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Conozca de cerca el verdadero drama de ser actor en Colombia

Esta es la situación que enfrentan muchos actores colombianos, quienes sueñan con poder vivir de su arte en condiciones dignas.

25 de marzo de 2015 Por: Meryt Montiel Lugo | Editora de Domingo de El País

Esta es la situación que enfrentan muchos actores colombianos, quienes sueñan con poder vivir de su arte en condiciones dignas.

En los premios India Catalina a la Televisión,  celebrados durante el Festival Internacional de Cine de Cartagena, el pasado 14 de marzo, el actor Carlos Muñoz recibió el galardón Víctor Nieto a la Vida y Obra por su carrera. Merecido. Los reflectores lo enfocaron. Abrazos, aplausos  y felicitaciones hubo por doquier. Fue una noche  alucinante para él, se le vio pletórico.

Carlitos, como se le llama cariñosamente en el medio artístico, no desaprovechó la ocasión para,  a través de entrevistas concedidas antes y después del  acto de premiación,  reclamar y abogar por la dignificación de los actores y de todos los artistas como él. Pues, como le dijo a El País, “la situación hoy sigue siendo la misma del pasado, porque no tenemos prestaciones sociales,  servicios médicos, cesantías, ni jubilaciones, ni pensiones, nada”.

Y añade: “Mientras en países como Argentina y Venezuela los gobiernos han entendido que los actores, los artistas en general y los deportistas son la cara amable de la Nación y son  mimados y consentidos, en este país seguimos en lo mismo. Hoy tengo 70 años de carrera y yo no tengo nada. Si yo me enfermo y tengo para ir al médico voy, y puede que me salve, si no tengo dinero me muero por cuenta propia”.

Pocos imaginan que el gran Carlos Muñoz que protagonizó telenovelas icónicas como ‘San Tropel’, ‘Caballo viejo’ o ‘Pero sigo siendo el rey’, esté desempleado desde hace dos años. Su último trabajo fue en ‘Dónde carajos está Umaña’ “y desde eso no me ofrecen absolutamente nada y tengo que seguir viviendo, manteniendo mi familia, mi casa, todo”. Para la industria, se lamenta, “yo no intereso mucho”.

La situación que hoy vive Carlos Muñoz la padecen muchos otros actores que, como él, han consagrado su vida a la actuación. Y no solo ellos. Jóvenes artistas también. Muchos viven verdaderos dramas no solo dentro del set –si acaso los llaman a trabajar—sino también fuera de él.

¿Cuáles son las quejas  más frecuentes de los actores? ¿Qué derechos se les desconocen? ¿Qué errores han cometido? ¿Hay esperanzas de que cambie la situación?

A través de diferentes invitados, les presentamos la situación  laboral y en otros campos de los actores en Colombia.

Hay que ahorrar

Eva Porras, mánager en  Gabriel Blanco Representaciones Artísticas, advierte  que no  está de acuerdo con que los actores trabajen 14, 15 o 16 horas “como pasaba hasta hace un par de años”, porque ellos trabajan con su imagen y deben conservarla lo mejor posible. Un actor cansado, desvelado, con ojeras, no registra bien en pantalla, comenta.

Sin embargo, dice que más que una ley que establezca que no deben trabajar más de doce horas,  considera que debe entrar más   en juego la responsabilidad de los productores y la decisión que tomen para grabar en jornadas adecuadas y no explotar a los actores. Esto, por puro beneficio propio de la producción.

Ahora,  añade, “tampoco vamos a negar que algunos actores son privilegiados y pactan antes de firmar un contrato cuántas horas van a trabajar al día”.  

Así como también hay quienes graban 15 horas un día, pero no lo hacen en los siguientes dos o tres días. “Esta es una profesión incierta en todos los aspectos que se le puedan ver y el horario es uno de ellos”, explica.

Para Porras, una de las quejas frecuentes de los artistas es el pago de EPS: “que muchas veces es elevadísimo y hay que pagar sumas estratosféricas para poder cobrar los honorarios del mes anterior, porque además, a los actores les pagan mes vencido de trabajo... Entonces, si no tienes dinero para este pago no cobras y si no cobras, ¿cómo pagas la EPS?”.

Aconseja a los actores que prevean su vejez, que no despilfarren su dinero  en vicios, lujos y excentricidades. “Así como mueren muchos actores en la miseria, asimismo mueren políticos, artesanos, médicos, abogados... Esta es una responsabilidad de vida, del ser humano, no solo de los actores”.

Asegura que en esta profesión se puede ahorrar más que en otras. Que si bien el trabajo es escaso e intermitente, sí se puede llegar a hacer reservas de dinero con una buena organización económica. 

El actor debe saber, prosigue Porras, que la época de vacas gordas es la que alimenta la época de las vacas flacas. Pero en la vida de las vacas gordas algunos enloquecen, echan la casa por la ventana y se acaban todo.

Exhorta también a defender el derecho a la privacidad de los actores, ya que hay medios que se mofan de ellos y se aprovechan de sus desgracias y errores. “Violan este derecho con fines de lucro y eso es muy incómodo para ellos”.

Algunas de las quejas de los actoresConquistas como el derecho al pago por la venta de las producciones al exterior  y las repeticiones de estas  mismas se perdieron.Prolongadas jornadas de trabajo. A veces pueden llegar a las 14, 16 o 18 horas. No se mira el oficio como una profesión y llega gente sin talento ni preparación académica. Por eso, muchos artistas no están de acuerdo con los realities en los que ‘fabrican’ actores para el mercado.Algunos productores no brindan buenas condiciones para laborar: no hay un lugar asignado,  (como camerinos), para que los actores  puedan descansar, repasar los libretos o resguardarse de las inclemencias del clima (sol, viento, lluvia, frío) y eviten así exponerse a enfermedades. Hay problemas de seguridad industrial. No se cuenta con botiquines, respaldo de un paramédico o un médico si se presenta una urgencia. Sobre todo, cuando hay escenas que implican riesgo: choque de autos,  montar un caballo, representar una pelea, etc.Algunos productores no facilitan atenciones mínimas como  una botella de agua, un café o un buen almuerzo.No existen regímenes especiales para los actores para tener derecho a un sistema de salud, una pensión, una  vejez y vida dignas. Ellos no pueden, como otros trabajadores, por la misma condición de su oficio, trabajar todas las semanas del año.Honorarios y horarios desventajosos no solo para los actores sino para los técnicos, que son aún más graves.A algunos los llaman a trabajar hasta los días festivos y  toda la Semana Santa. Ellos no tienen  pago de horas extras porque su contrato es por prestación de servicios.Productores internacionales llegan al país y pagan por el talento de los actores y técnicos de forma más barata que en otros países y les exigen jornadas extensas de labores, porque aquí el trabajo de la industria audiovisual no está regulado. Así los colombianos se convierten, de alguna manera, en competencia desleal para  colegas  de otras naciones.Se está produciendo el fenómeno de contratación de tercerización, que no conviene a ninguna industria, como lo señala Ernesto Benjumea, vocero del sindicato ACA.No se respetan los derechos de autor. Escasamente aparecen los créditos en algunas producciones.No hay respeto por la salud de todos.No contratan verdaderos profesionales en todos los campos,  como por ejemplo, un director artístico. Todo, por ahorrarse unos pesos. Entonces delegan el trabajo en otros que no son idóneos en el oficio.Hay productores que piden a los jóvenes recién egresados que trabajen gratis con el argumento  de que los tendrán en cuenta para una próxima producción.Los pagos a las EPS son elevados.No se respeta la privacidad de los actores. Medios de comunicación violan este derecho con fines de lucro.No cuentan con muchas casas para acoger a los actores retirados y necesitados.
Más ingresos El actor  Julio Correal destaca que los actores necesitan un trabajo acorde con la legislación, no  a los productores, porque cualquier trabajador tiene una jornada de 8 horas diarias, máximo 48 semanales “y en el caso nuestro eso no se da. Acabo de recibir el mensaje de un compañero que le dijeron que en la Semana Santa iba a grabar todos los días, es decir, el tema del descanso no está contemplado”. Asegura que en los contratos que se firman aquí con las productoras  se pacta un pago por todo (incluye derechos por ventas,  repetición y otros) y esa es una negociación ventajosa para el productor, porque la venta posterior a la primera emisión, por ejemplo, debería significar ingresos para el actor. “Yo trabajé en La Viuda Negra que recorrió toda América Latina y EE.UU. Y  aparte de popularidad, no me generó ningún ingreso y eso para nosotros es delicado porque nuestro trabajo es intermitente”. 

Sociedad de Gestión

 En 2010, gracias a la aprobación de la Ley Fanny Mikey nació la Sociedad Colombiana de Gestión, a través de la cual los actores hoy captan los pagos por la comunicación pública de productos audiovisuales colombianos exhibidos en el país y España. Como lo  ilustra Carlos Muñoz, es un recaudo similar a  lo que cobra Sayco  Acinpro porque en un sitio público se escuchen las canciones, es decir, “recibimos un pago porque nuestra imagen se ve en  series y telenovelas”.

La Sociedad ya está adelantando convenios con  otros países donde se reconoce este derecho y   está haciendo una labor magnífica, agrega Muñoz, porque además de captar unos fondos importantes para sus asociados, “a los actores que ya nadie llama o están mal de salud, los mantiene en casas dignas”.

Por la dignificación del actor

En mayo próximo la Asociación de Actores Colombianos, ACA, cumplirá un año. Cuenta hoy con 1200 integrantes.

Ernesto Benjumea, uno de los voceros de este sindicato, dice que el objetivo de ACA es la dignificación del actor, ya que este aspecto no se cumple porque en la industria audiovisual hay toda clase de problemas: de horarios, jornadas laborales, tipos de contrato, pagos de derechos, de condiciones de trabajo, de seguridad, etc. “Está todo desordenado”.

Por ahora, tienen en mente tres grandes proyectos: dar carácter profesional al actor (buscarán la titularización de los mismos); expedir un estatuto del actor y “armar un pliego de peticiones para la industria audiovisual con el fin de tratar  de regular varias cosas que están funcionando mal en los contratos”.

Benjumea expone que lo que los actores necesitan son, definitivamente, regímenes especiales  y una de las cosas que los beneficiaría mucho “es que nos fueran cancelados nuestros derechos de autor en la medida que se paguen regalías, participación en venta. Porque hoy el país se siente orgulloso de que nuestras telenovelas estén saliendo a cientos de naciones, pero los actores no estamos recibiendo lo que merecemos por eso”. 

Pone de presente el  actor que él, en 1995, alcanzó a recibir honorarios por el 75 % de todo lo que había devengado por las grabaciones de ‘La otra mitad del Sol’ y  la primera repetición de la telenovela, cosa que hoy no sucede. “Esos son casos que hacen que los actores podamos vivir en época de desempleo, porque no podemos trabajar siempre, es imposible, incluso para los más exitosos”. 

Se tiene que mirar, conjuntamente con la gente de la industria, prosigue Ernesto Benjumea,  cómo hacemos para que los artistas nos podamos sentir con iguales derechos a los demás  de una pensión, un sistema de salud dignos, porque en este momento, como dictan las leyes, estamos por fuera, manifestó el reconocido actor.

 

No al trabajo gratis 

El actor Luis Eduardo Motoa asegura que el negocio de la industria audiovisual en Colombia ha cambiado, “porque ya tenemos mánagers que presionan, que hacen valer nuestros derechos en un contrato”, pero valida que también exista una organización sindical de actores “porque esta ayudará a reforzarlos”.

El sindicato, agrega, les hace ver a los actores, sobre todo a los más jóvenes, que no trabajen gratis solo por salir en Tv.; que es una obligación de los productores pagarles un salario justo, de acuerdo con el rol que tengan en  el proyecto, y que no prostituyan el oficio.

 

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