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Gabo, homenaje al periodista

Contando página por página, es probable que Gabriel García Márquez le haya dedicado más tiempo a su oficio de reportero que al de novelista. Hoy será presentado en Colombia un libro que le rinde homenaje a esa faceta de periodista; uno de los más grandes de América Latina.

10 de diciembre de 2012 Por: José Luis Novoa, Especial para Gaceta

Contando página por página, es probable que Gabriel García Márquez le haya dedicado más tiempo a su oficio de reportero que al de novelista. Hoy será presentado en Colombia un libro que le rinde homenaje a esa faceta de periodista; uno de los más grandes de América Latina.

Hacia octubre de 2009, tres años atrás, Jaime Abello, el director general de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) me hizo cómplice, desde el mismo inicio, de una idea que por estos días ya podemos tener en las manos como un objeto real de este mundo: un libro que fuera a la vez compendio, galería y homenaje a un Gabriel García Márquez que ha sido eclipsado por su arrollador éxito como novelista: el Gabo periodista. La obra periodística de García Márquez –Gabo para tanta y tanta gente– ocupa cinco volúmenes de unas 700 páginas cada uno, en letra pequeña y páginas de 45 renglones. Eso sin contar ‘Noticia de un secuestro’ o ‘La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile’, ambos reportajes de largo aliento. Y también sin contar con el material que parece haber quedado por fuera del juicioso arqueo que en su momento hiciera Jaques Gilard. Al parecer, por pérdidas de archivos en El Universal (Cartagena) y en El Heraldo (Barranquilla), es posible que una fracción importante de su obra periodística temprana hubiera quedado por fuera del registro para siempre. También están casi que irremediablemente perdidos sus despachos como corresponsal de Prensa Latina en Bogotá y Nueva York.En otras palabras: muy posiblemente, contando página por página, García Márquez le ha dedicado más tiempo a su obra de reportero que a la de escritor de no ficción, la que le ha dado la fama mundial. El propio Gabo lo señaló la misma mañana en que le fue concedido el premio Nobel, en 1982, en sus primeras declaraciones a los colegas: la mitad de ese galardón se lo habían dado por su obra periodística.La historia comenzó algún día de mayo de 1948 en Cartagena. Gabo era entonces un estudiante universitario recién llegado de Bogotá, expulsado por la vorágine violenta del 9 de abril. Junto con su amigo Manuel Zapata Olivella se asomó a un local de la calle San Juan de Dios, al lado de la iglesia San Pedro Claver. Allí funcionaba desde hacía pocas semanas un periódico de corte liberal: El Universal. Si bien no fue un amor a primera vista, al menos fue el comienzo de un romance que empezó a fuego lento y que duró para el resto de la vida. Ese día, tras ser aceptado como nuevo miembro de la redacción de ese diario, Gabriel García Márquez comenzó su relación formal con el periodismo. Casi cincuenta años después, tras haber sido comentarista editorial, reportero, editor, director, corresponsal en el extranjero y columnista, además de creador de medios en prensa y televisión, fundó a pocos pasos de allí, en esa misma calle, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, considerada como su gran legado institucional y que, nótese, no se dedica precisamente a la narrativa de no ficción, sino al periodismo puro y duro, una pasión que él apenas si abandonó por algunos trechos de su vida y a la que le dedicó enormes esfuerzos desde ese momento hasta hace pocos años, cuando para la desaparecida revista Cambio escribió artículos sobre Shakira o el presidente venezolano Hugo Chávez, entre otros.A ese Gabo que durante muy pocas épocas abandonó el hábito de escribir sobre hechos reales para lectores urgentes está dedicado este nuevo libro, un tributo en el que tuve el honor de participar desde el germen de la idea, hasta verlo hoy página a página: una gran antología de Gabo, con testimonios y comentarios de una pléyade de colegas periodistas, en la mayoría de casos, de ambos lados del Atlántico; con fotos sacadas del propio archivo de Gabo; con una entrevista, después de varias décadas sin hacerlo, de Mercedes Barcha, su extraordinaria mujer.Todo en una edición cuidada y hermosa, que por estos días se verá en las escuelas y universidades de todo México, donde ya fue publicado el libro hace pocas semanas, y que en Colombia verá la luz mañana, para celebrar la entrega oficial de aquel Nobel hace 30 años.

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