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El Museo de la Cinematografía Caliwood tendrá sala de cine mudo

Cali, orgullosamente, cuenta con el primer museo del país dedicado a la Cinematografía. Hablamos con Hugo Suárez Fiat, el creador de ese sueño llamado ‘Caliwood’ que en tres meses contará con una sala especializada en películas de cine mudo.

20 de febrero de 2014 Por: Redacción de GACETA

Cali, orgullosamente, cuenta con el primer museo del país dedicado a la Cinematografía. Hablamos con Hugo Suárez Fiat, el creador de ese sueño llamado ‘Caliwood’ que en tres meses contará con una sala especializada en películas de cine mudo.

¿Cómo termina un abogado convertido en el director de un museo dedicado al cine?Yo siempre he mirado la historia con respeto y me interesa convencer a los demás de la importancia que tienen esos aparatos que muchos creen viejos. Gracias a un amigo, comencé en la restauración de carros antiguos y años más tarde me fui encontrando varios proyectores de antiguos teatros de cine.Que son los que actualmente tiene el Museo Caliwood...Sí. Esos proyectores era lo único que tenía cuando decidí fundar el Museo de la Cinematografía. ¿Y cómo los consiguió?Los primeros los encontré en Cali y de pura casualidad. Yo estaba restaurando un carro antiguo en un taller de mecánica, por la calle 9 con 24, detrás de donde quedaba el Teatro Asturias. Un día llegué a ese taller y alcancé a ver dos proyectores de cine abandonados. Y me fascinaron a pesar del mal estado en que se encontraban pues habían estado a la intemperie y recibiendo residuos de pintura de carros. Yo no pensaba en fundar un museo, pero verlos allí tirados me conmovió profundamente. Yo me preguntaba: “Dios mío, ¿porqué será que todas las cosas antiguas las botamos?”. El dueño de los proyectores vivía en Estados Unidos, lo contacté y se los compré. Inicialmente los tuve en mi casa y después me los llevé para mi oficina. Y la gente, al verlos, me fue dando más pistas para dar con otros proyectores antiguos.Fueron como guiños del destino...Pues sí, porque en cuatro años logré acumular unos 20 proyectores de antiguos teatros de todo el país. Esos aparatos se fueron convirtiendo en la motivación para fundar un museo dedicado al cine.Hugo, ¿de dónde viene su devoción por el pasado?Yo viví todo el proceso de lo análogo hasta esa gran explosión de lo digital. A los 9 años ya tomaba fotos con una cámara que me había dado mi mamá, así que he visto la evolución de muchas máquinas. Pero siento que hemos vivido de espaldas al pasado.Usted es como un ‘cazatesoros’...No ha sido difícil armar la colección porque a nadie le interesa tener cosas viejas en su casa. Si yo tuviera más recursos estaría por todo el país recogiendo todo el patrimonio cinematográfico.El Museo Caliwood nace finalmente en 2011. ¿Cómo decidió tomar ese paso?Lo decidí en 2008, pero no tenía sede, solo un proyecto. La idea tomó forma en febrero de 2011 y con mucho temor, debo confesar, porque la responsabilidad era grande: más que mostrar aparatos, lo que hacemos en el Museo Caliwood es educar. Pero la experiencia, hasta ahora, ha sido muy retributiva. La colección permanente del Museo se ha ido consolidando. Y a pesar de su corta existencia, cada día son más las personas que se ponen en contacto con nosotros para donarnos o mostrarnos objetos de gran valor patrimonial.¿Por qué hay que visitar el Caliwood?Por la calidad de su colección. Tenemos cámaras fotográficas, varias en caja de madera, que ya llegan a las 300; lo más antiguo del Museo es un ferrotipo de vidrio que se usó en la película ‘Cóndores no entierran todos los días’ y fotografías en 3D tomadas en Barranquilla, el Darién y Cartagena. Ahora estamos armando con objetos encontrados en Cali un cinematógrafo de manivela para presentar películas. Data de 1907. Así que la gente podrá ver películas viejas en proyectores de época. Seremos el único museo que va a tener teatro de cine mudo. Yo espero que la sala para disfrutar de ese proyector esté lista en unos tres o cuatro meses.El Museo del Caliwood tiene una nueva adquisición, una grabadora de sonido... Sí, es un aparato genial. Graba el sonido con un hilo tan delgado como un cabello humano. Lo tenía un documentalista de cine de los años 70 y nos lo donó. ¿Cómo no va uno a preservar un aparato tan mágico como ese? Es un aparato que representa como la prehistoria del sonido.

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