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Los 'invitados' de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Filbo

Saque tiempo para asomarse a la edición número 26 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, vale la pena. Este año Portugal es el gran invitado y habrá un extenso pabellón dedicado a autores que, de seguro, no le serán desconocidos: Eça de Queirós, Fernando Pessoa, José Saramago y António Lobo Antunes. Pase, bien pueda siga.

16 de abril de 2013 Por: Merdardo Airas ? Especial para GACETA

Saque tiempo para asomarse a la edición número 26 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, vale la pena. Este año Portugal es el gran invitado y habrá un extenso pabellón dedicado a autores que, de seguro, no le serán desconocidos: Eça de Queirós, Fernando Pessoa, José Saramago y António Lobo Antunes. Pase, bien pueda siga.

Del 18 de abril al 1 de mayo la capital colombiana será ecpicentro de una de las mayores citas literarias, la Feria Internacional del Libro de Bogotá Filbo. Gaceta presenta los invitados especiales a esta gran fiesta de las letras. 1. Fernando Pessoa: Fernando Antonio Nogueira Pessoa, como Saramago, fue la prueba viviente del canto luso, la representación de esa aristocracia de las letras en una Lisboa que, por periférica, dice tantas cosas al oído de la vieja Europa. Nació en Lisboa el 13 de 13 junio de 1888, hijo de María Magdalena Pihneiro Nogueira y Joaquim de Seabra Pessoa, funcionario del Ministerio de Justicia que solía escribir críticas sobre el acontecer musical de la capital portuguesa en el Diario de Noticias. El poeta vivió también con su abuela Dionisia, quien padecía trastornos mentales, y dos criadas ancianas, Joana y Emilia. Muy joven, vivió en Durban, Sudáfrica, donde conoció la literatura inglesa: Shakespeare, Tennyson, Allan Poe, Shelley, Milton. Aprendió a perfección el inglés, escribió en esa lengua con gran soltura y se hizo traductor. Como poeta quiso ser muchos: Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares. Desde la otredad, escribió críticas dedicadas a esos bardos por él mismo creados. Nadie sabía quién era quién. Era como si hablara desde múltiples pieles, con una sabiduría venida de lejos, de antepasados que aprendieron a callar cuando no hubo fuerza y esperar cuando la harina de los barcos demoraba en la Plaza del Comercio.Llámese como fuere, estaba emparentado con un santo portugués al que las mujeres solteras rezan con esperanza de hallar maridos. Fernando de Bulhões, nombre de Pila de San Antonio, era su pariente ilustre. El poeta nació el mismo día que consagra su fiesta nacional, 13 de junio, por lo que llevó también el nombre de Fernando Antonio.En el viejo distrito de la Baixa de Lisboa, donde fue bautizado, están en sus versos con el brillo de las paralelas del ferrocarril que pasa junto a Cascais. Una vieja liturgia de sombreros saluda al paseante en esas calles donde llueve desde hace siglos una música compasiva, entre columnas mordidas por el polvo: la del organillero. Lisboa nació vieja, con centenares de africanos que deambulan mientras el tintín de un tranvía anuncia el fin de la peste.En un ambiente así Pessoa se adelantó a su tiempo; usó un lenguaje moderno que espantó a los mentecatos de inicios del Siglo XX: “Me da lástima de las estrellas luciendo hace tanto tiempo, hace tanto tiempo... Me da lástima de ellas. ¿No habrá un cansancio de las cosas, de todas las cosas, como de las piernas o de un brazo? Un cansancio de existir, de ser, sólo de ser, el ser triste brillar o sonreír...”.Al establecer un paralelo poético en América, el tono de Pessoa, aunque despojado de humor, guarda semejanza con el del cartagenero Luis Carlos López, El Tuerto López. Se adivina en esta poesía el moho de toneles guardados, de luz escasa, de un mundo que tuvo brillos y se fue deslustrando en el olvido de las grandes sagas marineras. Un grito entre el conservadurismo, la crítica atroz desde la metáfora y la música de sobrevivientes, patios cerrados y aroma de rosas marchitas. En su poema ‘Lisboa revisitada’, de 1926, decía: “Desperté a la misma vida que me había adormecido / Hasta mis ejércitos soñados sufrieron derrota. / Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados; / hasta la vida tan solo deseada me harta, hasta esa vida...”En Durban, ingresó a la secundaria Durban High School, donde creó su primer seudónimo: Alexander Search. Casi toda su obra fue publicada de forma póstuma: ‘O Guardador de Rebanhos’, ‘35 sonetos’, ‘Páginas de doctrina estética’, ‘Cartas’, ‘Odas de Ricardo Reis’, ‘Cartas de amor’, ‘Sobre Portugal’ y ‘El libro del desasosiego’, entre otros, además de poemas. Quiso escribir también novelas y fue famoso su paso por la Universidad del Cabo de la Buena Esperanza, donde se destacó como ensayista lo que le valió un Premio Reina Victoria, por la excelente factura de sus disquisiciones acerca de la literatura inglesa. Falleció muy joven, a los 47 años, víctima de trastornos hepáticos. Con ironía, mucho antes había escrito: “Si quisieran escribir mi biografía no hay nada más sencillo. Tiene sólo dos fechas: la de mi nacimiento y la de mi muerte. Entre una y otra todos los días son míos…”. Dejó de existir el 30 de noviembre de 1935 en Lisboa, no muy lejos del Teatro de la Ópera, frente al cual había nacido. Las complicaciones hepáticas que lo llevaron a la tumba, estuvieron asociadas a una cirrosis que contrajo por la permanente ingesta de aguardiente, licor que le fascinó toda la vida. Su marca preferida era ‘Aguia Real’. Qué ironía: ahí, en el hospital Sao Luís Dos Franceses se encontró su último texto, en inglés, ‘I know not what tomorrow will bring’ (No sé lo que traerá el mañana). 2. José Saramago: ¿Qué tanto se puede contar en pocas líneas de José de Sousa Saramago, el único premio Nobel de Literatura que ha tenido la lengua portuguesa? Hagamos el ejercicio: habría que comenzar diciendo que su prosa la paseó por varios géneros: la novela, el cuento, el ensayo, la dramaturgia, incluso la crónica periodística.Sigamos. Nació en un pequeño pueblo llamado Azinhaga, en 1922. Y era el nieto orgulloso de Jerónimo y de Josefa que le enseñaron que la sabiduría se podía alcanzar por muchos caminos, incluso si no sabías leer ni escribir. Saramago prefirió el camino de la mayoría (ser letrados) y entonces, en más de cincuenta años de carrera de letras, le entregó al mundo una obra que se lee con devoción: ‘Tierra de pecado’, ‘Claraboya’, ‘Memorial del convento’, ‘El año de la muerte de Ricardo Reis’, ‘Historia del cerco de Lisboa’, ‘El evangelio según Jesucristo’, ‘Ensayo sobre la ceguera’, ‘Ensayo sobre la lucidez’ y ‘El hombre duplicado’. La lista es extensa, como extensa y rica es su literatura.José Maria Eça de Queirós:El haber escrito una novela como ‘El crimen del padre amaro’, en pleno Siglo XIX, hace de este escritor (1845 - 1900) uno de los más importantes de su época. En esta obra literaria, que fue llevada al cine, el autor narra la historia de un joven sacerdote de pueblo que cede a sus pasiones terrenales, para hacer una profunda crítica a la Iglesia y la sociedad. Se le considera el máximo exponente de la novela realista y naturalista portuguesa, que promueve el ideal de justicia y de conciencia social. Se destacó por la rigurosidad formal de su lenguaje y su poder para la sátira y la ironía. Fue periodista y diplomático. Otras de sus obras fueron: ‘El primo Basilio’ y ‘Los Maia’.4. Antonio Lobo Antunes:Este licenciado en Medicina y especializado en psiquiatría, ha llegado a ser postulado para el Premio Nobel de Literatura, por el talante poético de su escritura, que también ha sido tildada de algo oscura y críptica. Si bien no es un autor fácil de leer por “sus metáforas difíciles”, la crítica centra precisamente en esta característica, su fortaleza literaria al considerarla como el estímulo e inspiración que los buenos lectores buscan en las obras maestras. Nacido en 1942 en la capital portuguesa, el autor participó entre 1970 y 1973 en la guerra de liberación colonial de Angola, un suceso que aparece de forma recurrente en sus novelas. En el año 2008 el jurado de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara le concedió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Entre sus obras más sobresalientes están ‘Memoria de elefante’, ‘El orden natural de las cosas’, ‘La muerte de Carlos Gardel’, ‘Crónicas’, ‘Cartas desde Angola’ y ‘Mi nombre es Legión’, entre otras. Es considerado uno de los grandes autores vivos de su país.

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