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Películas de bajo presupuesto, uno de los atractivos del Festival Internacional de Cine de Cali

En el marco del Festival Internacional de Cine de Cali, que se iniciará el 31 de octubre, se incluirá una muestra de la legendaria revista francesa Cahiers du Cinéma, conformada por cuatro películas hechas con poco presupuesto. GACETA habló con el curador de la muestra, Nicolás Alzabert, sobre este ciclo que verán los caleños.

24 de octubre de 2013 Por: Ricardo Moncada Esquivel I Periodista de El País

En el marco del Festival Internacional de Cine de Cali, que se iniciará el 31 de octubre, se incluirá una muestra de la legendaria revista francesa Cahiers du Cinéma, conformada por cuatro películas hechas con poco presupuesto. GACETA habló con el curador de la muestra, Nicolás Alzabert, sobre este ciclo que verán los caleños.

La antigua sentencia “querer es poder” parece ser la consigna de muchos cineastas independientes en el mundo tal como lo demuestra el ciclo que trae la revista francesa Cahiers du Cinéma (Cuadernos de Cine), dentro de la sección Muestra de Muestras del Festival Internacional de Cine de Cali, que arranca el jueves 31, y en el cual se podrán observar cuatro títulos imperdibles de películas que fueron realizadas con presupuestos pequeños, pero que han tenido éxito en diferentes festivales de cine.La curaduría del ciclo está a cargo del crítico francés Nicolás Alzabert, quien trabaja con esta prestigiosa revista francesa. “Desde hace diez años conozco a Luis Ospina, director del Festival, y conversando con él me propuso que lleváramos una programación de la revista, pero que había problemas para el pago de derechos de autor, porque no había muchos recursos. De ahí salió la idea de traer estas películas hechas con poco dinero que al final resultan ser filmes de verdad con un contenido interesante y, sobre todo, para mostrarle a la gente joven que hay posibilidades de hacer cine”, dijo Alzabert, en diálogo con GACETA.Alzabert explicó que si bien las nuevas tecnologías han permitido democratizar la realización de cine, este fenómeno no se ha generalizado como se creía, porque el problema fundamental ahora radica, no en hacer cine, sino en su distribución.El crítico señala que mientras el modelo del cine industrial sostiene que hay que gastar grandes presupuestos para hacer películas y que éstas se deben presentar en las salas comerciales, existen otras alternativas. “Me parece que ahora hay tantos festivales que estos se están transformando en una manera de distribuir las películas para que tengan una existencia propia. Obviamente no se va a ganar dinero de forma directa, pero sí se obtiene buena crítica y puede llamar la atención de productores que pueden resultar interesados en realizar próximos proyectos. En ese sentido, me parece importante el papel de los festivales, pero también de otros espacios como los museos, cinematecas o la internet”, dijo. Además de la forma de producción y la distribución, estos filmes plantean otros lenguajes y maneras de hacer cine y esto es lo que se puede observar en los cuatro títulos que trae a Cali este ciclo: ‘Donoma’, ‘Ostende’, ‘Vikingland’ y ‘Tahrir, plaza de la liberación’, filmes procedentes de diversas latitudes, con temáticas distintas en las cuales los mínimos recursos, potencian la realización de historias interesantes.En el caso de ‘Donoma’, se trata de un filme de Djin Carrenard, cineasta haitiano y nacionalizado francés, que ganó el premio Louis Delluc, en Francia, con este filme.Carrenard se desempeñó como director, guionista, productor, montajista y director de fotografía de este relato que explora las relaciones sentimentales de tres parejas, cada una signada por distintas circunstancias. “Este joven director, asumió casi todos los roles de la producción. Es un filme hecho a pulmón que tiene como resultado una propuesta fuerte y muy linda, que trata temas que normalmente el cine francés comercial no aborda, como reflejar a la gente de los suburbios, a los inmigrantes. En Francia se dice que los jóvenes de estos sectores no tienen una identidad política y este filme muestra todo lo contrario, y por eso resulta tan interesante verla”, señaló el curador.Desde Argentina, la directora Laura Citarella, presenta en esta muestra ‘Ostende’, en la cual relata la experiencia de una mujer que llega a un hotel del mismo nombre localizado en un balneario, luego de haberse ganado un premio para pasar cuatro días de vacaciones en aquél lugar.En medio de la rutina del ocio la mirada de la mujer recrea extrañas narraciones que alteran el ritmo de su estadía. “Citarella hace parte de una pequeña productora que se llama El Pampero y los recursos que consiguen los inviertan de manera correcta. En este caso logra una película pequeña que se desarrolla en un sólo lugar y, sin embargo, es muy interesante porque rompe con el minimalismo del nuevo cine argentino independiente, de pocos diálogos, poca ficción y muy contemplativo. En cambio, Citarella vuelve al cine de ficción con diálogos, con esta historia de esta chica que se aburre en un balneario y que quiere que suceda algo. Al final resulta un filme muy del corte de Alfred Hitchcock y al mismo tiempo de Philip Conrad, ese tipo de mezcla que hace que la película sea divertida e interesante”, dijo el curador de la muestra.Con este filme, realizado en el 2011, Citarella ha sido invitada a festivales como el de Cine Independiente de Buenos Aires, Bafici, así como los de Roma, Toulouse y Munich.Otra posibilidad de construir historias de cine son los materiales fílmicos ya existentes. Este el caso de ‘Vikingland’, del gallego Xurxo Chirro, que se podrá ver en Cali dentro del ciclo de Cuadernos de Cine.El filme se soporta a partir de cuatro videos de VHS, grabadas por Luis Lomba, un marinero amigo del padre de Xurxo Chirro en el que registra las experiencias vividas mientras trabajaba en el Mar del Norte.Alzabert destacó esta película, sobre todo por el trabajo de edición. “El director tenía solo 20 horas de video casero y sobre eso surge esta película de hora y media que cuenta una historia de amor maravillosa entre este marinero y su pequeña cámara, que al comienzo no sabe usar y poco a poco va aprendiendo cómo funciona y se vuelve totalmente obsesivo con el lugar donde la va a poner para filmarse él mismo y a sus colegas, como una manera de mandarle noticias a la novia que dejó en España. Al final termina siendo una especie de historia sobre el principio del cine o de cómo un cineasta aprende a hacer cine, que para mí resulta algo muy evocador", agregó.Esta producción ha sido presentada en festivales como el de Documental de Marsella, Francia y Santiago de Chile y festivales de cine de Mar de la Plata y de la Unam, en México, entre otros.El cuarto filme de esta muestra es ‘Tahrir, plaza de la liberación’, del cinesta italiano Stefano Savona, una crónica que le da rostro a los hechos que reunieron en febrero de 2011 en la Plaza de Tahrir, en El Cairo, a una multitud de jóvenes egipcios que protagonizaron una revuelta contra el régimen de Hosni Mubarak en su país.Savona sigue los pasos de Elsayed, Noha y Ahmed, tres de aquellos millares de manifestantes. Es un filme que resulta entrañable, en opinión del curador, porque durante esos hechos quienes estaban por fuera de Egipto recibieron imágenes de la Plaza vista desde lo alto de los edificios circundantes, a través de la televisión, imágenes en las cuales sólo se veía una multitud sin rostros, sin contenido. “Pero Savona, que estaba justo en ese lugar, en ese momento, armado con una pequeña cámara, se acercó a un grupo de jóvenes que siguió durante varios días hasta el final de esos hechos. Su película nos permite tener otra percepción de lo que fue este evento”, complementa el crítico y curador.Esta película representa para Alzabert la escencia del cine. “Es un filme que nos da otra visión de la realidad que no podemos tener a través de la televisión. Seguramente si él hubiera filmado para un canal de televisión no hubiera podido tener esa relación con la gente. Savona, con su camarita y de manera independiente, pudo registrar lo que sucedió”, agregó.Interrogado sobre el futuro que el cine independiente puede tener frente al tema de la distribución, el curador dijo que se necesita explorar alternativas. “Es cierto que distribuir cine independiente o de autor en las salas comerciales están llevando a este tipo de producciones al fracaso. Creo que hay que encontrar nuevos caminos. Por ejemplo, en Buenos Aires en el Museo de Arte Contemporáneo, Malba, su sala de cine está programando películas de esta factura una vez por semana pero durante varios meses. En algunos casos ha sido un éxito para estas películas pues se ha dado el caso de que en cada función se queda gente por fuera. Eso demuestra que sí existen las ganas del público por ver este tipo de cine pero hay que darle tiempo para que se entere y pueda ir a verlas", concluyó.

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