos navideños que ella misma empieza a confeccionar desde mayo. Cada año tiene motivos nuevos, regala cosas y las cambia por otras nuevas. Su fervor por la Navidad ha hecho de su casa un museo temático. Colecciona cascanueces o soldados de Navidad. Ratones con traje navideño, gnomos, ovejas y todo tipo de muñecos. El calendario del comedor solo tiene un diciembre con 24 días, los días de la Navidad. También hay reloj de Navidad, platos de Navidad, globos de Navidad, luces de Navidad y el muñeco de Navidad que toca violín. La casa es como una venta de Navidad.Un coleccionista de pesebres“En mi casa está el Niño Dios”, asegura José Hernández, un fitopatólogo que viaja por el mundo y tiene 150 pesebres en su casa del barrio El Bosque. Los ha traído hasta del Vaticano. Tiene de Italia, Francia, Estados Unidos, Guatemala, Venezuela, Ecuador y Perú, entre otros. El primero se lo dio su mamá María Violet a los 7 años de edad. Luego sus tíos, hermanos y amigos le fueron regalando figuras y pesebres miniaturas, medianos y más grandes. Él mismo consiguió curiosidades como uno hecho dentro de una nuez. Otro con miniaturas talladas en piedra huamán, el mármol del Perú. Su hermano Álvaro le regaló el huevo de Pascua, hecho en plata, que por un lado tiene el nacimiento y por el otro la resurrección de Cristo. Y hay pesebres en cristal transparente, en cristal opaco, otro en una semilla de castaño, como si fuera una cueva, dentro de la cual se incrustan figuras metálicas.El pesebre más grande está en la sala de su casa. Un Jardín de bonsais de tres niveles con cascada en guadua, que convirtió en la ruta de ovejas y de los reyes magos para subir hasta el Portal de Belén.Una artesana que reconstruyó la historia sagrada En una ala de su vivienda, en el norte de Cali, Bertha Pérez ha recreado la época de Jesucristo. Pararse enfrente es como sumergirse en las arenas del desierto, en las ruinas de sus construcciones y caminar por dentro. Todo ha sido fabricado por sus manos, porque es una artesana que hace 14 años empezó a hacer ese pesebre y cada año le agrega algo más. Los pesebres son verdes, pero este tiene el color del desierto. A la derecha hay una tienda árabe con su dotación de joyas, cojines, carteras e hilados. Más atrás están los camellos hechos en cerámica, con toda su carga encima. Sigue una pequeña gruta y luego una cascada que atraviesa de manera transversal el pesebre y baña el valle como un río desde su nacimiento tras los árboles .El agua tiene un oculto sistema de recirculación permanente. Luego se ven los pastores, la gruta con el Portal de Belén rústico, hecho en corteza de pino. Está la burra cargada hasta de café. También está la mezquita donde oraban los musulmanes, hecha con vitrales pintados a mano. Casas de la antigua Jerusalén con fachadas planas. Se ve el mercado, la carpintería, la panadería con horno encendido; el viñedo con la greca que molía las uvas, el pozo de la samaritana a la que Jesús le pidió que le diera de beber; el pescador, el gallinero, el fogón siempre prendido. Y está la garita de vigilancia sobre una torre de piedra.Bertha es una ceramista de oficio y también hizo el pesebre de la iglesia de La Flora.

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