Las empresas colombianas podrán tener un sello de Cultura de Paz: Icontec

Febrero 25, 2018 - 11:30 p. m. 2018-02-25 Por:
Alfredo García Sierra / El País 
Roberto Enrique Montoya, director de Icontec

Roberto Enrique Montoya, director de Icontec

Archivo El País

El proceso de paz en que está inmersa Colombia es fundamental no solo para las personas, sino para las organizaciones empresariales. De allí, que el Instituto Colombiano de Normas Técnicas, Icontec, haya implementado un sello de Cultura de Paz para otorgarlo a las compañías que quieran comprometerse con ese proceso.

Es la primera vez que se implementa una certificación de esa naturaleza, ya que generalmente el Icontec otorga sellos por calidad de productos y servicios.

El director de la entidad, Roberto Enrique Montoya, hará el lanzamiento de esa norma el próximo 1 de marzo en Bogotá con el apoyo de la Universidad Javeriana y la Fundación PazPaís.

¿Por qué certificar a las empresas colombianas con un sello de Cultura de Paz?

El Icontec tiene en este momento un compromiso de contribuir a la sostenibilidad de las empresas en lo económico, lo ambiental y en la dimensión social. Y un tema para la construcción de la paz toca directamente la Responsabilidad Social Empresarial. No podemos ser ajenos a ese proceso y dejarlo solo en manos del Estado o de unos entes territoriales. Individualmente y colectivamente somos responsables, y allí las empresas no solo tienen una responsabilidad con el pasado, sino con el posconflicto para hacerlo sostenible en el tiempo.

No es solo que los acuerdos de paz (con las Farc) se implementen solo en los territorios, sino al interior de las compañías. No es lo mismo una empresa en Bogotá que una en los Llanos Orientales, o en regiones más afectadas por la violencia.

¿Cuáles son esas bases para que la paz también contagie a las empresas y a sus colaboradores?

Allí hay aspectos claves como la humanización, el respeto de los derechos humanos y la capacidad de resolver conflictos. Somos una sociedad violenta y puede haber organizaciones donde se maltrata a la gente y no se respetan sus derechos. La norma lo que está buscando es que desde las empresas se contribuya a esos acuerdos, buscando que en las mismas se respire un ambiente de paz, de concordia, de calidad en el trato con la gente, más espacios de tolerancia y convivencia que permitan superar las diferencias. La norma tiene varios ejes. El primero es ¿cuál es el rol de la organización en los acuerdos de paz, qué planes concretos tiene?

Los otros pasan por la humanización, los derechos humanos, combatiendo así el trabajo infantil, y la capacidad de resolver conflictos al interior de las empresas.

¿Cómo nació la idea de certificar a las empresas bajo esta norma, muy diferente a la que se otorga a procesos de calidad de productos y servicios por parte del Icontec?

Trabajé muchos años en la Universidad Javeriana, donde me desempeñé como decano de ingeniería. Estando en el Icontec nos buscaron profesores e investigadores de la Facultad de Ciencias Políticas de la universidad muy vinculados a los temas de paz. Y ellos plantearon la idea sobre si era posible que las empresas de una manera sistemática y práctica pudieran tener ese sello. Les dije que lo veía muy difícil llevar una idea —que tenía todo el sentido conceptualmente hablando— de contribuir a la paz desde las empresas bajo una norma técnica.

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Fue una tarea compleja, pues el significado de paz infiere de una persona a otra y además es un proceso que está en construcción. Pero luego de un trabajo del equipo técnico del Icontec se logró esa certificación bajo los sistemas de gestión que conocen las empresas como la ISO-9001 y la ISO -14000, para llegar a un sello de cultura de paz organizacional.

¿Cómo es el trámite?

Al igual que las certificaciones que expide el Icontec, son normas de acogida voluntaria por parte de las empresas. Cabe recordar, por ejemplo, que muchas de estas normas los reglamentadores —que puede ser un ministerio— las pueden adoptar y convertir en obligatorias.

En este caso las empresas deberán decidir si en sus programas de responsabilidad social los temas de contribución a la cultura de paz son importantes para su ADN.

Otro aspecto es que podrán recibir capacitación para conocer la norma y allí la Universidad Javeriana estará encargada de esa tarea. Eso incluye cursos, diplomados y otros.

El convenio fue firmado en el 2016 y eso llevó dos años de implementación. La norma se terminó el año pasado, y su lanzamiento será el 1 de marzo en Bogotá.

¿Han recibido otros apoyos, fuera de la Javeriana?

La Fundación PazPaís es la segunda institución que nos brinda ese apoyo y acompañamiento de asesoría a las empresas para que lo implementen. Icontec, luego de cumplirse el proceso, otorga el sello de Cultura de Paz. El mismo tiene una característica particular y es que tiene tres niveles. El primero es para las empresas que tienen la intención de construir esa cultura de paz; un segundo es la concientización, mientras el tercer nivel corresponde al compromiso directo con ese proceso al interior de las organizaciones. Es una labor en la cual las empresas pueden ir progresivamente construyendo esa cultura, lo cual no se hace de la noche a la mañana.

Desde la óptica empresarial, ¿cómo se recibió el anuncio de crear un Sello de Cultura de Paz?

Hay unas expresiones de sorpresa, pero también de beneplácito porque Icontec está comprometido con estos temas. Y un caso especial es el del Grupo Nutresa que aceptó ser el interlocutor. En reuniones que he tenido en la Cámara de Comercio de Bogotá hay muchos interesados. Y allí la Javeriana podrá ofrecer los cursos para llegar a la certificación que otorga el Icontec. Pero me encantaría tener el mismo número de empresas que están bajo la norma ISO-9001, aunque no es la meta. Lo que buscamos es contribuir desde la sostenibilidad a que los empresarios sean conscientes sobre su papel en la construcción de la paz, lo cual le haría mucho bien al país.

Pero ¿cómo hacer que los colombianos y las empresas no permitan que la corrupción se atraviese a esa cultura de paz?

Creo que hay una pérdida de credibilidad de nuestras instituciones y una forma de atacar ese fenómeno es bajo la reciente norma ISO-37001 de sistema de gestión para la administración de las organizaciones y que toca lo relacionado con el tema antisoborno, que es la modalidad más extendida de la corrupción.

Es un punto concreto en que se focaliza la norma para prevenir, detectar y mitigar las posibilidades de un soborno, aunque todos sabemos que es un imposible de blindar totalmente a una empresa u organización.

Son pasos que estamos siguiendo para frenar todo el impacto que tiene la corrupción en la sociedad y sobre todo por recursos que hubieran podido utilizarse para reducir los problemas de inequidad social.

¿Cuáles son esas ventajas de la cultura de paz en las diferentes escalas de una organización, no solo grande o pequeña?

Si uno lo mira desde la perspectiva económica para las empresas un país en paz significa menos tributos, más facilidades de negocios, seguridad y movimiento de mercancías. Lo que vivieron las empresas en la época de violencia fue muy duro, pues los costos en que incurrían para transportar sus productos eran elevadísimos.

Muchos no se podían enviar por carretera por el riesgo de ser atacados. No es solo el tema de la responsabilidad social, sino desde le punto de vista de las utilidades y otros beneficios.

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