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La reconstrucción, el mayor desafío para los japoneses

Se estima que vale US$300.000 millones y no se sabe si podrá disponer de ellos por la gran deuda pública, que suma 8,1 billones de euros.

27 de marzo de 2011 Por: Alda Mera I Redacción

Se estima que vale US$300.000 millones y no se sabe si podrá disponer de ellos por la gran deuda pública, que suma 8,1 billones de euros.

Ni el terremoto ni el tsunami sacudirían la economía japonesa que lleva 20 años en un marasmo que la tiene estancada. Ni siquiera el proceso de reconstrucción, cuyos costos se calculan en US$300.000 millones, moverían los índices económicos a favor del país asiático. Juan Esteban Carranza, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Icesi, ve la principal dificultad en que “el Gobierno de Japón arrastra una enorme deuda, así que tiene menos de dónde aferrarse para su reconstrucción”.El mismo gobierno nipón la calculó en 8,12 billones de euros, mientras que la economía cerró el 2010 con un crecimiento del 3,9%, muy por debajo de China que alcanzó el 9,2%.Sin embargo, los US$300.000 millones sólo son un cálculo preliminar, ya que el Banco Mundial, BM, dará a conocer un informe detallado en abril, “así que es muy pronto para saber realmente cuánto va a costar”, dice Jorge Mario Uribe, profesor de economía de Univalle.Ahora, si el proceso de reconstrucción tiene que financiarlo completamente el Gobierno, será un peso severo para las finanzas públicas. Sobre todo cuando se calcula que las aseguradoras cubrirán daños por sólo US$12.386 millones, indica Carranza, Ph. D. de Yale University. “Para los estándares de los países desarrollados, Japón tiene una deuda alta porque lleva 20 años luchando con una recesión crónica”, agrega.El problema, señala Carranza, es si Japón tendrá que incurrir en endeudamiento adicional o si tendrá que recortar el gasto público en programas sociales: “El gasto adicional tendría que venir del endeudamiento, porque lo otro sería subir los impuestos, pero no creo que los suban”.Jorge Mario Uribe señala un punto a favor y es que Japón, como está tan expuesto al riesgo (el 60% de los desastres naturales ocurren en esa zona), tiene un Fondo de Estabilización para estas situaciones que está invertido en los mismos títulos del gobierno japonés, pero también alrededor del mundo, y seguramente echen mano de ese fondo y haya repatriación de capitales.Más que las dificultades inherentes a procesos de este tipo, como contratación de firmas, Uribe agrega que la economía japonesa siempre ha estado preparada para este tipo de situaciones. Ejemplo de ello fue cuando en tiempo récord eliminó todos los efectos del terremoto de Kobe en 1995, de 7,2 grados y 6.400 muertos. “Lo peor es la parte humanitaria, pero lo de la infraestructura física se dará sin traumatismos porque cuenta con los recursos y la experiencia para ello y el BM les presta asesoría técnica”, explica.Incluso, afirma que en los pasados sismos Japón ha logrado retornar a sus niveles de crecimiento en un año. “El efecto sería de corto plazo, uno o dos años máximo, y en cifras, creería que se puede cumplir la previsión del BM, que disminuyó la tasa de crecimiento inicialmente, pero volvió y la subió y hasta es posible que la vuelva a incrementar”.De hecho, el ministro de Finanzas de Japón, Yoshihiko Noda, ya dio parte de tranquilidad gracias a la intervención en el mercado de divisas de los miembros del G7 para frenar la subida del yen y así lograr la estabilidad en los mercados. Japón y sus socios del G7, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania e Italia acordaron la operación conjunta de venta de yenes para depreciar la moneda nipona frente al dólar, y facilitar la recuperación del país. Así se blindó ante un eventual sobreprecio del yen, lo que encarecería más la reconstrucción. Y Ángel Gurría, secretario de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, dijo que el impacto del desastre en su crecimiento económico será temporal y breve. La recuperación masiva de infraestructuras, aeropuertos, viviendas y fábricas, significa una inyección en la actividad económica, destacó. Sin embargo, Carranza, opina que estas tragedias generan “un crecimiento artificial” porque reconstruir implica un gasto de todo el mundo, pero en el largo plazo la economía japonesa seguirá arrastrando con los problemas estructurales que tenía: una población que envejece rápido y el Estado debe proveer salud y pensiones; recesión y un mercado laboral con restricciones que dificultan la contratación así como encontrar trabajo.Gurría reconoció que al aumentar el gasto público se retrasará la consolidación fiscal nipona: “El impacto económico en Japón será temporal y modesto, y en la economía internacional más modesto todavía”, concluyó.En términos económicos, Jorge Mario Uribe dice que Japón va a salir rápido del impase, pero eso no significa que la economía tome la delantera en el concierto mundial. “Japón no repunta desde los 90 porque está estancada y eso no va a cambiar pronto”.Los especialistas señalan ventajas como el capital humano del pueblo japonés, que es muy importante, y el hecho de que presenten dificultades no significa que no tengan una economía supremamente productiva, que lo es y lo seguirá siendo. A su favor están su disciplina y su fama de ser los mejores ahorradores. Sin embargo, Carranza advierte que lo que necesitan ahora es “desahorrar” (invertir). “Son ahorradores porque es un país que exporta muchísimo y consumen menos de lo que producen, es una economía cuyo motor son las exportaciones y esa tendencia se mantendrá”, dice.Así las cosas, Japón seguiría con la misma senda que traía, de crecimiento no muy dinámico. Los analistas dudan de que este país pueda volver a esa tendencia que traía en los 70 y 80, cuando se creía que iba a superar a Estados Unidos como la primera potencia de la economía mundial.

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