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¿La novela 'Polaroids' de la escritora Virgina Mayer es autobiográfica?

Entrevista. La periodista y escritora uruguaya radicada en Colombia habló de ‘Polaroids’, su primera novela publicada.

18 de septiembre de 2013 Por: Redacción de GACETA

Entrevista. La periodista y escritora uruguaya radicada en Colombia habló de ‘Polaroids’, su primera novela publicada.

¿Cómo describiría a ‘Polaroids’?Es una colección de historias que tienen en común a Miranda Pitsch, la narradora, quien como vehículo cuenta historias de personas en diferentes ciudades del mundo, y lo que une esas historias son unos personajes recurrentes, una colección de personajes que tienen en común que son un ejemplo de lo que somos los seres humanos cuando la cagamos y la seguimos cagando sin aprender la lección y hasta convertirse en un círculo vicioso. Su novela presenta saltos temporales entre capítulo y capítulo sin ningún estricto orden cronológico. ¿Por qué?Este libro fue un experimento en donde juego con la estructura todo el tiempo. Por eso no hay un orden cronológico y por eso algunas de las historias no empiezan en el principio ni terminan en el final. Pero hay un patrón, se intercalan capítulos que ocurren en los años 80 y en el 2000...Es lo mismo, no hay una intención, la novela no cuenta la historia de una persona con un comienzo, un desarrollo y una conclusión, entonces no había ningún sentido en poner los capítulos en orden y que la gente buscara un sentido de acuerdo a la cronología. Yo concebí cada capítulo como una instantánea, una polaroid, en la que ves un pedacito de una historia pero no lo ves todo. Es como un álbum de fotos organizado al que le sacaron algunas fotografías, se mezclaron y así se publicaron, en desorden.¿Considera que esa experimentación con la estructura es el mayor valor de su libro?Aunque la estructura sí es relevante, y a los académicos les gusta hablar en esos términos, a mí me parece que lo más importante es la voz de la narración. No la de Miranda sino la mía como autora, que se caracteriza por la crudeza. Más que la estructura, lo importante es el estilo, la voz, y que es una narración honesta, muy descriptiva, muy gráfica, llena de detalles. Yo tengo un pregrado y un master en Escritura Creativa en Nueva York, y soy académica, pero solo leo para entretenerme, y por eso mismo me gustaría ser leída por entretenimiento. El análisis académico del libro se lo dejo a los académicos, sin yo entrar en esa discusión.¿Qué tan autobiográfico es ‘Polaroids’?Mucho. Yo considero que como escritora, soy artista, y pienso que todo lo que produzco tiene algo mío. En ese sentido, ‘Polaroids’ tiene mucho de autobiográfico, pero también es ficción, porque muchas de las cosas que cuento, que son historias de mi familia, de mis amigos y mías, tienen cualquier cantidad de hechos inventados.¿Le costó escribir literatura siendo usted periodista? ¿Le costó alejarse de él para escribir ficción?Yo no estudié periodismo. Sí me gano la vida como periodista desde hace un año y medio que volví a Bogotá, pero primero fui escritora. Sobre el periodismo puedo decir que me estoy dando el lujo de hacer periodismo literario, periodismo narrativo. Yo escribí esta novela mientras estaba en Nueva York, lugar donde viví por nueve años, y el libro no tiene nada que ver con periodismo. Es el simple ejercicio de un chismoso.¿Cómo piensa que le ha ido con ‘Polaroids’?Aunque ha hecho mucho ruido, es un libro de nicho, no es para todo el mundo, y menos en una sociedad tan mojigata como esta. ¿Y cuál es ese nicho?Que quede muy claro que no me estoy comparando, pero no todo el mundo lee y disfruta al Marqués de Sade y a Charles Bukowski, que son fuentes de inspiración, y este tipo de escritores son para un tipo de lectores específicos, que no se dejan amedrentar fácilmente, que no juzgan rápidamente. Es un nicho de personas de mente abierta.¿Es Miranda Pitsch su álter ego?No. Miranda Pitsch es un personaje ficticio. Yo te puedo decir que mi álter ego es mi cuenta en Twitter, pero no Miranda.¿Qué le dejó la experiencia de publicar su primera novela?El libro no me aportó nada una vez fue publicado sino que lo hizo desde antes, cuando empecé a escribirlo. En ese entonces trabajaba en Virgin Megastore, en Nueva York, en un trabajo en el que no hay que pensar ni aprender nada. Una vez comencé a escribir, sentí que para eso es que estaba viva; me sentí útil y productiva, satisfecha y tranquila. Tuve paz. Escribirlo fue sumamente divertido y claro, verlo publicado es el broche de oro de todo este proceso, pero la satisfacción viene desde el comienzo.

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