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Juan José Lozano, el documentalista que se decidió por la literatura

Este documentalista, productor y director independiente será el invitado especial a la 14 Muestra Internacional Documental, Alados, de Estudios Takeshima, que se hará en Cali del 13 al 16 de noviembre en la ciudad. Café del exilio.

13 de noviembre de 2012 Por: GACETA

Este documentalista, productor y director independiente será el invitado especial a la 14 Muestra Internacional Documental, Alados, de Estudios Takeshima, que se hará en Cali del 13 al 16 de noviembre en la ciudad. Café del exilio.

¿Cuál ha sido su principal interés en las propuestas audiovisuales, lo social o lo político?Mi trabajo audiovisual está íntimamente ligado con el exilio. Si estos últimos 15 años los hubiera vivido en Colombia y no por fuera, mi trabajo sería diferente. Cada documental que he hecho viene de un sentimiento de rabia por situaciones que aquí se viven, de frustración por lo que somos como sociedad. De dolor. Vuelvo a la idea de la noción de responsabilidad social porque me es imposible –por ahora- anteponer intereses personales de creación a mi trabajo. Pero yo no lo veo como un sino trágico, simplemente creo que es el trabajo que tengo que hacer en este momento, y me digo que ya vendrán los tiempos de apuntar la cámara para otro lado y de perderse en otro tipo de historias. ¿Cuáles son las principales características de sus documentales?Yo le invierto mucho tiempo al montaje de mis documentales, que son montados por mi mujer, lo cual ayuda mucho. Meses enteros dándoles vuelta a las imágenes una y otra vez en la sala de montaje para encontrar el ritmo perfecto. Que nunca se encuentra por supuesto porque llega un momento en el que hay que parar y decir que ya está. Me preocupa mucho que cada situación se entienda desde la condición humana, con sus imbecilidades y su potencial de resistencia y de creación. Son situaciones que pasan en Colombia, por supuesto, pero la guerra es universal y cada imagen de mis películas debe ser entendida por un ciudadano que viva al otro lado del planeta. Eso para mi es primordial, llegando a veces a sacrificar la “poética” de una secuencia cualquiera por su utilidad narrativa. ¿Ha cambiado esa especie de censura que ciertos círculos han tratado de aplicar sobre sus documentales?Yo no lo llamaría censura, yo lo llamaría desinterés. Que es peor y más perverso porque depende de decisiones individuales que se han convertido en norma. Mis documentales han sido programados en canales de televisión de países que no podríamos ubicar fácilmente en un mapa y no han sido programados aquí por decisiones de un funcionario de turno que no quiere comprometer su puesto. Yo entiendo eso, pero no puedo hacer nada contra ello.De sus documentales ¿cuál ha sentido que ha tenido el mayor impacto a nivel internacional y nacional?Yo entiendo el impacto como “bulla” o cubrimiento en medios de comunicación. Yo no creo ni el éxito, ni en el impacto de un documental cualquiera. Cada uno de mis documentales, o por lo menos los tres últimos, ha sabido encontrar un público amplio, y la bulla en medios de comunicación que ha generado en su momento ha servido para abrir espacios: ‘Hasta la última piedra’ del que existen ocho versiones lingüísticas, fue, por ejemplo, un documental que no logró una difusión masiva en canales de televisión, apenas 3 o 4 canales; pero tuvo una increíble y vastísima difusión en medios alternativos de muchas partes del mundo, fue un documental del que se distribuyeron miles de copias.La estrategia con ‘Sin tregua’ fue diferente, logramos entrar a espacios donde el tema de los derechos humanos no es prioritario, con el objetivo de llegar a públicos más amplios. Fue un documental que hizo un recorrido por los festivales más importantes del mundo como Toronto, Rotterdam, Locarno, La Habana y eso sirvió para generar una bulla importante que hizo que mucha gente, muy diferente también, pudiera verlo. ¿Qué le significan palabras como impunidad y violencia?Son palabras que se originan en una sola: guerra, y que para nosotros como colombianos son demasiado comunes. Sueño con el día en que esas palabras desaparezcan de mi quehacer cotidiano.En una de sus entrevistas usted señalaba que algún día le gustaría celebrar la vida. ¿Sus documentales son la memoria y el registro de un país sin memoria y que olvida fácilmente?Mis documentales hacen parte, como diría Patricio Guzmán cuando se refiere al cine documental, de ese álbum de fotos del país en el que faltan aún muchas fotos por tomar y por pegar. Somos un país desmemoriado y al que le gusta mirar para otro lado mientras agreden al vecino. Pero eso tiene que cambiar y cuando cambie haremos entonces películas que celebren la vida.Tras el éxito de sus documentales, ¿por qué se decide ahora por la literatura, cómo ha sido el tránsito hacia este nuevo campo?Yo siempre he escrito, pero nunca he publicado nada. Solo ahora que me decido por fin a sacar una novela, “Aquí no pasa nada” que escribí en el 2005 y que me ayudó en un momento en el que el pesimismo me la ganaba. Para mí es un ejercicio más libre y más cómodo. también. Me entrego menos pero me suelto más. Es un ejercicio más íntimo donde se corren otro tipo de riesgos.

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