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Alessandra Rampolla, la 'profe' de los maridos

El 19 de mayo, a las 10:00 p.m., por el Canal Fox Life, Alessandra Rampolla presentará ‘Escuela para maridos’ junto al periodista argentino Alejandro Fantino. Diego Cadavid es el mediador en la casa donde conviven las ocho parejas.

15 de mayo de 2016 Por: Isabel Peláez | Reportera de El País

El 19 de mayo, a las 10:00 p.m., por el Canal Fox Life, Alessandra Rampolla presentará ‘Escuela para maridos’ junto al periodista argentino Alejandro Fantino. Diego Cadavid es el mediador en la casa donde conviven las ocho parejas.

La sexóloga puertorriqueña Alessandra Rampolla,  quien presentará ‘Escuela para Maridos’ en Colombia, sabe bien que es la fantasía sexual de muchos y muchas latinoamericanas.  Lo que en la vida real puede convertirse para ella en un problema a la hora de hallar pareja. “La gente se hace ideas en la cabeza. Soy  amiguita de estar en pareja estable, no soy de andar por ahí brincoteando, pero en mis momentos de estar soltera  aparece el que ni te habla porque te tiene miedo, o al que  se le salen las babas porque eres  sexóloga, no se sabe cuál de los dos me gusta menos”, confiesa la puertorriqueña radicada en Argentina.

 Pero ella tiene sus formas de detectar a tal espécimen: “Lo huelo, percibo fácil al que   viene con la lengua salida porque ‘¡Grrr! Me va atar con una media’. Me da un asco terrible   porque lo menos que quiero es que me vean como la sexóloga”. Y  también descarta al otro, “al que me tiene miedo, porque no posee la personalidad para estar conmigo. He tenido la suerte de que en la vida me he cruzado con personas normales que me miran y me dicen: ‘Alessandra, ¡Una mujer!’, a mí eso me atrae mucho, cuando siento que alguien me mira y está hablando conmigo no con una idea que se hizo en la cabeza ni está salivándose   porque soy la sexóloga. Si saliva mucho, no me gusta”.

 Sin embargo quienes no parecen quererla mucho son los hombres a los que ella pretende reformar en su ‘Escuela para Maridos’, un programa de Fox Life, que tiene  su versión para Colombia y empieza el 19 de mayo.

¿La sacaron de quicio estos maridos?

¡Sí! Dicen unas cosas que  por dentro estoy que ‘Lo exprimo’, ‘Lo ahorco’. A todas las parejas del programa  les tengo gran  cariño, los vi pasar por un proceso muy difícil, vi maridos altaneros, irrespetuosos, con  formas muy feas de tratar a sus parejas  y no me gusta eso, no me quedo tranquila y no suelo quedarme  callada.  No siempre a los maridos  les gustaba cuando yo abría la boca porque los regañaba. Alguno me miró mal y  le hice la cara de ¡Uich! Pero no me quedaba enojada. Debo velar porque se sigan las reglas  de respeto.

¿Cómo se portaron los maridos colombianos?

Sueles encontrar mucha resistencia de parte de ellos, porque  les cantamos  las quejas de sus esposas, pero estuvieron  muy comprometidos a manejar situaciones que  no les servían como pareja. Me gustó cómo aprovecharon  una experiencia tan loca de  una escuela para maridos.

¿Debería existir esta escuela? 

No hay una escuela donde le enseñen a su marido a ser mejor,  pero tendría que existir. En esta  todo  es real, las clases  son sobre   temas importantes  que la gran mayoría  de parejas nunca se han sentado  a discutir, como sus expectativas, sus ideas, cómo manejarían los celos,   la relación con la familia extendida, la convivencia, los hijos,  cosas que desgastan a la pareja  a largo plazo.

¿No se necesitará una escuela para esposas?

¡Por supuesto! Aunque las esposas del programa no toman clases todos los días, esta es una escuela para parejas. En el cásting de  Colombia hay dos mujeres tremendas  que aportan  a los comportamientos no deseados de sus maridos, eso que tanto les disgusta de ellos,  inconscientemente ellas se los permiten y tuvieron que hacer ajustes.

¿Hubo algún marido insalvable?

Todos son “mis pollitos”, no puedo decir quién es el más malo. Hay muchos muy malos y  algunas parejas que no se salvan y no llegan al final del programa.  Está en ellos hacer el cambio o no, y a  veces la pareja se da cuenta que  no van más. Todos los maridos tienen comportamientos  no deseables, pero si arrancaron una relación teniendo   un amor tan grande,  por ahí se pueden salvar.

¿Se refiere a comportamientos como los celos virtuales? ¿Cómo evitarlos?

Se puede manejar.  Lo primero es identificar que es una problemática real. En  el Reino Unido una de cada tres parejas que se divorcian en la demanda incluyen las palabras “red social”. Todos están pegados a Facebook y  WhatsApp, que no es tan bueno para la relación. Hay que negociar su manejo. He visto parejas en las  que cada uno las maneja como le da la  gana sin tomar en cuenta al otro. Si dicen: ‘¿Qué te parece a ti? ¿Con qué estás cómodo? ¿Vas a respetar tus límites y los míos?’ ‘Lleguemos  a un acuerdo’, va a ser distinto a que  cada uno haga lo suyo y  se genere un montón de espacio para   cosas escondidas e infidelidades potenciales. Deben fijar sus   límites.

¿Límites como cuáles, por ejemplo?

Mi compañero de set dice que su esposa le pidió no tener ‘Face’.   En mis  relaciones   he mantenido las redes sociales, pero hay que identificar su manejo  y revisar en la marcha para no incomodar al otro. 

¿Qué tipos de maridos se ven? 

En Colombia tuvimos un marido increíblemente machista, un colombo-cubano,  a quien le  dije: ‘‘Tú me haces acordar de mi papá que es de 1952, o sea... ¡mal!’. Otro quiere sexo múltiples veces al día, todos los días. Otro que  no quiere tener sexo con la esposa porque es cantante y si eyacula se la va la potencia de la  voz.  Hay una pareja que se dice cosas denigrantes, eso es violencia. 

¿Cuando desiste de educar  maridos? 

Cuando no hay  respeto. Uno debe poner límites. Toda pareja puede mejorar, pero no todo el mundo tiene que estar con  quien tiene al lado; muchas veces elegimos cosas que nos hacen daño.  Si alguien te hace mal, a tu integridad, a tu corazoncito,  al no sentirte  completa, acompañada, firme, sólida, esa persona no debería estar a tu lado.  A veces la decisión se aplaza cuando hay hijos, dependencia sentimental o económica, pero, por lo que sea, no puedes  elegir a alguien por encima de tu  dignidad.  

¿Como esposa, cuáles han sido las tareas más difíciles de lidiar?

Las tareas no son difíciles, pero a veces hay resistencia a escuchar algo distinto y a modificar comportamientos,   debes ver de dónde proviene; tiene que ver  con dolores y traumas de  cada uno.

¿Cuál es el marido ideal? 

Debe tener mucha paciencia, porque yo soy ¡muy, muy difícil! y me hace falta alguien que pueda bregar conmigo. Debe ser alguien con quien exista mutuo y profundo  respeto. Tu pareja  tiene que ser tu mejor amigo, tu persona favorita en este mundo, a quien también le quieres caer encima a besos y a cosas deliciosas, eróticas y  sexis. Una   combinación entre     compañero de vida, con quien  compartes ilusiones, proyectos, buena comunicación, lo  disfrutas y te cae bien.

¿Hay esposos que se caen mal? 

Y  no sabes la cantidad... Le preguntas al uno por el otro y te hablan  de forma tan despectiva, que uno  dice: ¿Qué hace  viviendo  con esa persona?

¿Y cómo evitar caerse  mal?

Debe haber respeto, confianza,  contención, seguridad y erotismo.

Algún consejo para los maridos...

Demasiadas parejas no trabajan en su relación, se enamoran, se juntan, a ver cómo sale la cosa, y  se requiere tener un plan de trabajo en equipo,  pensar ‘Cómo vamos a armar esto’, ‘¿Y si pasa esto o lo otro?’ ‘Vamos a  cambiar de  estrategia’. Es un poquito de trabajo, pero debe ser divertido, emocionante.

¿Usted lo aplicó en su matrimonio?

Claro. Cuando me casé,  muchos años atrás, una de las primeras cosas que definimos con mi ex marido es que queríamos baños separados. No quería encontrarme un pelo, ni un calzón en la bañera. Negociar esas cosas ayuda a que haya fluidez en la convivencia,  desde algo práctico como quién se baña dónde y quién hace  tal tarea, hasta  su actitud con las redes sociales, cómo  manejar los celos.

¿Tiene pareja? ¿Cuánto llevan?

Estoy soltera oficialmente, con el corazón muy  contento gracias a Colombia.  Hay un bogotano que  anda por ahí dando la vuelta en mi corazón. Qué te puedo decir, es una cosa muy, muy reciente.

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