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¿Conoce a alguien capaz de absorber la vitalidad y autoestima de quienes le rodean?

Si su respuesta es afirmativa, entonces, le conviene leer este artículo.

18 de marzo de 2012 Por: Redacción de El País

Si su respuesta es afirmativa, entonces, le conviene leer este artículo.

Son verdaderos vampiros. Aunque no vistan siempre de negro ni duerman en féretros. Tampoco tienen ojeras y colmillos pronunciados, pero se las ingenian, no para ‘chupar’ la sangre de sus víctimas, sino para absorberles su energía y transformarles su estilo de vida. Se les reconoce como vampiros emocionales y se disfrazan de padres, esposas, amigos, compañeros de trabajo y hasta de jefes.No vuelan, pero merodean como “depredadores” en acecho cuando sus necesidades internas se los exige. O por lo menos eso señala Albert J. Bernstein, sicólogo norteamericano, en su libro Vampiros Emocionales. El experto los clasifica en antisociales, histriónicos, narcisistas, obsesivos y paranoicos.Preocúpese. Desde hace mucho husmean en centros comerciales, empresas y clubes sociales de Cali. La sicóloga Gloria Hurtado dice que los ‘vampiros’ tienen una propensión grande a beber la última gota de las energías, las ideas, los estados de ánimo de los demás. “Son muy fuertes y suelen descargar en uno su agresividad o frustración y uno queda vuelto nada”.A Julieta la absorbe permanentemente un vampiro. Es su esposo. Todo el tiempo la grita y la trata como si fuera su empleada. “Me dice: qué le debo traer, qué tengo que hacer, no me pide favores. Sólo cumplo órdenes y eso me genera depresión ”, señala la mujer.Este tipo de comportamientos, según el siquiatra Lucio David González, son propios de los ‘vampiros paranoicos’. “En el fondo sienten temor a perder su identidad y una forma de protegerse es poniéndose una coraza que les haga creer a los demás que son poderosos”.Para zafarse de esta y otra clase de ‘chupa-energías’ es necesario identificarlos. Gloria Hurtado indica que es fundamental que la víctima tenga claro qué tipo de energía le produce la persona: tristeza, culpabilidad, frustración. “Lo importante, es reconocerlos”, sentencia.1. AntisocialesLos vampiros antisociales son engañosos y mantienen de mal humor. Infunden miedo y con él logran sus objetivos. Así los califica Albert J. Bernstein, sicólogo norteamericano y autor del libro ‘Vampiros Emocionales’. Un ejemplo de este tipo de vampiro es el de algunos padres, que con gritos y enojos reducen a sus hijos y así logran sus objetivos. La sicóloga Gloria Hurtado manifiesta que son felices descalificando a los demás. Su frase preferida es: “Usted no sirve para nada”, por eso, recomiendan dejarlos solos.2. HistriónicosHacen trucos para atrapar a su víctima. Lloran con facilidad, hacen berrinche, son superficiales y siempre se quejan porque nunca están conformes. Estos vampiros, según el siquiatra Lucio David González, son generalmente del sexo femenino, pero hay hombres que llevan muy bien el apelativo. Camilo Castañeda dice que esa definición le calza a un compañero de empresa. “Con su enfermedad en la piel causó pesar y así pasó de ser un simple obrero a jefe”.3. NarcisistasSon arrogantes, déspotas, antipáticos, sabelotodos. Están por encima del bien y del mal. También son intimidadores con sus actitudes de altanería, de alevosía, menosprecio, golpean las cosas, hablan por teléfono a gritos, son groseros.Así define a los vampiros narcisistas la terapeuta de pareja Rosalba Urrutia. Dice que este tipo de personas hacen sentir a su pareja menoscabada, inhibida, incapaz y ésta se siente afectada y cada vez con una autoestima más baja.Es el caso típico de las mujeres, cuyos esposos son machistas. Se reconocen a kilómetros porque nunca escuchan y viven engañados porque se creen dueños del liderazgo que los hace importantes y valederos.4. ObsesivosTambién son compulsivos. Creen que nunca habrá alguien que haga las cosas como ellos, critican, escarban entre los defectos de los demás para reducirlos. Si usted tiene un jefe así, reconocerá que le hace sentir como si no tuviera las capacidades o las habilidades para hacer su trabajo, sostiene la terapeuta Rosalba Urrutia. Valentina Mendoza fue víctima de un vampiro. Cuenta que su jefe la absorbió tanto con su actitud negativa que terminó por hacerla renunciar.5. ParanoicosSe convierten en seres conflictivos, contestatarios porque viven paranoicos. Creen que son perseguidos, que los amigos hablan de ellos, que el jefe no los quiere. Tienen algo de narcisos porque siempre están pensando en cómo resolver sus necesidades, sin importarles las de los demás. “El problema es que sienten temor a dejar de ser ellos, porque necesitan que el mundo esté confluido para acceder a sus demandas”, sostiene el siquiatra Lucio David González.En el fondo buscan siempre ser consentidos.Cómo defenderseDemuéstrele que no tiene el control sobre usted. No se deje convencer de que no existen más opciones que él para su vida.AléjeseLa fuerza proviene de la conexión, entonces lo mejor que puede hacer con esa persona que está absorbiendo sus energías positivas es decirle adiós. Salirse de la hipnosis en la que lo tiene sumergido.SeguridadEnfrente sus miedos y aclare sus dudas, porque si permanece en medio de la confusión el vampiro podrá controlarlo.Toxicidad mentalSantiago Rojas Posada, en su libro ‘Desintoxícate’, dice que existen diez emociones básicas que todos conocemos y que pueden ser experimentadas en cualquier momento: enojo, tristeza, miedo, disgusto, desprecio, sorpresa, disfrute, turbación, culpabilidad y vergüenza.“Si son vividas durante el momento específico y con relación al hecho vivido, no generan alteración”.Sin embargo, “si persisten por largos periodos, alteran los estados de ánimo generando distintos grados de toxicidad interior”, precisa.Reglas de un vampiroConózcalosEl sicólogo Albert J. Bernstein, en su libro, dice que los vampiros se rigen por reglas completamente diferentes. “No son justos, pero sí consistentes”, advierte. Algunas de las frases que aplican son:“Mis necesidades son más importantes que las tuyas”. “Las reglas se aplican a otras personas, no a m픓No es culpa mía, ¡jamás!" “¡Quiero eso ya!” “Si no me salgo con la mía, me da una rabieta”.

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