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Retrato de un héroe: el Luis Carlos Galán no contado

Enrique Patiño, cansado de ver cómo se cuenta solo la historia de los malos, desentrañó a un Luis Carlos Galán muy humano.

4 de diciembre de 2014 Por: Ricardo Moncada Esquivel | Reportero de El País

Enrique Patiño, cansado de ver cómo se cuenta solo la historia de los malos, desentrañó a un Luis Carlos Galán muy humano.

Luego del magnicidio de Luis Carlos Galán, el 18 de agosto de 1989, la figura de este líder político se levantó como un ícono de lucha, de principios y de ideales políticos en el país.Cinco lustros después, la imagen de su asesinato permanece fresca en la memoria colectiva y mucho se ha escrito, ríos de tinta, sobre su perfil político y los distintos móviles y autores que generaron el fatídico desenlace de su existencia.Ahora el escritor, periodista y fotógrafo Enrique Patiño acaba de lanzar ‘Ni un paso atrás’, un libro que bajo el género ‘novela histórica’ profundiza en la faceta humana de Galán para conocer sus orígenes, los factores que forjaron su personalidad o sus pensamientos mientras sentía cómo era abandonado en su lucha contra la corrupción del narcotráfico y el inminente llamado de la muerte.En diálogo con El País, Enrique Patiño aseguró que quiso asumir este reto porque descubrió que si bien se había escrito mucho sobre la muerte de Galán y sus ideales políticos, poco se sabía sobre quién era el hombre de carne y hueso detrás del caudillo. “Generalmente en nuestro país se ha contado más la historia de aquellos personajes violentos que causaron daño al país, pero poco sobre hombres como Galán que se enfrentaron hasta el final a las mafias brutales y despiadadas que asolaron nuestra sociedad”, dijo. ¿Qué van a encontrar los lectores en las páginas de ‘Ni un paso atrás’?Es una novela llena de anécdotas que también profundiza en el día del asesinato de Luis Carlos Galán, que trata de descifrar los autores intelectuales detrás del crimen y que narra la búsqueda y la soledad de sus últimos días.¿Cómo fue el proceso de investigación para hacer la novela?El proceso lo inicié en diciembre del año pasado. Fue algo dispendioso pues tuve que investigar un periodo de historia de casi 60 años a través de libros, para conocer el contexto del país en diferentes momentos de la vida de Galán, qué pensaban otro políticos y detalles como qué película se estrenaba en determinado momento en el país o cómo era el barrio donde vivió, así como registros de la vida de Galán. Descubrí que en todo ese material estaba consignado lo que había sido su existencia, pero de forma fragmentada. Era como un gran rompecabezas y mi tarea era poner esas piezas en un mismo tablero, ese fue el gran reto. ¿Qué cosas sorprendentes sobre Galán encontró esa búsqueda?Hubo detalles que me llamaron mucho la atención. Uno de ellos era que a pesar de su imagen de líder arrollador, inteligente y con agudo sentido del humor, en la intimidad era un ser muy tímido. También era una persona obsesiva. Por ejemplo se empeñó en conocer a profundidad la Constitución cuando quería cambiarla y en un informe final presentó 162 propuestas para reformarla. Pero además lo que uno encuentra es que fue un ser apasionado, que también se equivocaba, pero que tenía una convicción ética impresionante. Estaba convencido que había cosas que no podía dejar de decir, así le costara la vida.De ahí el nombre del libro...Ni un paso atrás se refiere a la frase que él utilizaba en sus discursos públicos y que fue retomada del líder comunero José Antonio Galán, de quien era además descendiente casi directo: “Ni un paso atrás, siempre adelante, y lo que fuere menester, sea”. Y ese principio acompañó a Luis Carlos Galán, a pesar de que le advertían sobre los riesgos que corría su vida, él decía que tenía que mostrar que el coraje estaba por encima de miedo y nunca dio un paso atrás.¿Cómo está estructurada la novela?Está planteada como una novela histórica que se mueve en dos escenarios de manera simultánea sobre la vida de Luis Carlos Galán, su pasado y el presente, que es su último día de vida. La novela se inicia justo en ese punto, cuando Galán se despierta con la sensación de sentirse sólo. Dos semanas atrás había sufrido un atentado y mira impotente cómo el país. La otra parte, referente a su pasado, se inicia desde el momento en que sus padres se conocen y a partir de allí se van narrando las claves que van explicando por qué fue el hombre que fue. Vemos cómo desde niño tenía la convicción de llegar a ser presidente de Colombia, la manera en que fue transformando su vida para alcanzar ese objetivo. ¿Tuvo una lucha interna para que su periodista interior no matará al novelista?Claro, todo es un proceso de reescritura. Toda la base de la novela es una investigación periodística y en un primer momento tenía un gran reportaje. Pero se llega al punto de que hay cosas que el periodismo no puede suplir. Por ejemplo, a los 18 años Galán emprendió un viaje solitario de Bogotá a Socorro Santander, porque quería conocer al país. Buena parte de ese viaje no está documentado y sus detalles se quedaron en la memoria de Galán. Entonces, con la investigación sobre cómo fue esa ruta, debíamos recrear esos hechos. Así íbamos entrando al aspecto de la ficción para narrar lo que él sentía y darle ese elemento humano al libro. ¿Es consciente del riesgo de que surjan críticas sobre precisiones históricas en la novela?Desde luego que es un riesgo y por eso traté de cotejar al máximo cada dato. Hubo aspectos duros de su vida, como el hijo que tuvo por fuera del matrimonio, y tratamos de mostrarlo con sus virtudes y defectos. Podría decirse que es una mirada de 360 grados. Es posible que haya imprecisiones pero no creo que sean de fondo. ¿Llegó a hablar con la familia de Galán sobre la novela?Sí, sobre todo al final, cuando ya tenía la historia muy construida, hable con algunos de sus miembros para precisar algunos detalles y saber así si me equivocaba en algunas apreciaciones, pero sí fue muy importante para mí cerrar el proceso consultándoles a ellos con la idea de que todo quedara lo más completo posible. ¿Conoció personalmente a Luis Carlos Galán?Tengo un recuerdo de un encuentro con él cuando estaba pequeño, en Santa Marta, donde nací. Mi padre era seguidor del Nuevo Liberalismo y por supuesto de Galán y tuve la oportunidad de acompañarlo a un mitin al que asistió. Tuve la oportunidad de saludarlo. Me impresionó el color de su camisa roja, el bigote y sus ojos claros, no sabía que fueran así. Recuerdo que entonces mi papá me decía, él es de esos hombre que valen la pena, yo voy a votar por él. Y cuando tu padre te señala algo así, se te queda grabado por siempre en la mente.¿Podría decirse que ese fue otro motivo para hacer esta novela?Hay una motivación de país, de periodista, de sentir que hemos estado contando la historia de los villanos. Pensé que era necesario hablar también de estos líderes. Rendirle un homenaje a alguien que dejó un legado, a un valiente, y qué mejor que conociéndolo desde su humanidad. Además como periodista uno tiene espacios muy limitados quería contar esta historia a fondo, para mostrar este ser que representa esa Colombia que hemos perdido, pero que también podemos en algún momento recuperar.

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