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A los 65 años, Bruce Jenner se convirtió en la mujer del año

Bastó que Vanity Fair le diera en julio la portada luciendo un corsé blanco y publicara el reportaje ‘Llámenme Caitlyn'.

29 de diciembre de 2015 Por: Redacción de El País

Bastó que Vanity Fair le diera en julio la portada luciendo un corsé blanco y publicara el reportaje ‘Llámenme Caitlyn'.

Este año nació Caitlyn Jenner, la sensual y chic mujer en que se convirtió el otrora exatleta y campeón olímpico estadounidense Bruce Jenner. Y  llegó al mundo con buena estrella:   ha sido tratada como toda una celebridad. Bastó que Vanity Fair le diera en  julio la portada  luciendo un corsé blanco y publicara el reportaje ‘Llámenme Caitlyn’,  sobre cómo fue su transformación, para que esta   dama se catapultara aún más y se convirtiera en estrella del show busines. Las noticias posteriores a su nacimiento como mujer lo confirman: ese día de la portada de Vanity se convirtió en Trending Topic Mundial con más de 88.000 tuits en una hora; le arrebató el récord a Barack Obama en Twitter. Con su nueva cuenta el presidente de EE.UU. logró un millón de seguidores en mayo en cinco horas. Caitlyn, cuyo nombre significa “pura”, lo logró en cuatro. El padrastro de las  polémicas hermanas Kardashian, de 65 años, también protagonizó el  documental  I’m Cait, por el que se embolsilló la suma de US$75 millones y fue la inspiración para el disfraz más vendido este año en su país para la fiesta de Halloween: un sexy corsé blanco que se vendió con pantaloncillos cortos y pelucas. Caitly fue nombrada Mujer del Año por la revista Glamour, honor que compartió con figuras como Reese Witherspoon y Victoria Beckham; fue la Mejor Vestida de una semana Vogue por el traje  Versace que lució en los premios Espy. Recibió, además, el premio  Arthur Ashe “por su coraje”. En esta ceremonia abogó ante un auditorio lleno de connotados deportistas por el respeto que se merecen los transexuales, por una sociedad más empática y un mundo mejor. “No hay nada malo en que seamos diferentes”, expresó la hoy activista de la comunidad LGBT. Antes del estreno de su documental, este antiguo hombre que tuvo tres esposas y seis hijos, presentó a su nueva pareja: Candis Cayne, actriz y modelo transgénero de 44 años, de Hawaii, a quien conoció en Nueva York en el  Gay Pride Parade. Estuvieron juntos en una fiesta y se volvieron desde entonces inseparables. Sus detractores, que entre otras cosas han clamado para que le quiten la medalla olímpica o como dijo un pastor en Arizona, “que se queme en el infierno”, también han asegurado que su metamorfosis solo se debe a la búsqueda de más fama  y dinero. A lo que ella responde: “No te cambias de género para protagonizar un programa. Pero si puedes hacer dinero con esto, no soy estúpida, tengo cuentas que pagar. No voy a dar excusas. Esto es un negocio”. Desde niño no se hallaba bien siendo varón.  Se sentía en otro cuerpo, porque según ha contado,  su cerebro, su alma, todo su ser, eran femeninos.  A los 10 años ya le gustaba vestir la ropa de su mamá y de sus hermanas. Esa fue  una de las primeras manifestaciones de su disforia de género, un trastorno que le hace sentir que su género no corresponde a la anatomía sexual con la que nació. Y nadie se imaginaba que, a ese héroe nacional estadounidense le encantaba usar brasieres y pantis femeninos debajo de su ropa masculina. Ese hombre al que llamaron para que encarnara a Superman o a un hombre Marlboro, pero que nunca aceptó, decidió ir transformándose en mujer a los 35 años, cuando se retiró la barba con procesos de electrólisis. En los 80 con la ayuda de hormonas se fue dejando crecer los senos. Y recientemente se hizo una operación de feminización facial que duró diez horas, mediante la cual corrigió los párpados, el contorno de la frente, la mandíbula, el mentón y otros aspectos.

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