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El libro liberador del Sargento Arbey Delgado

Tras la marcha de protesta para exigir la liberación de los militares secuestrados, toma actualidad el relato del sargento Arbey Delgado.

7 de diciembre de 2011 Por:

Tras la marcha de protesta para exigir la liberación de los militares secuestrados, toma actualidad el relato del sargento Arbey Delgado.

Una vez más, escribir un libro se convirtió para un exsecuestrado de las Farc en la mejor forma salir del infierno. Esta fórmula la repitió el sargento mayor del Ejército Arbey Delgado Argote al narrar en ‘Lo que en la selva se quedó’ recuerdos de doce años que duró en cautiverio: “Tuve necesidad de contarle al país y al mundo entero lo que vi, lo que escuché y lo que sentí en doce años de secuestro”, sostiene el militar. Recuerdos que recobraron vigencia con la fuga del sargento Luis Alberto Erazo y el asesinato de cuatro militares por los guerrilleros, así como con las marchas que se llevaron a cabo en el país, ayer, para exigir la liberación de los otros secuestrados.Delgado dice que su relato es una “condena” a las Farc como grupo terrorista, por cómo jugaron con su vida y cómo lo torturaron con una cadena en el cuello, y, alejado del rencor, cuenta cronológicamente su vivencia y su “verdad” desde el combate de la toma de Miraflores (1998) hasta la gran Operación Camaleón (2010). La obra comienza con su presentación ante un jefe guerrillero tras ser apresado: “El comandante Gentil me trata con humillación. Pienso que me va a matar; sin embargo, no agacho la cabeza, me presento y le digo que no le sirvo a la burguesía sino a Colombia”. En un aparte el exsecuestrado afirma que en las Farc hay una epidemia de sida, especialmente en los frentes 1 y 7: “Hay mucho chagrero y meretrices. Ellos llevaron el sida. Por orden del Mono Jojoy algunos fueron fusilados”, revela Delgado. Sin duda, los políticos son el tema más espinoso del libro. Arbey cuenta cómo –a través de un espejo- se dieron cuenta del embarazo de Clara Rojas, de las peleas entre Ingrid Betancourt y los estadounidenses, y de los romances que hubo. Sin reprobar el comportamiento de ninguno, dio detalles de la coexistencia entre políticos, guerrilleros y militares en la selva. “Relato cosas sin intención de destruir vidas, porque después de ese sufrimiento lo único que quiero es que sean felices. Plasmé muchas cosas sin dar nombres, hablo de amores efímeros entre algunos políticos y mostré cómo es el ser humano en momentos difíciles”, comenta Delgado.Su drama personalEl autor también contó los momentos más dolorosos que vivió, entre ellos un rumor de infidelidad que le llegó a su esposa, y que le constó a Arbey lágrimas por el silencio que su pareja mantuvo: “Por ira mi esposa decidió no enviarme más mensajes hablados, ni de ella ni de mis hijos. Fue muy duro, pero ahora somos de nuevo felices”, señala.Aunque dice que “en el secuestro a veces la muerte es un descanso”, las páginas más amargas de su libro las ocupan el fallecimiento de compañeros de cautiverio y la cercanía de la muerte, en especial cuando la guerrilla dejó una noche encerrados a los secuestrados en la Zona de Distensión, tras vencerse el plazo para desalojar dado por el entonces presidente Andrés Pastrana.Por último, el sargento Delgado confiesa que pese a ser militar no apoyó el rescate armado por encima del acuerdo humanitario: “Nosotros queríamos cualquier cosa que se viniera con tal de estar libres, con tal de salir de ese infierno porque estábamos muertos en vida”. Y al recordar la Operación Camaleón dice: “A Dios mi vida. Y a los comandos, mi libertad”.El libro‘Lo que en la selva quedó’Arbey DelgadoGénero: testimonio206 páginasNormaOnce meses después de ser rescatado de las Farc, una guerrilla que lo encerró doce años en la selva, el autor quiso desahogarse, romper su silencio para contar detalles de un cautiverio del que casi no sale con vida. En las primeras páginas, el militar cobtó en detalle la toma guerrillera en Miraflores, Guaviare, donde lo secuestraron en medio de intensas balaceras de dos días. Relató cómo logró adaptarse aparentemente a una guerrilla que lo insultaba y amenazaba asesinarlo si intentaban rescatarlo o huir por sus propios medios. También contó de la guerra entre Clara Rojas e Ingrid Betancourt.

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