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Con la Biblioteca Viajera los niños de Cali ponen a volar la imaginación

En los barrios de la Ladera del oeste de Cali los más pequeños tiene un espacio para la imaginación y la creatividad a través del programa Biblioteca Viajera, que incentiva la lectura y la escritura. Libros que cambian vidas.

24 de junio de 2013 Por: Ricardo Moncada Esquivel?Periodista de Gaceta

En los barrios de la Ladera del oeste de Cali los más pequeños tiene un espacio para la imaginación y la creatividad a través del programa Biblioteca Viajera, que incentiva la lectura y la escritura. Libros que cambian vidas.

Los grandes ojos de Norelli repasan embelesados las páginas de un libro de cuentos. Levanta la mirada y esboza una leve sonrisa. Ella tiene apenas 9 años y está en tercero de primaria. Es tímida y corta de palabra, pero mientras sigue pasando las páginas del cuento que tiene en sus manos, su imaginación va tomando vuelo.Este miércoles en la tarde, Norelli está sentada en una banca de la Iglesia Nuestro Señor de Los Cristales, del barrio El Mortiñal en la comuna 19, en compañía de un centenar de niños, algunos acompañados de sus madres. Llegaron de las zonas aledañas hasta allí para participar en el programa Biblioteca Viajera, que dirige la Fundación Plan de Apoyo Familiar junto a la Asociación de Titiriteros del Valle, Attiva y la Biblioteca del Centenario. El programa lo viene realizando la Fundación desde el 2007 en seis barrios de la ladera del Oeste y su propósito es el de generar un espacio para lectura y la escritura entre la población infantil y juvenil de estas comunidades.Norelli y sus compañeros están allí desde las 3:00 p.m., para empezar con una actividad de lectura libre. Una serie de cuentos y libros infantiles están esparcidos sobre las largas bancas de la Iglesia para su disfrute. Esta vez el interior del sagrado recinto en lugar de ser un espacio para la oración, da paso a la práctica de un acto fe: el de apostarle a creer que un libro puede, hasta cierto punto, salvar una vida.Y es que cuando ese sencillo acto se da en medio de condiciones propicias puede dejar en los pequeños una onda huella que despierte en ellos el amor por conocer, aprender y descubrir otras alternativas que no sea reproducir la dura realidad de la calle. Eso bien lo sabe Shirley Manrique la coordinadora de los programas de la Fundación Plan de Apoyo Familiar quien señaló que en un estudio que hicieron en el sector frente al tema de la lectoescritura, encontraron que los niños sienten esta actividad como algo que les produce temor. “Tuvimos el caso de niños que lloraban cuando les proponíamos que escribieran algo y en general no se sentían cómodos, porque asocian la escritura con una obligación. Nuestro proyecto está encaminado a cambiar esa percepción y que la escritura y la lectura se convierta en una experiencia que disfruten”, explicó.Pero esa es una de las tareas que realiza la Fundación de Apoyo a la Familia desde hace 13 años en el sector de la ladera del Oeste de Cali. Su propósito es apoyar a las familias en cuatro frentes: educación, salud, convivencia y economía familiar.Múltiples lecturasEntretanto, en el interior de la Iglesia, luego de una media hora de lectura libre llega el momento de una actividad dirigida. Erica Soto Valencia, gestora cultural de la Biblioteca de El Centenario, les lee el cuento ‘La gallinita roja’. Su trama gira entorno a una laboriosa gallina que decide invitar a sus vecinos, el pato, el cordero y el gato para que le ayuden en el proceso de sembrar unos granos de trigo, cosecharlos, trillarlos, amasar la harina y hacer pan para compartir con todos. Pero ninguno de ellos le ayuda.Mientra lee la divertida historia Erica hace pausas, les muestra las ilustraciones y les invita a completar la narración. La historia culmina cuando luego de hacer en solitario todo el proceso, y el pan ha salido fresco del horno, todos sus vecinos ahora sí, quieren probar el delicioso manjar, pero la gallina decide compartirlo sólo con sus polluelos. Entonce se invita a los niños a debatir si la gallinita obró bien o mal.Metidos en la historia de la gallinita la atención de los niños se centra ahora en el altar de la Iglesia, convertido en un escenario por cuenta del grupo Titirimito, integrante de Attiva. Esta vez la ‘Gallininita roja’ y sus vecinos saltan de la ilustración a la realidad convertidos en vivaces títere, en medio de situaciones divertidas, música, baile y canto.Los niños observan entre atentos y maravillados la trama de la obra. Para muchos es la primera vez que están frente a una obra de títeres o al menos es la segunda, pues el mes anterior la Biblioteca Viajera también estuvo allí con otro cuento y otra historia.Y esa es una de las virtudes que María Fernanda Velosa, coordinadora de Attiva, ve en la Biblioteca Viajera. “Nosotros venimos presentando obras acompañando programas de lectoescritura con la Red de Bibliotecas Públicas, pero como la ciudad es tan grande y los recursos escasos, sólo es posible ir una vez a un sitio con dicho programa. Con el programa Biblioteca Viajera tenemos la oportunidad este año de regresar cuatro veces al mismo sitio, lo cual genera un mayor impacto en la comunidad”.Este año la actividad se extiende entre el 14 de mayo y el 16 de agosto. En total se realizarán 16 talleres de lectura, el mismo número de espectáculos artísticos con títeres, con un promedio de 400 asistentes mensuales y 1.600 refrigerios. En el programa participan los grupos escénicos que participan son Castillo Sol y Luna, Titirimito, El Arca de Sofy y Tutruica.María Fernanda Velosa agrega que el juego y la lúdica son fundamentales en los procesos de aprendizaje, pero suele pasar que en el aula escolar no siempre se cuenta con estos recursos. “En el caso de la lectura y la escritura, no existe un método como tal para enseñar y en realidad lo que se requiere es un espacio propicio, en donde el niño antes que tener un aprendizaje técnico, tenga una experiencia en la cual la creatividad, la imaginación y la autodeterminación estén presentes. No es posible la lectura y la escritura si no hay un interés particular. En el plano emocional los procesos de lectoescritura les permita a los niños expresar sus sentimientos, hacer asociaciones y comunicarse con su entorno”.Al respecto Miguel Ángel Taborda, director de Titirimito, señaló que la actividad de la Biblioteca Viajera es importante porque estos niños presentan dificultades de lectoescritura, debido a que su situación escolar en muchos casos no es la ideal. “Nos proponemos generar en los pequeños cuatro lecturas distintas sobre la historia. Por un lado está el texto directo. Una segunda lectura se da en la adaptación que hacemos del texto para la obra. La tercera, la proporciona la puesta en escena en la que creamos imágenes, y una cuarta surge de la reflexión, cuando al final los niños producen en conjunto un texto a partir de lo visto”.Salvando vidasLa gestora cultural de la Biblioteca Centenario, Erica Soto Valencia, asesora el proyecto en el diseño de la metodología y el tema de la promoción de la lectura y la escritura. Ella asegura que en primer término esta propuesta esta en sintonía con los derecho y deberes que están consagrados en la Constitución del país. “Los niños tienen el derecho a aprender los símbolos que les rodean para que accedan a esos derechos y un poco es lo que hay detrás de esta propuesta. Los niños pueden descubrir que la lectura está en muchos lugares, que no solo leemos letras sino que hay muchas manera de interpretar el mundo”.Para Erica este tipo de experiencias disparan la producción creativa en los pequeños. “Estoy convencida de que este tipo de acciones culturales que se hacen con las comunidades pueden salvar al menos una vida y si eso se consigue vale la pena apoyarlo”.Y eso es lo que hace falta. “Si bien hacemos gestión con entidades como el Ministerio de Cultura y tenemos el apoyo por medio de donaciones y padrinazgo de empresas privadas, es importante sumar más manos para ampliar la cobertura y la frecuencia de estas actividades que ojalá fueran semanales y no mensuales”, dijo Shirley Manrique.Ya han pasado dos horas de actividades en el interior de la Iglesia del barrio El Mortiñal. Es un miércoles cualquiera y la ciudad prosigue su rutina, pero aquí al interior de ese recinto, al mirar los rostros de los chiquillos se percibe el milagro que puede obrar un acto de fe. el de apostarle a creer que un libro puede cambiar una vida.

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