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“El cine colombiano empieza a estar de moda en los festivales”, Diego Battle

Este crítico de cine argentino estuvo en Colombia dictando un taller sobre crítica cinematográfica, invitado por el Ministerio de Cultura. Y, entre muchas otras lecciones, dijo que “la crítica colombiana debe acompañar el buen momento que vive el cine de su país”.

18 de marzo de 2013 Por: Redacción Gaceta

Este crítico de cine argentino estuvo en Colombia dictando un taller sobre crítica cinematográfica, invitado por el Ministerio de Cultura. Y, entre muchas otras lecciones, dijo que “la crítica colombiana debe acompañar el buen momento que vive el cine de su país”.

Para qué sirve la crítica de cine?Yo creo que tanto el periodismo especializado como la crítica, reflexionan sobre el cine y ayudan a acercar al posible público a las obras de distintas formas. Si la crítica está bien direccionada y tiene buen nivel, puede llevar al mismo artista a reflexionar sobre su obra. Además, para el que disfruta leer crítica, es también como un pequeño género literario.La crítica argentina por ejemplo, acompañó a principios del 2.000 el boom que vivió el cine argentino y fue importante para su explosión internacional. Por eso creo que la crítica colombiana debe estar a la altura del buen momento del cine nacional.Como crítico ¿qué le llama la atención de este buen momento del cine en el país?Este es un momento de gran avance tanto en el mercado local como en el mercado internacional. Los festivales están muy ávidos de cine colombiano. Creo que en Colombia todavía falta una reflexión y un trabajo de estudio sobre el cine. Por eso hoy un festival debe plantearse también la formación, que es lo que hace Encuentros Cartagena, que inteligentemente no solo trabaja sobre la producción y los proyectos, sino también sobre la crítica de cine.¿Y cómo ve que comienza a perfilarse el cine colombiano?Yo empiezo a notar mayor diversidad, que es lo que necesita todo tipo de industria. Por ejemplo, veo que ‘Roa’, la película que abrió en Cartagena, es una película de ambiciones industriales más grandes de las que suele tener el cine colombiano que va a los festivales, que se caracterizan por ser películas más intimistas tipo ‘El vuelco del cangrejo, ‘La playa DC’, etc.El cine colombiano empieza a estar de moda en los festivales: este en un momento que hay que aprovechar y consolidar. Los programadores están muy ávidos por descubrir películas colombianas. El tema es que las modas duran poco: así pasó con el cine argentino, con el cine chileno. Si uno no aprovecha este interés general quizá pase dentro de unos años y las modas vayan a otras latitudes. Ahora hay una nueva Ley de Cine y más dinero para la inversión. Este es el momento de dar el salto para armar una verdadera industria. ¿De alguna forma la crítica puede ayudar a consolidar la industria?La crítica de cine no es solo para los medios de comunicación y entretenimiento. Un crítico también puede programar un festival, como el Bafici que está programado en su totalidad por críticos de cine. Un crítico puede dar línea a la programación de un festival y también de una cinemateca. Hacer de curador. El crítico no solo está restringido a escribir un texto. Es muy importante su trabajo de conceptualización.¿Cómo funcionó el Taller de Crítica de Encuentros Cartagena?Lo que planteamos es una semana de trabajo intensivo: la cobertura de un festival para que los diez becarios realicen críticas e informes y entrevistas, que se suben a un blog y se comentan y analizan entre todos. Además yo les doy unas charlas sobre las dinámicas de los festivales de cine, sobre cómo enfocar y cubrir las diferentes secciones.Por último, ¿cuáles son las características que debe tener un buen crítico?Pasión, interés y un gran rigor. Un rigor que no es de estudiar aburridamente, sino de poner bien los datos, chequear y no ponerse nunca por encima ni de la obra, ni del lector o el televidente. Básicamente disfrutar de la escritura y de reflexionar. Estar informado, actualizado, siempre ávido de nuevas cosas. Esta sumatoria de le permite a un crítico ser creíble, porque el tema de la credibilidad para alguien que opina sobre el trabajo ajeno es fundamental.

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