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Nuevas movilizaciones campesinas generan incertidumbre en el agro

Este lunes se realiza una movilización campesina en el país y es posible un nuevo paro. El Valle plantea el agro que quiere para el futuro.

17 de marzo de 2014 Por: Francy Elena Chagüendo | Reportera de El País

Este lunes se realiza una movilización campesina en el país y es posible un nuevo paro. El Valle plantea el agro que quiere para el futuro.

Para este lunes está prevista una movilización campesina en todo el país para mostrar el inconformismo por el manejo que el Gobierno le ha dado a la crisis en el campo. Además, es posible que se fije otra fecha de paro agrario.Y es que nada parece ser suficiente para lograr que el panorama del sector agropecuario en Colombia mejore. Este año el sector tiene el presupuesto más alto de los últimos tiempos ($5,2 billones), además el Gobierno sigue tomando medidas para tratar de calmar las protestas de los cultivadores y responder a las peticiones de los gremios, que sienten que se han quedado solos.El futuro es incierto para muchos. En Colombia hay 42,6 millones de hectáreas de uso agropecuario, de las cuales 21,5 millones pueden destinarse a la agricultura, pero en realidad solo hay 3,8 millones de hectáreas productivas. Las razones de la incertidumbre son varias y en los últimos meses las han develado los campesinos, quienes consideran que no es rentable producir en el país. Para analistas como Víctor Julio Flórez, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional, el gran problema del agro es que carece de una política estatal.Pero para Hernán Arango, cultivador de Tuluá, el problema es muy sencillo y es que el agro no es competitivo y no hay herramientas de apoyo al sector. “El Estado nos dice compitan, pero no hay vías, no hay maquinaria, los insumos son altos. Si nos ponen a la par con los europeos, entonces que nos den las mismas condiciones que ellos tienen”, dice.El Gobierno informó que esta semana continuará el seguimiento a los compromisos acordados con los campesinos y el presidente Santos adoptó nuevas medidas: los insumos tendrán un precio máximo de referencia y se intervendrá el costo de los fertilizantes y luego de los plaguicidas, habrá también otro esquema para la compra masiva de insumos, a través de la Bolsa Mercantil de Colombia y Vecol, y se abrirá una línea de crédito asociativo para la compra de estos productos. Alejandro Estévez, presidente de Fedepapa, duda que las nuevas medidas beneficien a todos por igual, porque “no son soluciones de fondo, el sector está escéptico porque hasta ahora no se ha resuelto el problema”, dijo.El cultivador de Tuluá Hernán Arango dice que mientras todo esto se discute, los campesinos están cada vez más empobrecidos. “El Gobierno dice si su sector no es productivo, sencillamente cámbielo y lo cambio por qué, que me den la fórmula. Es muy fácil decir cambien, pero a su cuenta, riesgo e imaginación”, aseguró.Los gremios temen que el pacto agrario que construye el país está alejado tanto de los cultivadores como de la institucionalidad. “El Gobierno ha cumplido”El Gobierno Nacional insiste en que sí ha cumplido los diferentes acuerdos firmados con los cultivadores. Según el ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, de los 183 compromisos adquiridos con el sector, 70 se han cumplido en su totalidad y los demás son soluciones a mediano y largo plazo.“Este 19 de marzo seguiremos revisando estos acuerdos con los líderes campesinos que participaron de las mesa de diálogo”, dijo. Además, informó que a la fecha más de 300 concejos municipales y 28 departamentales están participando de las reuniones del Pacto Agrario. “El censo agropecuario que se ejecuta en la actualidad y el Pacto Agrario son elementos que van a terminar en la política del sector. En estos momentos están en movimiento, se está trabajando sobre ellos y el resultado será la expedición de la política”, explicó Lizarralde. Sin embargo, las exigencias para el Estado siguen. Luis Fernando Londoño, presidente de Asocaña y miembro de la Junta Directiva de la SAC, considera que al Gobierno no le debe temblar la mano para imponer las medidas de defensa comercial necesarias, como salvaguardias y medidas antidumping, en casos en que los cultivadores estén afectados por los bajos precios de venta y por el aumento en las importaciones.Por otro lado, dice que tal como otros países imponen fuertes y efectivos controles sanitarios a las importaciones de alimentos, Colombia debe también aplicar dichos controles, que iguale las condiciones de otras naciones e incluso las exigidas internamente a los productores.“En el largo plazo, el agro colombiano requiere de indicadores sostenibles de rentabilidad. Para este fin, existen múltiples tareas por parte del Gobierno para proveer bienes públicos básicos para el desarrollo”, aseguró Londoño.“El costo de recuperar el agro es muy alto y no sé si el Gobierno lo asumirᔠGerardo Satizábal hace parte de la nueva generación de agricultores del Valle del Cauca. Su familia ha vivido del cultivo de la uva por más de 60 años y pese a que tuvo la oportunidad de dedicarse a otros negocios, volvió a la tierra y retomó el conocimiento que ha sido heredado de sus padres y abuelos.Él es un convencido de que Colombia puede marcar la diferencia en Latinoamérica, si el país se concentra en sacar adelante la agricultura. “No somos un país desarrollado, no tenemos tecnología de vanguardia, pero somos trópico y tenemos un gran potencial agrícola. Creo que ese es nuestro futuro, pero para ello hay que tomar decisiones en este momento”, dice Satizábal, quien es ingeniero y hoy lidera una asociación de cultivadores de Uva (Prouva), con la que buscan cambiar el modelo de producción y tratan de regular el mercado. Su familia tiene 13 lotes de uva en Guacarí que producen al mes entre unas 8 y 12 toneladas, y destaca que con el cultivo de la uva se genera más empleo que con la caña. Las soluciones para el sector agropecuario, según este cultivador, son sencillas, aunque no se darán de la noche a la mañana. “Para mí, el problema del sector es de competitividad. No son solo insumos baratos, eso no es el fondo y es un paño de agua tibia”, asegura. Para este agricultor, de 36 años, el sector mejoraría si el Estado estimula la asociatividad, el uso de buenas prácticas agrícolas, la capacitación sobre el manejo de los costos, se implementan procesos estandarizados y se buscan aliados para tener una comercialización más segura. “Si actuamos ahora, el panorama en el mediano plazo sería diferente. Hay algo importante y es que desde el año pasado hay una preocupación por lo que le sucede con los productores colombianos, pero el costo de cambiar el agro nacional es muy alto y no sé si el Estado está en capacidad de darle ese impulso”.En Guacarí, Ginebra y sus alrededores existen cerca de 450 cultivadores de uva que siembran 600 hectáreas. En la región se producen 1200 toneladas mensuales, es decir, 14.000 toneladas al año que se comercializan en el departamento."El agro es una actividad altamente riesgosa en el país”El sueño de Sandra Milena García, gerente de Asoppitaya y de los cultivadores que hacen parte de esta asociación es que algún día exista una agro incluyente, con capacidad de negociación, rentable, sostenible, más justo y, sobre todo, con unas condiciones dignas para el ser humano “porque sin campo no hay ciudad”.Para esta líder que ha logrado colocar la pitaya que se produce en el Valle en mercados como el español y japonés, toda la actividad agrícola en Colombia es altamente riesgosa y en ocasiones inviable e insostenible debido a la incertidumbre en el mercadeo, los precios, los factores climáticos, los altos costos de insumos, vías carreteables en pésimas condiciones, que conlleven a ver el sector agropecuario como un negocio poco atractivo y por consiguiente en muchas ocasiones se piensa en un cambio de actividad.Pero a la vez tiene claro que se puede trabajar sobre una estrategia para lograr que el futuro de los agricultores nacionales sea mucho más alentador. Las soluciones que plantea esta productora pasan por: Mejorar las condiciones de las vías de acceso al sector rural; garantizar alianzas con el sector privado para la compra justa de los productos agrícolas, y que estos no se encuentren por debajo de los costos de producción en épocas de abundancia.Facilitar el acceso al crédito agropecuario y brindar opciones de condonación de intereses cuando el productor sea exitoso (dar bonificación por productividad).Garantizar una asistencia técnica efectiva y especializada; brindar apoyo técnico y financiero efectivo para los procesos de implementación de las Buenas Prácticas y certificaciones. “Además, financiar los procesos de comercialización de los productos tanto para el mercado nacional como internacional y lograr más apoyo para la investigación”, señala. En el Valle y el Eje Cafetero existen aproximadamente unas 60 hectáreas sembradas con pitaya, pero el potencial de siembra podría ser 4 veces más. Requiere una alta inversión inicial, por eso los cultivadores necesitan créditos y alianzas comerciales.

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