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¿Qué pasa con las importaciones de azúcar en Colombia?

Los gremios azucareros aseguran que en ningún momento han tratado de obstaculizar el ingreso del producto al país tal como lo asegura la SIC. Conozca las cifras que ilustran la situación.

11 de octubre de 2015 Por: Redacción de El País

Los gremios azucareros aseguran que en ningún momento han tratado de obstaculizar el ingreso del producto al país tal como lo asegura la SIC. Conozca las cifras que ilustran la situación.

El pasado miércoles la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, causó revuelo en el mundo empresarial del país al anunciar una multa sin precedentes de $ 324 mil millones a la industria azucarera del Valle, a la que acusó de obstaculizar importaciones tras, según esa entidad, haber conformado un cartel para ese fin.

Sin embargo,  la evolución de ese mercado parece mostrar lo contrario. 

De hecho, Colombia siempre ha importado azúcar, en especial desde los países de la Comunidad Andina de Naciones, CAN, ya que traerla desde Bolivia, Perú o Ecuador se hace bajo un arancel cero, es decir, sin impuestos ni restricciones.

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Tal dinámica se ha ceñido a los parámetros de la Franja Andina de Precios, un mecanismo legal que se creó para estabilizar el costo de importación de más de cien productos agrícolas, entre ellos el azúcar, frente a la volatilidad de los mercados.

Y como refuerzo a esa política en el año 2000 el Gobierno colombiano dio vida al Fondo de Estabilización de Precios del Azúcar, Fepa, cuyo objetivo principal es el procurar ingresos a los fabricantes de azúcar, consiguiendo que se regule la producción nacional y manteniendo a su vez la oferta del granulado en los diferentes mercados.

Pese a tales mecanismos regulatorios, las importaciones han venido en claro ascenso. Entre los años 2005 y 2014 en ese tipo de compras participaron 180 empresas, cuatro de ellas con domicilio en Cali, y consideradas como las más grandes jugadoras dentro de ese negocio.

En dicho periodo tales firmas, al lado de algunas industrias de alimentos introdujeron libremente al país 1,66 millones de toneladas, incluyendo compras hechas en los mercados de Guatemala, Costa Rica, El Salvador y otros  países.

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Ese movimiento importador, señala el presidente de Procaña, Carlos Hernando Molina, “demuestra que no hay carteles ni acuerdos para frenar esas compras, ya que el contrario, el producto ingresa al país en un mercado de libre competencia”. 

El Gobierno Nacional, anota el dirigente, es el único que puede restringir esas importaciones, ya que ni los ingenios ni los gremios del sector tienen esa potestad.

Molina recalca que únicamente entre los años 2012 y 2013 Colombia trajo desde el exterior más de 400.000 toneladas de azúcar, a pesar de que ello afecta la seguridad alimentaria y a la agroindustria nacional.

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El producto extranjero lo utilizan principalmente empresas fabricantes de dulces galletas  y confites, entre otras, a pesar de que la producción colombiana genera excedentes luego de atender el mercado doméstico e industrial. En el 2014 esa producción fue de 2,2 millones de toneladas, e incluso fue posible exportar alrededor de 800.000 toneladas.

Lo que viene 

Los ingenios a través de sus apoderados alistan sus respectivos recursos de reposición frente a las millonarias multas de la SIC.

Se estima que esta semana ya estarán listos esos recursos con los que se responderá a las acusaciones de cartelización para obstruir importaciones de azúcar y la libre competencia en el mercado.

El superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, tiene un plazo de dos meses para tomar una decisión final al respecto.

Las partes pueden acudir a las jurisdicciones contenciosas, a la interposición de una demanda de nulidad contra los actos administrativos proferidos por el superintendente, e incluso llegar hasta el propio Consejo de Estado.

 Cabe aclarar, que la sanción impuesta a los azucareros nada tiene que ver con la comisión de un delito ni conlleva responsabilidad penal.

El abogado de Asocaña, Pablo Cáceres, insiste en que las acusaciones son falsas y que  en el caso de Asocaña quedó demostrado “hasta la saciedad que las importaciones nunca se obstruyeron y se adjuntaron los registros de las importaciones que los industriales han hecho a lo largo de los años, desde el momento mismo del período de inicio de la investigación”.

 Mientras los alegatos jurídicos se presentan, el sector azucarero también está en vilo porque el Ministerio de Industria y Comercio, alista un decreto que rebaja del 116% al 70% los aranceles a las importaciones de azúcar. 

La medida aumentaría aún más las compras de granulado extranjero de lo cual se favorecerían algunas empresas que lo utilizan  en sus procesos productivos.

Endulzando desde Brasil

Muchos colombianos ignoran que un porcentaje del azúcar que consumen proviene de Brasil, la potencia del planeta en ese renglón y cuya producción anual es de 70 millones de toneladas. 

Al amparo de esa megaproducción ese país impone sus condiciones en precios a la hora de vender sus excedentes en el mercado internacional.

Por ello, entre los años 2010 y 2014, entraron al territorio colombiano 673.220 de toneladas del endulzante brasileño. Durante el 2014, de acuerdo con reportes de la Dian y Asocaña, el 82,5 % de esos cargamentos arribaron al puerto de Cartagena, el 14,8 % por Barranquilla y el 2,1 % por  Buenaventura.

Entre el 2010 y el 2014 el arancel (impuesto) que se liquidó al granulado importado del Brasil ha oscilado entre 3 % y 45 %.

Toda esa azúcar se distribuye posteriormente en el interior del país, en especial a departamentos como Antioquia, Cundinamarca y los santanderes, entre otros. 

Cabe recordar, que para los barcos mercantes no es rentable llegar a Buenaventura desde el Brasil debido a los altos costos por tonelada que les acarrea dar la vuelta por el Caribe y atravesar el canal de Panamá.

Las importadoras traen gran parte del granulado desde comercializadoras bolivianas y peruanas y es descargado en los puertos del Atlántico y poco en Buenaventura, también por razones de costos. En menor escala figuran compras en Guatemala, Costa Rica, Ecuador y El Salvador.

Las investigaciones de la SIC, que derivaron en las millonarias multas a los ingenios, surgieron hace cinco años luego de quejas elevadas por parte de las Compañía Nacional de Chocolates, Noel, Casa Luker, Nestlé de Colombia, Bimbo de Colombia, Meals de Colombia S.A., Coca-Cola Femsa, Bavaria, Coca-Cola Industria Nacional de Gaseosas, entre otras por el comportamiento, para ellos alcista, de los precios locales del azúcar.

Las mismas empresas solicitaron investigar si se estaban llevando a cabo prácticas restrictivas (a las importaciones) a través del Fondo de Estabilización de Precios del Azúcar (Fepa), al denunciar que el precio doméstico del granulado había subido hasta en un 45 %, elevando así su peso dentro de sus costos de producción.

Frente a ello, la SIC consideró en su decisión del miércoles pasado que el objetivo de ese fondo se desnaturalizó por las decisiones que adoptó su Consejo Directivo y le pidió al Gobierno Nacional revisar ese mecanismo en los próximos seis meses.

Cabe recordar que el Fepa lo preside el Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural o su delegado. 

Respecto a las quejas de dichos empresarios, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, Rafael Mejía, pone de presente que lo dicho por esas compañías no es cierto, ya que el azúcar apenas pesa escasamente 4 % en los costos de producción de confites y chocolates. 

Y sostiene que lo que no puede el Gobierno es compensar un problema cambiario de tales empresas con un ajuste de su política comercial al afectar al sector azucarero.

Ya la propia SIC había exonerado en el año 2012 a los ingenios frente a las acusaciones de una cartelización en materia de precios y cuotas de producción. La investigación dio un giro sorpresivo al “castigar” a los ingenios por un cartel para obstruir importaciones, aunque estas vienen creciendo.

Precios y mercados

En medio del auge de las importaciones, Colombia tiene hoy el segundo precio más bajo del azúcar en Latinoamérica  (US$ 0,72 por kilogramo), después de Brasil, mientras Costa Rica y Argentina presentan los más altos  (US$ 1,49 y US$ 1,46), respectivamente.

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Al respecto, Alex Carvajal, director de Asocaña en Bogotá, explica que pese al vaivén de las cotizaciones internacionales, “Colombia es apenas un tomador de precios, de tal manera que el precio doméstico se forma con base en la referencia internacional, más lo que cuesta importarlo al país”.

Calidad, en duda

Meses atrás, Asocaña y algunos empresarios detectaron que al país estaba llegando azúcar de baja calidad, en especial de Bolivia y Perú. lo cual constituía un irrespeto al consumidor. 

En algunos lotes, se detectaron hongos, moho, levaduras y coliformes. Una solicitud  en tal sentido fue enviada al Invima y se pidió la intervención del Ministerio de Agricultura.

Pese a ello, hasta el momento se ignoran las medidas adoptadas en ese campo para evitar riesgos a la salud de las personas.

El precio del endulzante en los mercados internacionales se forma con base en los excedentes de exportación de Brasil, India, la Unión Europea, Tailandia y Australia.

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Por ejemplo, en septiembre pasado, importar azúcar blanco a Colombia desde el principal productor y exportador del mundo, Brasil, costaba $2.200.000 tonelada, puesta en Bogotá. A su vez, de acuerdo con el Dane, el precio del azúcar nacional en el mercado mayorista de Bogotá fue de $ 2.051.000 la tonelada.

El costo del azúcar importado a Colombia incluye el precio internacional, el flete marítimo, los seguros, el arancel y los costos de internación desde el puerto hasta la ciudad donde finalmente llega.

“Por ello no es adecuado comparar el precio al consumidor frente al precio internacional, puesto que este último, como ya se mencionó, es un precio formado a partir de excedentes”, señala Carvajal.

El directivo recuerda que cuando el precio internacional del azúcar se eleva su arancel disminuye, y cuando se reduce el precio internacional, el arancel sube. Hoy, por ejemplo, la libra del granulado se cotiza en promedio a US$0,13 por libra en Nueva York. 

Al final, señala, se busca que el precio doméstico del producto se estabilice frente a las distorsiones del mercado internacional. Y es precisamente el Fepa y la Franja Andina de Precios, los instrumentos que permiten la estabilidad de las cotizaciones en favor de los consumidores.

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La SIC sostiene que los ingenios azucareros obstruyeron importaciones desde Costa Rica. Al respecto, el exministro y apoderado de los ingenios, Néstor Humberto Martínez, asegura que “nunca se inhibieron esas importaciones, y así lo certificaron bajo juramento los mismos exportadores de ese país en el marco de la investigación de la Superindustria”.

Y menos, anota, se hubieran torpedeado compras de azúcar en Guatemala y El Salvador. “Nunca conocimos de eso, y no hay pruebas al respecto”, dice el abogado.

Lo anterior demerita de alguna manera la posición de la SIC, ya que por ejemplo, seis de las más grandes compañías de alimentos del país han importado 140.000 toneladas de azúcar en los últimos ocho años para atender las demandas de sus factorías.

De allí que el mercado colombiano tenga libertad para ingresar ese insumo, así se afecte la estabilidad de la agroindustria azucarera del país.

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