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Un café con Leandro Fernández

Perteneciente a una reconocida familia del mundo del teatro --hermano de Elios y Aída Fernández--, el director y actor llega a Cali con un concepto que pisa con fuerza en otros escenarios del mundo: el microteatro.

5 de diciembre de 2015 Por: Especial para GACETA

Perteneciente a una reconocida familia del mundo del teatro --hermano de Elios y Aída Fernández--, el director y actor llega a Cali con un concepto que pisa con fuerza en otros escenarios del mundo: el microteatro.

Leandro, usted pertenece a una familia de actores de teatro de mucha tradición en Colombia, pero hizo su carrera teatral en las tablas de Miami. ¿Cómo es eso?

Yo me fui de Colombia hace 18 años a estudiar dirección de cine a Madrid. Luego me fui a Miami buscando nuevos horizontes y allí, junto a mi esposa, psicóloga y hoy productora,  arrancamos a  producir obras de teatro infantil, motivados  por la necesidad de preservar el español, porque nos dimos cuenta que para los latinos era una vergüenza hablar en español. 

Allí montamos una versión de ‘Don Quijote de la Mancha’ para  niños; hice una obra que se llamó ‘Colón contando Cristóbal navegando’, sobre la vida de Cristóbal Colón; y ‘El rey que se enamoró de la Luna’, sobre ecología. La idea era que los pelados se sintieran orgullosos de su historia y de su idioma. 

Después decidieron hacer montajes para adultos...

Sí. Nos unimos a unos colombianos de televisión que habían llegado a Miami y montamos un espacio que se llamó ‘El Bar’, un bar de teatro para todos. Esto creó un género de espactáculos hechos a la necesidad del espacio y la experiencia fue muy rica pues generó una cultura teatral y musical grande. 

¿Qué los motivó regresar a Cali?

Hace tres años, en un viaje a Cali con una de nuestras obras, nos pareció que Cali necesitaba que el teatro dejara de  pertenecer a unos cuantos y se convirtiera en un teatro para todos. Esto no tiene nada que ver con temáticas ni con calidad ni con vender el alma, idea heredada del teatro político. Yo soy un convencido de que el teatro debe brindar diversión primordialmente, entre muchos otros elementos. Pero divertir es fundamental. Y este proyecto de microteatro cumple con eso. Sentimos que Cali es un buen espacio para rescatar público, para que muchos más se enamoren de un teatro alternativo. 

¿De dónde surge la tendencia del microteatro?

Esto nace en España durante la crisis económica de hace unos 9 años, aunque en Argentina también ya se venía haciendo. Resulta que con la crisis los actores se empezaron a quedar sin trabajo, entonces empezaron a buscar diferentes espacios. Y había una casa cerca a La Gran Vía, que en alguna época había sido un prostíbulo, y allí algunos actores y unos directores de teatro y guionistas de cine que venían de hacer cortometrajes, se tomaron la casa con una propuesta de llevar cortos  al teatro. La idea les funcionó muy bien. Sin embargo, lo que disparó el género fue que la crisis llegó a la televisión y al cine, entonces muchos de esos actores también  incursionaron en él y el asunto se popularizó. 

¿Cuál es la propuesta que hacen ustedes en Cali?

Nos tomamos una casa en plena Avenida Octava en la que vamos a hacer nuestra primera temporada que va hasta el 10 de enero, de jueves a domingo. Cada noche se presentan 5 obras de 15 minutos, y cada obra se presenta 6 veces en esa misma noche. Es decir que  cada noche hay 30 funciones. El público elige ver las que quiera y al final puede bajar al primer piso a tomarse un trago y escuchar música. 

¿Qué obras veremos en Cali? 

Veremos ‘Negrofilia’, del caleño John Alex Castillo, una historia sobre una mujer y sus hijas y la desaparición de un hermoso joven negro.  ‘ Futurofobia’, de la argentina Carolina  Laursen, bajo la dirección de Víctor Hugo Enríquez, que  es  la historia de un hombre que le tiene fobia a todo lo que tiene que ver con el futuro. Está también ‘Ese dedo’, una comedia sobre el miedo que produce el examen de la próstata en los hombres. Luego tenemos  ‘Tres pestañeos’, una  obra de hiper realismo que se  trata de una mujer que está condenada a muerte por haber matado a su mamá y su petición final es tener un público para contarle su historia y que sea este quien diga si cree que es culpable o inocente.  Esta será dirigida por Gabriel Uribe.

La última es ‘Happy’, una comedia sobre un taxista que es feliz  y todos los amigos le dicen que debe estar enfermo pues ese optimismo no es normal.

En qué se diferencia una obra de microteatro de una convencional? En varias cosas: lo primero es la duración, que es de apenas 15 minutos. El elenco es muy reducido también, dos actores, máximo tres. Y quizá lo más impactante es que, al realizarse en una habitación de una casa, el público  está  muy cerca de los actores y en medio de la escenografía, así que casi que hace parte de la obra. A veces sucede que ve la obra a través de una persiana. Es muy vivencial. 
¿Cuándo podremos ver las obras? La temporada de las cinco primeras obras se inició el 3 de diciembre y se extenderá  hasta el 10 de enero en la Avenida Octava Norte con Calle 22, en una casa que llamamos Espacio T.

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