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Conchita Wurst, el travesti barbado que desfila en París

Conchita Wurst, el cantante trasvestido ganador del festival de Eurovisión, desfila en pasarelas de París.

10 de julio de 2014 Por: Redacción de El País

Conchita Wurst, el cantante trasvestido ganador del festival de Eurovisión, desfila en pasarelas de París.

Con mucho negro y rojo sangre, Jean Paul Gaultier hizo desfilar modelos con aspecto de vampiro, incluyendo al cantante austríaco trasvestido en mujer con barba conocido como Conchita Wurst, que cerró el desfile luciendo un iconoclasta traje de novia de tul negro. Gaultier contó tras el desfile que había conocido a Conchita hace dos años y que en el reciente concurso de Eurovisión donde triunfó y se hizo famosa había “votado por ella” enviando 73 mensajes de texto a los organizadores.“Creó un nuevo género, el de un hombre con barba, con todos los atributos de la virilidad, pero muy femenino a la vez. Es una mezcla increíble. Es un acto de coraje y de belleza vivir la vida como uno quiere”, dijo Gaultier a los periodistas. Por lo general, en los desfiles los invitados aplauden al final. Con Gaultier no es así: varios modelos fueron saludados por una salva de aplausos, especialmente un vestido con capa de gaza totalmente transparente, con bandas de cristales Swarovski color rojo sangre que ocultaban las partes más íntimas. En otro estilo había un traje de jogging de lujo, en terciopelo forrado con visón, que se lleva con tacones muy altos. La colección también incluyó algunos modelos más fáciles de llevar. - La elegancia intemporal de Valentino - Las modelos deambulan con sus sandalias como si el tiempo no tuviese impacto alguno sobre ellas. Sus vestidos, faldas y tapados parecen posarse sobre sus cuerpos libres de toda contrariedad. Las creaciones de Valentino son de esas que nunca pasan de moda. Sentada en primera fila, la actriz Emma Watson observó atentamente las siluetas. Los diseñadores Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli explican en una nota entregada a los invitados que para la temporada otoño-invierno se inspiraron de los pintores pre-rafaelitas ingleses del siglo XIX.Sobre tal modelo hubo 1.000 horas de trabajo de tejido para un traje sastre, precisan, y 700 horas para otro con incrustaciones de cuero en una falda. Estamos en la alta costura, no hay duda. La sobriedad se impone en casi todas las siluetas, que hacen pensar en vestales. Hay modelos que parecen transformarse en estatuas de la antigua Grecia. Por su parte, la Maison Martin Margiela sorprendió con una colección que revivió “la memoria colectiva de la alta costura” celebrando la rica vestimenta del siglo XVIII y sus bordados, pero también la ropa actual reciclada: telas antiguas adquiridas en casas de remates, asociadas a bordados antiguos.

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