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La juventud es mayoría en el Festival Mono Núñez

El presidente de la Junta directiva del Festival Mono Núñez indicó que este año que todos los jurados han sido concursantes y/o ganadores allí, en Ginebra, Valle.

27 de mayo de 2016 Por: Isabel Peláez R., reportera de El País

El presidente de la Junta directiva del Festival Mono Núñez indicó que este año que todos los jurados han sido concursantes y/o ganadores allí, en Ginebra, Valle.

Para Jorge Humberto Escobar, presidente de la junta directiva del Festival de Música Andina Colombiana Mono Núñez, es novedoso ver este año que todos los jurados han sido concursantes y/o ganadores allí, en Ginebra, Valle. 

Cuando Javier Meza, de Nariño,  participó con el Trío Amanecer en el Mono Núñez, él y sus compañeros eran unos niñitos, él tenía solo 13 años, ahora es profesor de guitarra y tiene una reconocida trayectoria por la cual fue nombrado jurado del Gran Concurso Mono Núñez Vocal e Instrumental. María Mónica Mondragón, jueza también del mismo, era una quinceañera cuando actuó por primera vez en el Coliseo Gerardo Arellano; hoy, dice Escobar, “es una mujer que tiene su propia escuela de canto, su propio taller y una carrera muy exitosa”. Esa -enfatiza el directivo- es la gente que se ha formado en el Festival y que hoy en día son los jueces del mismo.

¿La juventud de los participantes es una buena señal para el futuro de la música andina colombiana?

Hay  muchachos de 15, 18, 20 años en promedio, eventualmente hay participantes  mayores, pero la gran mayoría son jóvenes que no pasan de los 23 años. Y eso garantiza que va a haber música andina colombiana por mucho tiempo y que detrás de  ellos vienen  nuevas generaciones que  desde los 8 o 10 años están preparándose para llegar al futuro. Un futuro de la música andina que en sus manos está garantizado, así como la producción, porque  son compositores en su mayoría y  están enriqueciendo  el cancionero. 

Eso ratifica que la esencia de nuestra raíz  sigue viva y que esta música no va a morir jamás. Tenemos es que difundirla mucho más para que los que no la practican, la oigan.  Los medios, las instituciones educativas deben dar a conocer esta música, para que sea reconocida como nuestra por todas las generaciones.

¿Y de qué manera se integra a los niños al ‘Mono Núñez’?

A través  el encuentro infantil donde le damos la oportunidad a que empiecen a perder el temor escénico y muestren sus aptitudes para la música y su repertorio.

¿Y cómo hace Funmúsica para que el producto artístico  de los participantes  trascienda luego  del Festival?

La difusión de Funmúsica es definitiva cada año en las producciones que sacamos de cada Festival. En este momento ya tenemos por redes sociales una emisora donde estamos haciendo labor  de difusión permanente y si uno ve la página, en un minuto ya tiene 5000  y eso  nos satisface muchísimo.  

Organizamos eventos permanentemente y lo más satisfactorio es que alrededor del Mono Núñez han nacido un sinnúmero de festivales. Los artistas ya no tienen solo este  en Ginebra, sino que salen para los de Antioquia,  Aguadas, Caldas; el Festival Bandola, en Sevilla; Príncipes de la Canción, en Ibagué,  en Tolima y  en Florencia,  Caquetá. Ya tienen  espacios para mostrar su trabajo y  un  público cautivo. Falta es más  apoyo de radio y televisión.

¿Qué otros eventos alternos hay para el público, además del concurso de intérpretes?

En Ginebra tenemos  durante el Festival actividades desde las 10:00 a.m., como los conciertos dialogados en los colegios La Salle y La Inmaculada. Allí tres o  cuatro artistas  le cuentan al público sus vivencias. Hoy  en la noche en el Coliseo Gerardo Arellano se hará el concierto ‘Saavedra Sinfónica’, donde  la cantautora María Isabel Saavedra interactuará con varias artistas invitadas.  Mañana, a las 3:00 p.m., tenemos el   concierto nacional y el domingo a la misma hora, el encuentro internacional con un ensamble de tango orquestal, canto y danza,  de Argentina, y nos   visita Maricarmen Pérez, cantante de Yucatán, México, donde se practica el bambuco al estilo yucateco. 

 Está además el encuentro de expresiones autóctonas en el que los  campesinos  sueltan su azadón y cogen sus instrumentos para mostrarnos lo más auténtico de sus tradiciones.

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