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'Somos Pacífico', el fortín contra la pobreza y la desigualdad de Potrerogrande

Este lunes, con presencia del presidente Juan Manuel Santos, se inaugura el Tecnocentro Cultural 'Somos Pacífico', una zona de distensión que pretende derribar fronteras invisibles en Potrerogrande. ¿Cómo? Historia.

25 de febrero de 2013 Por: Santiago Cruz Hoyos | Reportero de El País

Este lunes, con presencia del presidente Juan Manuel Santos, se inaugura el Tecnocentro Cultural 'Somos Pacífico', una zona de distensión que pretende derribar fronteras invisibles en Potrerogrande. ¿Cómo? Historia.

Entonces, la hermana Alba Stella Barreto emprendió una resistencia civil. Si ustedes, los del sector I, no van a permitir que los de los otros sectores entren al edificio, yo tampoco entro, les dijo. Y no entró. Ahora, cuando han pasado meses de aquello, sonríe. Ese acto simbólico permitió tumbar algunas barreras invisibles en Potrerogrande, dice. La hermana está sentada en el segundo piso del edificio. II Potrerogrande es una urbanización que se construyó al oriente de Cali desde el año 2005 tras una urgencia: 1750 familias, la mayoría provenientes del Pacífico colombiano, la mayoría desplazados, víctimas de guerra, estaban invadiendo el dique del jarillón del río Cauca. Sus vidas estaban en peligro. Cali también. Debido a la invasión, el dique se estaba debilitando. Si cedía, si ocurría un desbordamiento, 79 barrios, diez comunas, 174.000 hogares quedarían inundados. El 80% de la ciudad, además, no tendría agua potable. Ante el riesgo, la Alcaldía de la época decidió construir la urbanización para reubicar a las familias. En total se levantaron 4.800 casas, divididas en diez sectores, Comuna 21. Pero además de los que vivían al borde del Cauca, en Potrero se reubicaron familias asentadas en la Colonia Nariñense, una invasión de la Comuna 15. También familias que habitaban invasiones del centro de Cali. Y en el barrio nadie previno las consecuencias de esa mezcla. Las bandas que venían operando en la Colonia, en el jarillón, en el centro, empezaron a disputarse el territorio. Para ello, también, reclutaron, reclutan, muchachos. El 42,7% de los habitantes de Potrerogrande son menores de 21 años. Así se levantaron las fronteras invisibles. Los de un sector no podían, no pueden, entrar a otro. Para poder hacerlo, algunos grupos armados cobran vacunas. Pero además de eso, de la violencia, existe otro problema. Los habitantes de Potrerogrande, en su mayoría, son estrato 0 y 1. No tienen empleo, tampoco cómo conseguirlo. Cuando se hace urgente comer, estudiar pasa a ser cosa secundaria.Es decir: a la gente del barrio les dieron casa y los dejaron, al principio, solos. Eso explica su violencia, la situación social. Pero existe una verdad que nadie se atreve a refutar: pueda que los violentos hagan más bulla, pueda que el barrio salga en las noticias por esos enfrentamientos entre pandillas, pero sin duda son más los que no andan en esos asuntos. En Potrerogrande hay cantantes, bailarines, pintores, amas de casa, escritores, deportistas, marimberos, guitarristas. También jovencitos que sueñan con ser médicos, profesores, arquitectos, empresarios. Ellos, los que no andan con armas en la pantaloneta, son mayoría. Apenas requieren, dicen, una oportunidad. Y para buscarla se hacen esfuerzos. Justamente en el Sector I, tras cinco años de trabajo entre entidades como la Fundación Paz y Bien, Comfandi, la Alcaldía, la Fundación AlvarAlice, la Secretaría de Cultura, se construyó lo que de lejos parece una base de operaciones contra la pobreza, las fronteras invisibles: el Tecnocentro Cultural Somos Pacífico. El lunes 25 de febrero lo inaugura el presidente Juan Manuel Santos. Algunos obreros pulen los últimos detalles. Es el edificio en donde está sentada la hermana Alba Stella Barreto. IIILa hermana cuenta una historia. Hace cinco, seis años, necesitaba dos casas. Tenía un problema. Ella es la directora de la Fundación Paz y Bien. Y en la Fundación se trabaja un programa llamado Casas de Restauración Francisco Esperanza. Son lugares en los que se intenta prevenir que los niños sean captados por las pandillas. También se pretende rescatar pandilleros. Una de las casas estaba ubicada en el barrio La Pradera, cerca de Potrerogrande. Los muchachos de Potrero que iban a la casa tenían problemas con los de La Pradera. No se podía trabajar así. No se podía juntar pandillas rivales. Entonces la hermana no se aguantó, buscó al director de Comfandi, Armando Garrido Otoya, para que la ayudara con dos casas y trabajar de manera independiente con los muchachos de Potrero. ¿Dos casitas?, le preguntó él. Más bien, agregó, escoja un buen lote. La hermana dice que es la sorpresa más grande que le han dado en la vida. Sin saberlo aún, acababa de nacer el Tecnocentro. La historia es extensa. La hermana eligió un lote de 2.800 metros cuadrados. Después, la secretaria de cultura de entonces, Mariana Garcés, la llamó: ¿Hermana, y usted qué es lo que se está soñando allá? Ella le dijo que un lugar en donde los jóvenes que se hayan reintegrado a la sociedad se pudieran capacitar en expresiones artísticas para forjar empresas culturales. También soñaba con una gran cafetería que funcionara como espacio de encuentro. En Potrerogrande no había dónde encontrarse para conversar en comunidad. La hermana Alba empezó a diseñar el proyecto. Mientras tanto se le iban uniendo otros líderes de la ciudad. María Eugenia Garcés, por ejemplo, y Óscar Rojas, de la Fundación AlvarAlice, que hicieron gestiones en Colombia y en el extranjero para conseguir los recursos. Construir y dotar el Tecnocentro costó $7.715 millones. Se beneficiarán, es el cálculo, 5.000 familias, cien mil personas. La hermana mira a su alrededor, vuelve a sonreír. IV Jesús González es antropólogo. Es otro de los ciudadanos que se le unieron a la hermana Alba Stella en esa idea de construir una base de operaciones contra la pobreza en Potrerogrande. Salió al barrio, tocó puertas de los diez sectores, preguntó: ¿usted qué quiere aprender? ¿usted qué quiere ser? A partir de las respuestas, se diseñó el plan educativo gratuito que ofrece el Tecnocentro a toda la Comuna 21: formación en gestión de empresas culturales; gastronomía con énfasis en la cultura del Pacífico; informática; comunicación organizacional; gestión ambiental; inducción musical con el apoyo de la Fundación Batuta; Bilingüismo, con el apoyo del Centro Cultural Colombo Americano; Computer Club House, un espacio donde se dictan talleres de diseño gráfico, producción musical y audiovisual; el programa Punto Digital. Es decir: la base de operaciones contra la pobreza de Potrerogrande se diseñó a partir de los sueños de sus habitantes. También su nombre. Se hizo un concurso para elegirlo. La mayoría dijo: Somos Pacífico. Al fin y al cabo, de allá venimos. Y ha surgido una propuesta. Los habitantes de Potrerogrande quieren que el barrio se llame, también, Somos Pacífico. Nosotros, dicen, no somos ganado como para vivir en un barrio que se llame Potrero.VLa hermana Alba cuenta otra historia. Cuando apenas se estaba construyendo el Tecnocentro, las barreras invisibles se hicieron más evidentes. La idea era que participarán obreros de los diez sectores como una manera de generar empleo. Los del sector I se negaron. Esto es de nosotros, dijeron, aquí solo trabajamos nosotros, solo entramos nosotros. La hermana, entonces, hizo esa resistencia civil. Como yo soy de toda la comunidad, me niego a entrar hasta que todos lo puedan hacer, dijo. Cuando los del sector I cambiaron de opinión, la hermana organizó una toma del edificio. Reunió gente de los diez sectores. Llegaron con pancartas. Y todos entraron, recorrieron cada centímetro, conocieron los salones que tienen aire acondicionado, pupitres nuevos, computadores MAC. Desde entonces, dice la hermana Alba, empezaron a caer algunas de esas barreras invisibles. La gente se conoció, se miró a la cara. Muchos coincidieron en que es absurdo estar en guerra cuando somos vecinos. La base de operaciones contra la pobreza, también, pacífica, elimina el miedo en Potrerogrande.

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