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Los pesebres, una tradición que no muere en los barrios de Cali

La representación del nacimiento de Jesús ha evolucionado hasta parecerse a la ciudad.

16 de diciembre de 2012 Por: Redacción de El País

La representación del nacimiento de Jesús ha evolucionado hasta parecerse a la ciudad.

En una sociedad donde los barrios parecen pesebres, estos son a su vez la más viva representación de los barrios. Son tan reales que si San Francisco de Asís los viera hoy, ocho siglos después de él instituir la tradición de recrear el nacimiento de Jesús, creería que él no inventó nada. Nada más ver uno en Terrón Colorado, donde la comunidad decidió que Jesús nacería sin decoraciones, como en la vida real de este sector de Cali. En un barranco, y a tierra limpia, instalaron las figuras de los santos hechas en papel periódico y las casas de cartón parecen a punto de rodar por la loma. Como las que habitan señoras y jóvenes que amanecieron vistiendo santos y reyes con papel de los empaques de papitas fritas, el aporte de los niños.Y así como ellos tienen que arreglárselas con el invierno cada que llueve, este pesebre tuvieron que desbaratarlo el jueves por el aguacero. Y están dispuestos a armarlo las veces que sea necesario, dijo Rosa Elvira Holguín, presidenta de la Junta de Acción Comunal, JAC, del barrio.Al otro lado de Cali, en Floralia, la representación del pesebre es con jarillón incluido junto al río Cauca. Y cada quien aportó algo: la parroquia, la estación de Policía, el colegio, el hospital y hasta el supermercado, hechos en cajas de cartón y todo lo que elaboraron los niños con material reciclable. Incluso, cuando César Tulio Camayo, miembro de la JAC del barrio y promotor del pesebre, le preguntó a un niño porqué hizo un carro sin llantas, el pequeño le contestó: “No, es que es un accidente”. Como en la vida real. En Oasis de Comfandi, el proyecto a base de icopor y botellas de gaseosa litro y Pony Malta, liderado por el presidente de la JAC, Julio César Díaz, refleja una urbanización similar a la del sector. En Guaduales, el pesebre es amplio, las figuras tienen la talla de un niño en edad escolar y el Niño Dios rescata la sonrisa de una muñeca en uso de buen retiro. Y todo es absolutamente material reciclado, enfatizó Julián Montoya, presidente de la JAC.Los pesebres cambian incluso de una cuadra a otra. Como en Los Lagos, un barrio del Distrito de Aguablanca que se dio el lujo de hacer tres pesebres, a cuyos organizadores apoyó por igual Luz Marina Pabón, fiscal de la JAC. El liderado por Andrés Camilo Mesa, presidente de la JAC, incorpora la cancha múltiple del barrio con los jugadores del Cali y del América, elaborados a mano con periódico remojado y pintados a mano con sus casacas verdes y rojas. En el organizado por Heberth Victoria se destaca una construcción de tres plantas que representa el Colegio Juvenil del Valle, con sus alumnos del grupo de danzas bailando salsa en la terraza. Todo en cartón que cobra vida y movimiento. Y el tercero, también de factura ecológica, con las paredes tapizadas en páneles de huevo y las figuras de papel, con gotera incluida, sobrevivió al aguacero de estos días. “Es el más natural de todos, el río se desbordó y lo inundó”, bromea Jair Montoya, uno de los vecinos que colaboró en el proyecto. Y hasta las hojas de las palmas que podó el Dagma, las reutilizaron para ambientar el pesebre. En el barrio La Primavera, José Eduardo Arango lleva trece años haciendo el pesebre comunal que recrea la vida del campo. Esta vez se sumó Franklin Mosquera, un motorista que devino en ingeniero, y le puso movimiento: el ebanista pule la madera, el agricultor labra la tierra; el leñador corta la leña, un campesino mata una culebra, un hombre eleva una cometa y hasta un pescador saca el pez del río, donde nadan peces ornamentales y varios bonsái forman la vegetación. Como estos, la gran mayoría de los 50 pesebres inscritos en el concurso realizado por la Alcaldía de Cali a través del Dagma y con el apoyo de la CVC, son hoy un símbolo para enviar mensajes de integración de la comunidad, de compartir distintas generaciones, abuelos, padres e hijos. Pero especialmente, el de crear la conciencia de que todo lo que botamos como basura, es reutilizable para crear un mejor ambiente para el planeta y para todos.

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