El año pasado fue reeditada en español la que es considerada la novela más importante, hasta la fecha, del escritor de thrillers John Katzenbach.
Se trata de ‘El psicoanalista’, (‘The analyst’, en inglés’) un thriller psicológico publicado originalmente en 2002 y que se ha convertido en uno de los fenómenos editoriales con mayor resonancia de todo el mundo.
Durante los últimos meses de 2017, ‘El psicoanalista’ se ubicó entre los libros más vendidos de países como España, Colombia, Argentina, Chile, entre otros.
Sus libros, que pueden llegar a considerarse inverosímiles y artificiosos, son ya clásicos de la novela detectivesca contemporánea y el propio Katzenbach, junto a autores como el francés Pierre Lemaitre, es uno de los modernos maestros del thriller.
La crítica dice que sus novelas suelen tomar lo peor de la psicología humana para entregar magistrales disecciones de la conducta de los hombres y las mujeres en el mundo.
Se inició como periodista de asuntos judiciales en Miami y luego decantó a la ficción. Dialogó con Gaceta sobre literatura, periodismo y Estados Unidos en la era Trump.
¿Por qué cree que su popularidad como escritor ha trascendido EE. UU. y Europa?
Una muy difícil pregunta y, en realidad, no tengo una respuesta. Sospecho que mi popularidad en cada país en donde he publicado es el resultado de una peculiaridad de la naturaleza, del clima, de la cultura de cada nación, o simplemente buena suerte. Quiero decir, los franceses son diferentes a los alemanes, quienes son diferentes a los panameños que no son iguales a los colombianos, que a su vez parecen tener poco en común con los coreanos. Pero puedo decir esto: en toda Latinoamérica hay una rica y larga tradición de disfrutar a los escritores que no solo trabajan sobre '¿qué pasará después?' sino también sobre lo que 'hay debajo de la superficie'. En todos mis viajes a América Latina he encontrado lectores, desde adolescentes hasta adultos, que responden a las corrientes subterráneas y psicológicas de cada novela. Como escritor, paso mucho de mi tiempo de trabajo construyendo ese aspecto y creo que eso es lo que atrae a las personas a mis libros.
Usted es periodista. ¿Por qué se decidió por la ficción?
En realidad, yo empecé muy tempranamente a desear ser un novelista, pero después de que terminé mi universidad, me di cuenta de que realmente no sabía mucho sobre nada ni sobre nadie. Así que me hice periodista, porque escribir para un periódico es una forma de aprender sobre el ser humano en todos sus aspectos, y sobre las terribles cosas que podemos hacernos mutuamente. Cubrí homicidios, disturbios, fugas de prisiones, asesinos seriales, políticos corruptos, políticos honestos, locura rampante y, de cuando en cuando, amor desbordado. Siempre me fijaba en todo mi trabajo como periodista de la misma forma en que una persona en la audiencia del teatro mira hacia el escenario. Todo lo que vi y escuché y aprendí está en las historias que cuento en mis libros. El periodismo es una manera genial, para cualquier escritor, de ganar la experiencia necesaria para escribir sus historias.
Teniendo en cuenta las condiciones políticas de su país, ¿cree en el activismo desde la literatura?
¿Las condiciones políticas en mi país? Quieres decir: ¿Se han vuelto locos todos en Estados Unidos? Bueno, pues para responder esa pregunta, debo decir: sí. Yo creo que una responsabilidad de un escritor es siempre estar atento del mundo político y social que lo rodea e intentar reflexionar sobre algunas verdades de ese mundo en sus historias. Aún en mi género, el thriller psicológico, yo trato de hacer eso. Algunas veces es fácil, otras, no.
¿Quiénes son sus principales influencias literarias?
A menudo me preguntan sobre mis referencias literarias. Una respuesta corta es: Dostoievsky, Dickens, Stendhal, de los cláiscos. De los escritores más recientes, Hemingway (todos los escritores estadounidenses están influenciados para bien o para mal por Hemingway) y Faulkner. Libros favoritos: suelo hablar de ‘The Lords of Discipline’, de Pat Conroy y '365 días' de Ronald Glasser como regalos para Navidad. Lo mismo digo del maravilloso 'Smilla's Sense of Snow', de Peter Hoeg y 'The Magus', de Jhon Fowles. Y 'El silencio de los corderos' de Thomas Harris (Su libro 'Red dragon' me aterrorizó) y cualquiera de Don Winslow.
El mejor libro de la historia: '1920' de Mikhail Bulgákov, una novela sobre el demonio en Moscú; también 'The master and Margarita'. Podría seguir, pero creo que me entienden: mis gustos son de todas partes. Puedes encontrar buenos escritos en todos los géneros. Diablos, incluso me gusta 'Harry Potter'.
¿Y latinoamericanos?
Los sospechosos de siempre: García Márquez, Borges, Carlos Fuentes. Me han dicho que seguro me encantaría Isabel Allende, pero estoy menos familiarizado con su trabajo. Pero lo que aprecio sobre los escritores latinoamericanos es que son autores que trabajan en diferentes niveles, como lo digo en la primera respuesta. Ellos reconocen que no solo necesitan contar una rica y detallada historia con personajes vibrantes, sino que además deben conocer los fundamentos
políticos y culturales de su trabajo, para además entender las características piscológicas únicas de cada nación. Aquí en Estados Unidos somos muy a menudo estúpidos acerca de lo que hace a cada nación en Latinoamérica diferente. Algunas veces creemos que cuando uno cruza el Río Grande, todo es lo mismo, lo cual no es cierto.

'Un final perfecto' es otro de sus libros traducidos al Español.
Colprensa - Mauricio Alvarado
Algunos escritores como Houellebecq hablan de la ‘burbuja literaria’, refiriéndose al mercado literario en el que algunos autores son el resultado de la mercadotecnia. ¿Qué piensa al respecto?
Estoy en la categoría 'incierto' en esta pregunta. Creo que sin duda hay algunos escritores que son producto del ‘marketing’, pero en la misma frecuencia en que los escritores son exitosamente mercantilizados, escriben grandes historias. Ahora, ¿hay algunos escritores muy valiosos ignorados, mientras que escritores de clichés son promocionados? Seguro que sí. El mundo no es justo, ¿no? Me gustaría decir algo más inteligente sobre esta pregunta, porque creo que es una sincera y sofisticada cuestión, pero en realidad me absorbe tanto la escritura de mis libros que gasto muy poco tiempo considerando eso. Mea Culpa.
¿Qué piensa de los ataques de Trump contra los medios de comunicación su país?
Los ataques de Trump a los medios de comunicación demuestran a todo el mundo: 1. Que no entiende los medios de comunicación más allá de cómo molestar un vasto número de personas con pensamientos enfermos y mal aconsejados tuits. 2. Que no entiende la Constitución de los Estados Unidos. 3. Que se cuida menos de la importancia de ser un presidente, excepto en cómo usar su puesto para enriquecerse más. Si por esta respuesta asumes que no me gusta Trump, o lo que sea que él defienda, bien, estás 100 % en lo correcto.
¿Todavía hace periodismo?
No, ya no hago periodismo. Pero ser un reportero, especialmente cuando eres joven, como lo hice cuando trabajé para Miami News o para Miami Herald, se mete dentro de tu sangre y nunca sale. Siempre tiendes a ver el mundo con ojos de periodista.
¿Nos puede adelantar algo del nuevo proyecto literario en el que trabaja?
Bueno, he estado terminando el esquema de la secuela de mi más popular libro: 'El analista'. Es la primera vez que intento escribir una secuela. No es tan fácil como la gente puede creer. Son muchas las fuerzas dinámicas en trabajo para escribir nuevas páginas, y se le
suma el hecho de que al escribir una nueva historia, debes respetar la
anterior. Lo único que puedo decir es que la situación del personaje principal fue resuelta, y que es arrojado a otras situaciones con complicaciones emocionales que implican decisiones existenciales. Tiene que abrirse paso sin depender por completo de las contundentes respuestas proporcionadas al instante por una semiautomática de 9 m.m.