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Leonardo Villar, director de Fedesarrollo. | Foto: Archivo de El País

PETRÓLEO

"No hay riesgo de que Colombia caiga en una recesión": Fedesarrollo

Leonardo Villar, director de Fedesarrollo, dice que el Gobierno no ahorró durante la bonanza petrolera para enfrentar la desaceleración de la economía. El 2017 será un año de crecimiento mediocre, afirma.

9 de julio de 2017 Por: Alfredo García Sierra / Reportero de El País

Tras venir de tasas de crecimiento del 4% y 5% años atrás, Colombia se enfrenta hoy a un pobre desempeño de su economía en 2017. Pero aún así no caerá en una recesión.

Así lo observa Leonardo Villar, director de Fedesarrollo, el principal centro de estudios e investigaciones económicas del país, tras considerar que si el Gobierno hubiera ahorrado parte del dinero de la bonanza petrolera, la economía, y sobre todo la industria y el agro, no estarían pasando dificultades.

Y aunque este reconocido economista recalca que la rebaja de las tasas de interés por parte del Banco de la República es importante, la transmisión de sus efectos en los créditos tardará al menos 12 meses.

Frente a lo que sucederá con el dólar, estima que se mantendrá entre $2.850 y $3.100. Es decir, que no bajará por el momento.

¿Sí sirve una rebaja de medio punto en la tasa de interés del Banco de la República para reactivar el consumo y la economía, pues hay escépticos que no creen en la efectividad de esa medida?

El Banco de la República tiene una tarea muy compleja en su propósito de mantener la inflación bajo control y de ayudar a estabilizar la economía. Tradicionalmente el Emisor ha sido muy cauteloso en ese proceso y el deterioro de los indicadores de la actividad económica en este semestre ha conducido a una rebaja importante en la tasa de interés.

Los efectos de esa reducción son importantes y con seguridad los vamos a ver para una mejora en el desempeño económico.

Pero, ¿ qué tan rápido los colombianos podrán tener un alivio en los créditos, sobre todo aquellos que están muy endeudados?


Esos efectos tienen un rezago, es decir, que no se ven inmediatamente y tampoco puede pensarse que es una única solución. Todo depende de las características de los créditos que haya tomado la gente. Los que están atados a la DTF la transmisión de esa rebaja es relativamente rápida, pero hay otros que son de tasa fija a largo plazo (2 o 3 años) y por lo tanto no se ajustan igual frente a la tasa del Banco de la República. Pero las tasas van a seguir bajando, aunque se estima que se tardan entre 4 y 12 meses en transmitirse al valor de los préstamos con base en el comportamiento de la dinámica económica.

Sin embargo, creemos que esa reducción de tasas en los primeros seis meses del año constituye un factor clave para prever un mejor dinamismo de la economía en el segundo semestre.

Eso significa que la economía volverá a despegar...


El segundo semestre sería mejor que el primero, pero de todas maneras vamos a tener un año con un crecimiento económico mediocre que estimamos será del 2% y con algunos riesgos hacia la baja.

Hay un impacto rezagado de la caída en el precio del petróleo y los productos básicos que se transmite de muchas formas a la economía. Pero una de ellas es la necesidad de recortar el gasto público, algo que ha sucedido en los dos últimos años, y aumentar los impuestos.

Ambas cosas eran indispensables para darle sostenibilidad a las finanzas públicas, pero eso tiene en el corto plazo un impacto en la desaceleración en la demanda agregada de la economía.

El otro impacto, para entender lo que sucede, viene de las economías vecinas que eran el destino de exportaciones, diferentes a las de productos básicos. Todos sabemos del drama que vive Venezuela y el colapso absoluto de su economía, lo que ha impactado las exportaciones. A eso se une una recesión en Ecuador y un comportamiento muy pobre en América Latina.

¿Qué tanto han pesado los recientes escándalos de corrupción en todo este panorama?


Ha pesado un tema que para Colombia ha sido importante y son las demoras en el tema de construcción de infraestructura que se asocian a los problemas de corrupción en Odebrecht y de otras compañías brasileras.

Estos problemas de corrupción han generado dificultades para la concesión de algunos de los grandes proyectos. En el caso del Perú eso tuvo una reducción muy grande en el crecimiento, aunque en Colombia ese impacto particular ha sido un poco más moderado.

El Gobierno nunca reconoció que Colombia tuvo enfermedad holandesa, es decir, que no aprovechó la bonanza petrolera para apoyar a otros sectores. ¿Ese frenazo económico es culpable en parte de la crisis actual?

Es evidente con lo que sucede en este periodo es que nos volvimos demasiado dependientes de las exportaciones de productos básicos (petróleo, carbón y minería, etc). Ante todo, no ahorramos lo suficiente cuando el país se beneficiaba de ese auge. La mejor manera de beneficiarse de un auge (minero-petrolero) para evitar la enfermedad holandesa es que se hayan ahorrado esos recursos desde el punto de vista de las finanzas públicas.

Con ese ahorro se evitan procesos como la apreciación cambiaria que desestimula a muchos sectores productivos. La falta de ahorro sí incidió en un aumento del peso frente al dólar y en una pérdida de competitividad de la industria y la agricultura.

¿Pero hay riesgo de que Colombia caiga en una eventual recesión debido a ese entorno tan difícil?


En realidad no vemos ese riesgo en este momento. Diría que a pesar del gran pesimismo existente como resultado de las encuestas al consumidor y a las industrias, y el ambiente político y económico, debe reconocerse que Colombia se está comportando relativamente mejor que otros países latinoamericanos. Hasta hace poco el liderazgo en materia de PIB era de Perú, pero se ha desacelerado tanto que sus perspectivas son muy parecidas a las colombianas.

A propósito de la fuerte alza del dólar, es factible que siga por largo tiempo por encima de los $3.000...

En el tema de tasa de cambio es difícil hacer cualquier pronóstico, porque depende de muchos factores que no son solamente colombianos, sino internacionales. Es algo que no controlamos.

La cotización del dólar está muy relacionada con lo que pase con el precio del petróleo y depende también de las condiciones del mercado financiero mundial.

Destacaría, sin embargo, que la tasa de cambio en el país ha sido bastante estable desde el segundo trimestre del año pasado. En las últimas semanas se ha registrado un aumento notable del dólar al subir de menos de $2.900 a más de $3.000. Pero en el último año el promedio de la cotización ha estado entre $2.850 y $3.100 con oscilaciones, pero dentro de ese rango en el cual muy probablemente esa tasa de cambio se va a mantener sin descartar riesgos.

El propio Banco de la República ve incertidumbre en cuanto al comportamiento de la inflación. ¿Ese no es acaso un mensaje de que podría cerrar el 2017 por encima del 4%?


La misma estabilidad de la tasa de cambio ha ayudado a que la inflación baje. Y a eso se ha unido la reversión en los precios de los alimentos que aumentaron dramáticamente a mediados del año pasado.
Fedesarrollo proyecta que la tasa de inflación podría ubicarse por debajo del 4% a finales de julio. Es factible que en los meses siguientes se vea una ligera tendencia al alza nuevamente y podría terminarse el año con un índice de precios en alrededor del 4,3%, que es nuestro estimativo.

La razón es porque vamos a estar comparando el comportamiento de los precios de este año con unos precios que en la segunda mitad del 2016 estaban cayendo de manera muy acelerada. Por eso la inflación anual podría mostrar algún incremento.

De allí, que el manejo de la política monetaria por parte del Banco de la República no sea fácil y que el proceso de rebaja de tasas de interés se interrumpa después del mes de agosto próximo. Y que la tasa se estabilice entre 5% y 5,25%.

Para muchos la reforma tributaria también es culpable del frenazo económico, y sobre todo por el alza del IVA. ¿Qué tanto la reforma afectó el consumo de empresas y hogares?

El tema de la reforma tributaria siempre hay que mirarlo en perspectiva y analizando las alternativas que había. Es evidente que un aumento de los impuestos, y en especial del IVA, tiene un impacto de desestímulo al consumo y en el corto plazo ha ayudado a la desaceleración de la economía.

La pregunta más relevante creo, es si eso era evitable, pero afortunadamente ese aumento en la tributación ha permitido darle sostenibilidad a las finanzas públicas para este año y el entrante. Ha permitido, asimismo, un flujo de financiamiento sólido, una tasa de cambio estable, una inflación a la baja y una credibilidad en el buen manejo de la macroeconomía.

Si no se hubiera hecho la reforma, habríamos tenido un rebaja de notas por parte de las calificadoras de riesgo y un faltante —ya que cayeron los ingresos del petróleo— para financiar el balance fiscal, pues todos nos empobrecimos un poquito. Por lo tanto habría sido necesario un ajuste más dramático. Ahí sí estaríamos hablando de una situación recesiva.

¿Cómo califica la gestión económica de la administración Santos, un campo que se critica, a pesar de que logró la paz con las Farc?

Es difícil calificar un gobierno cuando todavía está actuando y hay muchos calores políticos en el debate. Si algo pudiera cuestionarse es el hecho de que en los primeros años se pensó que la bonanza petrolera se estaba volviendo permanente. Eso facilitó un aumento en el gasto y una falta de ahorro que hizo más difícil el proceso de ajuste posterior, aunque con costos menores.

Pero el hecho de que Colombia muestre tasas positivas de crecimiento y superiores a otros países muestra que hubo una política macroeconómica cuidadosa con una tasa de desempleo menor.
Pensaría que hubo un manejo razonablemente bueno.

Reforma pensional

¿Cabe pensar en una reforma pensional con una economía frenada?

La reforma pensional es un imperativo. Es difícil que se tramite antes de que finalice el actual Gobierno, pero será una prioridad de cualquier gobierno que entre en el 2018.

Sería una reforma con implicaciones de largo plazo, que es urgente, precisamente porque si no se hace, los efectos se van a demorar aún más. Cualquier cosa que se haga solo se observa 10 o 15 años más adelante.

No se debe pensar que esa reforma pensional no debe ser para arreglar solamente un problema de coyuntura económica.

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